Como los preparativos del viaje a Tíbet son muy extensos, los he detallado en este post a parte. Así, los lectores que únicamente quieren ver el diario del viaje pueden hacerlo en la entrada Tíbet: Un paseo por las nubes y los que estéis ya organizándolo tenéis esta entrada con todo lujo de detalles.
CUÁNDO IR
Esta es siempre la primera cuestión que hay que plantearse al organizar un viaje.
En el caso de Tíbet, la temporada alta va de mayo a octubre, cuando el clima no es muy frío y todas las carreteras están abiertas (cosa que no ocurre en temporada baja, de diciembre a febrero, con apenas turismo y donde muchos establecimientos están cerrados por estos motivos).
Los meses de febrero y marzo suelen estar «vetados» a extranjeros, ya que se celebra el Año Nuevo Chino y el Año Nuevo Tibetano respectivamente y todo está parado (concesiones, visados etc.), por lo que debéis evitar estos meses junto con los días 1 de mayo y 1 de octubre que son festivos nacionales y os podéis encontrar todo a reventar.
Los meses de verano coinciden con la temporada de lluvias en Tíbet, por lo que pese a que las temperaturas sean más agradables si tenéis en mente visitar el Campo Base del Everest yo los eliminaría sin pensarlo. El viaje os saldrá más caro, os encontraréis con muchísimo más turismo chino (y esto hay que evitarlo al máximo jajaja) y tenéis muchas menos posibilidades de ver la montaña más famosa del mundo despejada.
Por todo ello, los meses de primavera (abril-mayo) y otoño (septiembre-octubre) son los ideales para plantear este viaje.
Nosotros elegimos el mes de Abril y el clima fue perfecto.
Un consejo que vale oro es que, aunque os recomiende muchísimo el mes de abril (temporada media, precios más bajos, buen tiempo y poco turismo), NO elijáis la primera quincena. Como todo está cerrado en marzo estaréis hasta el último momento sin saber si tenéis permisos o no. Nosotros salimos el día 6 y estuvimos en vilo hasta el día antes. Mucho mejor viajar la segunda quincena.
El clima «político» es otro factor a tener en cuenta. Y esto lo viví en mis propias carnes, ya que la autoridades chinas permiten o deniegan la entrada a la Región Autónoma del Tíbet a su merced. En el apartado del visado os lo cuento al detalle porque tuvo tela el asunto.
VISADO
Normalmente el apartado visado lo pongo dentro de los «Datos prácticos» pero en este viaje a Tíbet fue algo tan sumamente complicado y que me dio tantos disgustos que he preferido dedicarle un apartado en solitario.
Antes de nada quiero remarcar que a Tíbet NO se puede ir por libre. Como leéis, todo lo tenéis que llevar contratado previamente con una agencia, con el itinerario detallado, hoteles y transporte definidos de antemano. Si luego «in situ» queréis cambiar algo, el guía deberá avisar a la agencia y pedir permisos.
Algo surrealista que estando en España nos parecía ciencia ficción pero que luego comprobamos sobre el terreno. Había controles de policía para poder acceder a monasterios o pasar por determinadas carreteras, y no uno ni dos, muchos. Incluso en alguno tuvimos que bajarnos del coche y pasar presencialmente por el control con nuestros pasaportes y nuestro guía con todos los papeles y permisos.
Los que hayáis estado en China ya sabréis lo que es tramitar un visado con este país, no es nada fácil y nada barato. Si no habéis estado podéis ver todas las indicaciones que puse en la entrada China: el viaje de las mil millas pero en este viaje a Tíbet el trámite tiene algunas complicaciones más.
Y es que a los chinos no les hace especial gracia que se visite Tíbet y por eso intentan hacerlo lo más complicado posible, para que seas tu mismo quien decida no ir. Esa fue mi impresión después de sufrir la angustia de estos trámites que os voy a describir.
El mejor momento para solicitar un visado para China es dos meses antes de la salida, ya que si lo pides antes corres el riesgo de que expire antes de que hayas salido del país (tiene una vigencia de 90 días a contar desde el día en el que se obtuvo).
Yo inicié la búsqueda de información en febrero, me descargué los formularios, las instrucciones y puse en marcha lo que pensaba que iba a ser un trámite sencillo ya que había tramitado el mismo visado hacía poco más de un año para el viaje a China.
Al no residir en Madrid ni Barcelona no podía ir a la embajada directamente para ahorrarme el costo del envío, por lo que todo lo tramité a través de la web visaforchina.org Me pareció lo más sencillo y de hecho ellos me ayudaron en todo lo que pudieron.
En su web podéis encontrar toda la información actualizada, por si hubiera cambiado desde que he escrito este post.
En la actualidad han cambiado un poco las cosas y aunque no residas en Madrid o Barcelona vas a tener que ir a una de estas dos ciudades, ya que deben recogerte las huellas dactilares de todos los dedos (salvo menores de 14 años, mayores de 70 o quienes ya hayan dejado sus huellas dactilares y obtenido el visado chino con el MISMO pasaporte en los últimos cinco años) en el Centro CVASC o en el Consulado Chino.
Empezáis a flipar ¿no? Yo me libré de esto porque fuimos antes de que entrara en vigor esta normativa pero en la actualidad es así. Como siempre os digo mirad los requisitos del momento en el que vayáis a viajar en las páginas oficiales, esto es super importante.
La siguiente novedad es que ya NO aceptan formularios de solicitud escritos a mano, solo aceptan formularios completados e impresos a través de la plataforma online de los CVASC (Chinese VISA Application Service Center, el enlace que os he puesto antes).
Los documentos que necesitareis serán los siguientes:
- Pasaporte original con al menos seis meses de validez y dos páginas en blanco.
- Pasaporte anterior o si no lo tienes o existe un tiempo entre tu pasaporte anterior y el nuevo hay que incluir una declaración explicando la situación. No lo piden siempre, os informará la agencia.
- Si en el pasaporte hay sellos de países de Oriente Medio o Turquía os pueden poner problemas.
- Fotocopia en blanco y negro de la página del pasaporte con tu foto y de las páginas que contengan cualquier visado para China que hayas obtenido con anterioridad.
- Atención a los requisitos de la fotografía que hay que mandar, vais a alucinar.
Fotografía reciente en color cuyo tamaño sea de 48 mm de alto x 33 mm de ancho con fondo blanco.
El ancho de la cabeza debe estar entre los 15 mm y 22 mm y la altura entre los 28 mm y 33 mm medido desde la parte inferior de la barbilla hasta la parte superior de la cabeza.
Además la foto la tienen que sacar completamente de frente, viéndose toda la cara, el cuello, las orejas y los hombros (si tenéis flequillo apartadlo y si tenéis mucho pelo como es mi caso pues para que se vean las orejas os lo tenéis que recoger también).
No podéis ladear la cabeza, ni sonreír, ni llevar joyas, ni gafas con montura oscura o gruesa, nada de flash con efecto ojos rojos o sombras ni ropa de color claro que no contraste con el fondo.
Os parece exagerado, pues sí. Pasa algo si no cumples esto, pues ni lo sé ni quiero averiguarlo, porque si cumpliendo todo ponen pegas… - El formulario de solicitud cumplimentado, impreso y firmado.
- La declaración impresa y firmada si realizas la solicitud a través del CVASC.
- Una copia impresa del comprobante de la cita (solo si realizas la solicitud a través del CVASC, puedes pedir la cita directamente en su web).
- Una carta de invitación emitida por una entidad o persona que CUMPLA LOS REQUISITOS EN CHINA (agencia CYTS, CITS, o CTS le llaman). Luego veréis porque remarco en mayúsculas esto.
- Al ser un visado Chino pero con entrada en Tíbet también tuvimos que enviarles el itinerario DETALLADO de todo lo que íbamos a ver cada día, los vuelos, hoteles incluidos en el Tour y el permiso de entrada en Tíbet que nos entregó la agencia (ya que como os comentaba a Tíbet no se puede ir por libre).
- Pueden pedir más requisitos, no es un visado para entrar en China sino en Tíbet por lo que tenéis que estar preparados para cualquier cosa. Todos estos requisitos son necesarios pero pueden no ser suficientes.
Nuestro primer problema comenzó con la agencia con quien habíamos decidido hacer el tour.
Era una agencia tibetana, con muy buenas opiniones y con la que cerramos el itinerario y el precio. Pero cuando enviamos la información a la agencia de tramitación del visado, nos respondieron que no era una agencia autorizada y que no iban a darnos el visado con ella. ¿Cómoooorrrr? Si había estado meses perfilando todo con ellos, me parecía increíble.
Les escribimos y lo que nos propusieron fue no decir que íbamos a Tíbet, es decir, pedir el visado chino con reservas de hoteles en China «Continental» que luego anularíamos (p.e. típico itinerario Pekín, Xi’An, Shanghái).
A mí esto no me convencía y a mi marido tampoco. ¿Y si luego estando allí teníamos problemas? ¿Y si se enteraban de que habíamos anulado las reservas o daba la casualidad de que aleatoriamente las controlaran y nos tocaba a nosotros?
La agencia de tramitación del visado nos decía que les habían dicho en el Consulado que por qué no cambiamos el itinerario para ir a China «Continental», que era todo más sencillo. Nuevamente ¿comorrr? No queríamos volver a China, queríamos conocer Tíbet, esto no era una opción. No dábamos crédito a lo que oíamos por teléfono.
Hablamos con foreros, con gente de Instagram que había ido y nos decían que ellos habían mentido y que no había pasado nada, pero a nosotros esto no nos gustaba un pelo… Ya habíamos comprobado lo que era China un año y medio antes y jugársela allí no es ninguna tontería por lo que con mucho pesar dejamos la agencia tibetana y empezamos de cero a buscar una agencia que cumpliera el requisito de ser CYTS y que hiciera el recorrido que queríamos nosotros, de forma privada y a un precio «normal».
A todo esto el tiempo corría en nuestra contra, entre fiestas chinas, tibetanas y este imprevisto con el que no contábamos.
Finalmente elegimos agencia, cerramos el contrato con ellos y nos enviaron la carta oficinal de la oficina de turismo de Tíbet junto con el itinerario.
Pese a esto, desde el 19 de marzo nos tuvieron esperando día tras día volviendo a insistir en que cambiáramos el destino por China (incluso hubo amenazas por nuestra parte diciéndoles que si reuniendo todos los requisitos nos denegaban la entrada lo denunciaríamos).
A finales de marzo y a menos de una semana de salir de viaje nos indicaron que el consulado había aceptado la solicitud pero que teníamos que esperar a que nos la enviaran. Bueno, pues nuestro vuelo salía el día 6 de abril y recibimos nuestros pasaportes con el visado chino el día 5 por la tarde. ¿Cómo os quedáis?
No os podéis imaginar lo que lloré en este proceso, la de vueltas que di, los nervios que pasé, la de emails que escribí y la de llamadas que hice para diariamente reclamar el visado. Fue un infierno.
No quiero asustar ni desmotivar a nadie con esto, solo quiero que sepáis como hay que tramitar las cosas y advertiros para que lo hagáis con el tiempo máximo. Mucho ánimo y mucha suerte con ello, no cedáis hasta conseguir el visado para empezar vuestro viaje, que luego veréis que todo esto compensa.
Todas estas explicaciones son viajando «por libre» ya que si contratáis el viaje con una agencia española ellos se encargaran de todo, pero nosotros no queríamos un tour con más gente ni estándar, nos va la marcha jejeje.
DATOS PRÁCTICOS
-Ruta: La distribución del viaje la hicimos de la siguiente forma
- España-Xi’an
- Xi’an-Xining
- Tren de las nubes- Lhasa
- Lhasa por libre
- Tour Palacio Potala, Monasterio Jokhang y Potala de noche
- Monasterio de Deprung, Palacio de Verano Norbulingka y Monasterio Sera
- Lhasa- Khamba la pass,-Lago Yamdrok-Karo La Glacier-Monasterio Ralung-Gyantse
- Monasterio Pelkor Chöde, Pagoda Kumbum-Monasterio Sakya
- Monasterio Rongbuk, Campo Base del Everest
- Campo Base del Everest-Shigatse
- Monasterio Tashilhumpo, Kora Shigatse-Lhasa
- Monasterio Ganden, Kora Ganden, Lhasa
- Lhasa-Xi’an
- Xi’an-Madrid
-Vuelo: Nosotros optamos por el vuelo directo que conecta Madrid con Xi’an (con la compañía china Eastern) por varias razones.
La primera es que al no tener escalas es más cómodo y se evita, además de pérdida de tiempo, disgustos con pérdidas de enlaces, maletas etc. Siempre que hay opción de vuelo directo no lo dudamos.
La segunda es porque desde Xi’an teníamos buena combinación para coger el tren que nos llevaría hasta Xining y enlazar con el tren litera de Lhasa, con buenos horarios y sin perder mucho tiempo en el transbordo (en el apartado del tren os lo explico al detalle).
Si hubiéramos optado por reservar un vuelo Xi’an Xining aunque el trayecto habría sido más corto, entre las esperas y los desplazamientos a/desde el aeropuerto al final no habríamos ganado mucho tiempo y cualquier atasco en ambas ciudades hubiera sido un problema si perdíamos el tren. No nos la queríamos jugar porque los billetes de tren a Lhasa no son fáciles de conseguir.
Otra opción que tenéis es volar a Shanghái (que también hay vuelo directo desde España) pero eso implica ampliar el viaje en tren un día más y nosotros no queríamos perder ese tiempo ni, sinceramente, pasar más tiempo en un tren chino jajaja.
También se puede volar a Shanghái y enlazar con un vuelo interno hasta Xining (de unas tres horas y media de duración) pero nos gustaba más la opción de Xi’an.
El trayecto Lhasa- Xi’an lo hicimos en avión, volando con la compañía China Eastern.
Y un detalle: si no os dan en el avión los papelitos que hay que rellenar para entregar en el control de pasaportes al llegar a Xi’an cogedlos. Sin ellos no os dejarán pasar y os tocará volver a hacer la cola.
-Trenes: Como habéis leído antes, nos preocupaba mucho perder el tren que nos llevaría a Lhasa.
Este es el famoso tren transtibetano llamado «Tren de las nubes» o «Tren del cielo» que parte de Xining y atraviesa hasta llegar a Lhasa unos paisajes únicos. Tiene la fama (bien merecida) de ser uno de los trayectos en tren más bonitos del mundo, además de ser el tren que viaja a mayor altitud (esta línea atraviesa el conocido paso de Taangula que está a, nada mas y nada menos, que 5.072 metros sobre el nivel del mar.
Algo que no debéis olvidar es llevar en todo momento los permisos para entrar en Tíbet, sin ellos no os dejarán subir al tren.
Además durante el trayecto os entregarán una hoja en inglés que hay que rellenar y firmar (llevad bolígrafo) donde tienes que poner que estas en buenas condiciones de salud. Os lo deja el revisor y después pasa a recogerlo.
Los billetes de tren los reservamos a través de la web Travelchinaguide.com y fue todo perfecto.
Hay que tener en cuenta que los trenes chinos NO se pueden reservar con meses de anticipación (las reservas se abren 30 día antes) y lo que hace la agencia es tener tus preferencias y en cuanto salen a la venta te los reserva (en ningún momento te va a mandar los billetes, te envía la reserva y con ella y tu identificación debes ir a la estación de tren a recoger físicamente los billetes).
Os dejo una foto en donde veis la reserva y los billetes que recogimos en la estación.
Por este motivo le dimos diferentes combinaciones de horarios para los trayectos Xi’an-Xining y Xining-Lhasa y les remarcamos en mayúsculas, negrita y doble subrayado que el trayecto Xining-Lhasa lo queríamos en litera blanda (soft slepper).
Ya teníamos la experiencia de dormir en un tren chino y los compartimentos de literas duras no eran una opción. Esto es algo muy personal, quizás a vosotros no os importe, pero yo no quería estar veinte horas allí metida con tanta gente (hay seis literas en vez de cuatro y no, no hay ningún compartimento de dos) y encima durmiendo mal.
Para que os hagáis una idea de los trayectos, salimos desde Xi’an North a las 7:·36 (un buen madrugón si, porque hay que estar en la estación mínimo hora y media antes para recoger los billetes y pasar los controles de seguridad), llegamos a Xining a las 12:27 y nos montamos en el famoso tren de las nubes a las 14:01 llegando a Lhasa al día siguiente a medio día (11:20).
El tren hasta Xining no tiene ningún problema de disponibilidad pero el que va de allí a Lhasa si, está muy cotizado, va siempre lleno y los billetes suelen agotarse el primer día que salen.
Por ello, es mejor que tengan vuestra reserva cuanto antes, les enviéis un email de recordatorio a la agencia el día antes (si, soy un poco histérica lo reconozco) y crucéis los dedos para tener plaza en el mismo camarote (ya que se puede dar el caso de que os separen porque no haya dos plazas en primera).
También ayuda el tener flexibilidad para adaptarse a los horarios si no se consiguiera reserva en litera blanda en el mismo compartimento en el horario elegido.
Y os preguntareis: pero habiendo un vuelo directo desde Xi’an a Lhasa ¿por qué tanto lío para ir en tren?
Elegimos el tren como medio de transporte para llegar a Lhasa por dos motivos: vivir la experiencia de viajar en el transtibetano (algo que os recomiendo encarecidamente y del que guardo un gran recuerdo) e irnos adaptando a la altura, cuestión muy importante que os detallaré en el siguiente apartado.
-Mal de altura: Si habéis estado en países como Perú o Nepal este apartado os lo podéis saltar. Pero si como nosotros, es la primera vez que vais a «volar tan alto» debéis conocer cuales son las precauciones que hay que tomar para no empezar el viaje con mal pie o en el hospital ya que el mal de altura produce mareos, dolor de cabeza, náuseas, insomnio o fatiga.
Os recomiendo acudir a vuestro médico para que sea él quien os indique si debéis medicaros (a veces recetan Edemox u os indican tomar Biodramina con cafeína o pastillas de glucosa). El Ibuprofeno también ayuda a aliviar los síntomas pero lo dicho, acudir al médico antes del viaje y seguid sus consejos (por cierto, no hay vacunas obligatorias para ir a Tíbet).
Lhasa está a 3.650 metros sobre el nivel del mar, por lo que si se llega en avión la adaptación es nula. Puede que lo toleres bien y ni te enteres, pero ¿y si no es así?
Viajando en el tren de las nubes vas ascendiendo poco a poco, por lo que el cuerpo se va adaptando y además al llegar a Lhasa lo más recomendable es estar un día de aclimatación sin visitas programadas y sin hacer esfuerzos. Yo recuerdo que cuando subimos las escaleras para llegar a la habitación del hotel (era un primer piso) me faltaba el aire y el corazón me iba a mil por hora, me quedé alucinada.
Dicen que por cada 1000 metros de subida se debe guardar un día de aclimatación. Nosotros empleamos dos días (el viaje en tren y el día de descanso en Lhasa) por lo que aunque no lo cumplimos a rajatabla, algo nos acercamos (porque Xi’an está a 400 metros sobre el nivel del mar).
También es muy importante beber mucha agua, recomiendan 3 litros diarios, algo que a mi se me hizo muy difícil porque apenas bebo un vaso de agua al día.
Evitar el alcohol, comidas copiosas y no hacer esfuerzos son otros de los consejos que más se repiten para evitar el mal de altura. Esto no quiere decir que no te puedas tomar una cerveza, pero hay que ir observando cómo reacciona tu cuerpo y ver si te lo puedes permitir o no.
En las farmacias podéis comprar botellas de oxígeno (no son muy caras) aunque muchas veces estamos mal por el miedo que tenemos a padecer el mal de altura, por lo que no os obsesionéis, escuchad a vuestro cuerpo y no estéis mirando a cada rato a que altura estáis y si puede que os duela la cabeza o no. Si veis que los síntomas van cada vez a más y os encontráis peor, llamad a vuestro seguro médico para que os indiquen si debéis ir a un hospital u os mandan un médico al hotel.
En nuestro tour llevábamos en el coche una botella de oxígeno, en caso de haberla necesitado la teníamos incluida (esta bien tenerla para las zonas altas y remotas como el Campo Base del Everest).
-Agencia: Otro de los puntos claves del viaje a Tíbet es elegir la agencia con la que realizar el tour.
Como os comentaba al inicio del post, a Tíbet no se puede ir por libre por lo que una de las tareas más importantes que hay que hacer es diseñar el itinerario con los puntos que queréis ver y pedir precio a diferentes agencias (recordad lo que os contaba para el visado chino si decís que vais a Tíbet, que no sirven todas).
Además el itinerario tiene que estar muy bien pensado porque la agencia tiene que gestionar los permisos para visitar cada lugar que le indiquéis. El itinerario «a priori» no se puede modificar sobre la marcha por este tema.
Nosotros hicimos una modificación el último día de la ruta y nuestro guía nos dijo que pedía permiso y en función de lo que le dijeran lo modificábamos o no. No hubo problema pero no podéis modificar toda la ruta estando allí.
Windhorsetours fue la agencia elegida y pese a no ser nuestra primera opción (ya que queríamos viajar con una agencia tibetana) todo salió sobre ruedas. Se adaptaron 100% al itinerario que queríamos, el precio era aceptable y se encargaron de solicitarnos los permisos necesarios con el poco tiempo con el que contábamos.
Nosotros hicimos el tour en privado y en inglés, es decir, teníamos un guía y un conductor para los once días que pasamos en Tíbet para nosotros dos solos.
Tuvimos muchísima suerte al contar con un guía tibetano, ya que pudo contarnos muchísimos detalles de la cultura y la forma de vida del país. De lo único que no nos podía hablar (y nos lo dijo nada más montarnos en el coche) era de temas políticos. De hecho, en el coche había instaladas dos cámaras del gobierno chino. Alucinad con el control que llevan.
Lógicamente esta opción es mucho más cara que si se va en grupo, pero da libertad total para elegir los lugares y gestionar los tiempos. Además está el tema fotográfico, que no todo el mundo nos aguanta mil horas sacando fotos a un buda desde diferentes ángulos jajaja.
-Seguro: No me planteo viajar a Tíbet sin estar asegurado, creo que es una de las cosas más importantes que debéis llevar contratadas por anticipado porque no es una zona que destaque por su buena atención médica.
Como siempre digo, ojalá sea un dinero tirado y no tengáis que usarlo pero hay países en los que si o si hay que llevarlo y Tíbet es uno de ellos.
En este viaje es importantísimo contar con un buen seguro de viaje que te cubra los imprevistos estando a más de 3.000 metros, cosa que no cubren los seguros de viaje normales y que te puede dejar tirado cuando menos te lo esperes.
La compañía en la que siempre confiamos es Iati Seguros, y en este caso elegimos la modalidad Iati Mochilero ya que es la que cubre trekkings hasta 5.400 metros de altura. Mucho ojo con esto para no llevaros ningún disgusto.
Además, si entráis a través de este enlace o pinchando en la siguiente imagen tendréis un 5% de descuento, que no viene nada mal.
-Internet: ¿Te suena la censura china en las redes? Por desgracia en China no hay libertad para entrar en determinadas páginas como Facebook o Instagram, pero para los que visitamos el país por turismo hay una solución llamada VPN (Virtual Private Network).
Esta solución se puede ejecutar de dos formas.
La primera es instalando una aplicación en el móvil que lo que hace «a groso modo» es falsear la ubicación para que parezca que no estas en China y te puedas conectar evitando así la censura china. Es muy recomendable probarla antes porque si no funciona, una vez estés en China ya no hay remedio. Hay que pagar una tarifa mensual pero lo puedes dar de baja cuando quieras.
La segunda opción es comprando una SIM que lleve ya VPN instalado, que es más cómodo y la navegación es más rápida. Si optáis por esta última en la página web de holafly podéis ver las tarifas que tienen.
-Moneda: La moneda oficial Tíbet al igual que en China es el Renminbi, pero el término usado comúnmente es Yuan (CNY).
Del tour pagamos el 30% por paypal cuando realizamos la reserva y el resto antes de iniciar al tour.
También llevamos dinero en efectivo ya cambiado desde España para compras y cenas no incluidas en el tour.
Salvo en Lhasa y en la capital que utilicéis como base en China continental no vais a encontrar cajeros automáticos ni vais a poder pagar con tarjeta, por lo que haced una previsión de gastos para llevar el efectivo suficiente en yuanes (en pocos sitios aceptan dólares o euros).
-Hoteles: Al llevar el tour contratado por agencia los hoteles fueron los que ellos nos indicaron. No esperéis hotelazos de cinco estrellas pero en general estuvieron bien.
Otro mundo es la noche que se pasa en el Campo Base del Everest donde se duerme en habitaciones compartidas, con «baños» compartidos que son letrinas y poco más y mantas eléctricas porque no hay calefacción. ¿Cómodo? Para nada ¿Me importó? Para nada, porque fue un lugar único que bien merece el pasar una noche de penurias jajaja.
No olvidéis llevar pañuelos de papel y toallitas húmedas, serán vuestra salvación en paradas de carreteras o en el Everest.
En Xi’an reservamos el mismo hotel a la ida y a la vuelta a través de Booking. En el relato os cuento cuál fue y los problemas que tuvimos con ellos porque solo os adelanto que terminé llorando.
-Traslados: Lógicamente todo lo relativo al tour en Tíbet estaba contratado y pagado por anticipado (el traslado del aeropuerto de/hacia el aeropuerto de Lhasa y todas las visitas) pero la parte de china continental no.
Los traslados de/hacia el aeropuerto de Xi’an los contratamos con el hotel para estar más tranquilos y evitar tener que andar preguntando ni entendiéndonos con los chinos, que ya sabemos como las gastan. Pero cual fue nuestra sorpresa cuando no apareció nadie a buscarnos en el aeropuerto. Al final tuvimos que coger un taxi y no tuvimos ni una disculpa. Ese fue nuestro aterrizaje la segunda vez que pisábamos China. Para llevarnos a la estación de tren y al aeropuerto de vuelta no hubo problema pero la llegada fue desastrosa y muy en la linea «china».
-Comida: Esta vez íbamos aleccionados. No nos iba a pasar lo mismo que cuando visitamos China por primera vez, y menos teniendo que ir en un tren casi 24 horas y con muchas horas de coche.
La maleta no podía ser muy grande pero hicimos hueco para llevar sobres de embutido al vacío (jamón, salchichón y chorizo), pan de pita y barritas energéticas. Si nos los quitaban en el control del aeropuerto pues mala suerte pero al menos lo habríamos intentado.
No os imagináis lo rico que nos supo comer un bocadillo de salchichón estilo burrito en el tren de las nubes jajajaja. Nuestros compañeros de compartimento alucinaban.
Tengo que decir a su favor que la comida tibetana (momos, carne de yak, arroz frito etc) estaba buena y los lugares a los que nos llevaron (salvo en uno) estuvieron muy bien, pero teníamos nuestras provisiones españolas para complementar esta dieta.
EQUIPO
La ropa que metáis en la maleta dependerá de la época en la que vayáis. En nuestro caso, optamos por llevar ropa para vestirnos con el famoso sistema de capas, ya que la oscilación térmica que hay en abril todavía es alta.
Llevamos maletas blandas no muy grandes para poder colocarlas sin problema en los trenes (donde no hay apenas espacio) y manejarlas durante el tour por Tíbet (que hay que llevarlas en el coche y no era plan de andar con maletones gigantes que no entraran).
Mi maleta fue una mezcla de ropa. Por un lado llevé ropa más «casual» como vaqueros, deportivas, botas de abrigo y cazadora Napapijri y por otro, ropa más técnica como pantalones de montaña, plumas, cortavientos, polares, camisetas térmicas interiores, gorro, bragas para el cuello, botas de monte impermeables y guantes.
No os olvidéis de las gafas de sol, crema del sol y protector labial, ya que a esa altitud el sol es muy fuerte.
En el Campo Base del Everest hace mucho frío, sobre todo si vais a ver el amanecer y el atardecer, por lo que llevad ropa de mucho abrigo.
Coger un resfriado a 5.200 metros no es ninguna tontería y puede arruinar el resto del viaje, por lo que id siempre con vuestras capas para ir adaptando la ropa a la temperatura.
Llevamos los sacos de dormir para el tren de las nubes y para el Campo Base del Everest. En este último por la noche la temperatura bajaba muchísimo y aunque te dan mantas un saco viene muy bien. Además no es el lugar más higiénico del mundo, por lo que lo veo imprescindible.
Y como os he dicho antes no olvidéis los pañuelos de papel ¡os harán falta para los baños públicos de todo el viaje! Si los baños en China son una guarrada en Tíbet los superan. Son asquerosos a más no poder, no os voy a dar más detalles pero id preparados para ellos. Son parte del viaje jajaja y de la experiencia tibetana.
Si hablamos del equipo fotográfico, junto con la cámara Canon 70D es un gran acierto contar con un objetivo gran angular (en mi caso un 10-18 mm) para los paisajes, un teleobjetivo (55-250 mm) para los detalles y el objetivo intermedio 18-55 mm.
Podéis añadir un filtro degradado para evitar la sobre exposición del cielo en las fotografías de paisaje.
Es imprescindible llevar baterías y tarjetas de memoria ya que comprarlas allí puede ser misión imposible. Además el frío puede jugarte una mala pasada por lo que hay que estar preparado.
El trípode para sacarnos fotos juntos y fotografiar el palacio de Potala de noche y baterías de recarga, pero ¡ojo! En los aeropuertos no te dejan pasar baterías de recarga que no tengan indicada la potencia.
La electricidad en Tíbet es de 220V y los enchufes son de clavijas planas (de tres y de dos) y de clavija redonda (como en España). A mí me vino bien el adaptador porque mi secador tiene clavija redonda pero muy gorda y me suele pasar que no entra en los enchufes (que son para clavijas redondas pero más finas). Prefiero pecar de prudente y no estar todo el viaje con unos pelos de loca jajaja.
Y después de todas estas indicaciones, que no son pocas, empieza la mejor parte del viaje, la de disfrutar y admirar el país de las montañas, con sus gentes, sus tradiciones y sus increíbles paisajes. Un viaje que no vais a olvidar jamás.
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