Dubái era uno de esos destinos que contemplaba conocer en una escala pero que siempre se me terminaba resistiendo.
Un vuelo directo a Japón, una escala de pocas horas hacia Maldivas, o escalas en otros aeropuertos como el de Singapur.
Hasta que decidimos ponerle remedio a esto y dedicar un viaje en exclusiva para conocer la ciudad.
He de confesaros que no esperaba demasiado de este destino. Nunca me había «llamado» en exceso, pero qué equivocada estaba. Y es que a medida que iba organizando los preparativos, el viaje me motivaba más y más. Hasta el punto que estando allí ambos dijimos que queríamos volver y así poder conocer también Abu Dhabi y una zona concreta de su desierto.
¿Qué tiene Dubái? Piscinas infinitas rozando las nubes, el edificio más alto del mundo, islas artificiales, centros comerciales donde necesitas un mapa para encontrar las tiendas, hoteles de lujo donde te dan comida con oro y una parte tradicional donde poner los pies en la tierra después de tanta opulencia. Dubái es una ciudad que hay que ver al menos una vez en la vida y no solo en una corta escala.
Y en este post os voy a mostrar los motivos.
¡Allá vamos!
CUANDO IR
Si sois lectores habituales del blog, ya sabéis la importancia que le doy a la elección de la época a la hora de plantear un destino.
Y en el caso de Dubái esto cobra aún mayor importancia ya que en verano (meses de junio, julio, agosto y septiembre) se llegan a alcanzar los 40 e incluso 50 grados en la zona del desierto y la humedad es alta. Es temporada baja y por tanto los precios son menores pero en mi opinión no compensa. Ese combo calor extremo y humedad es mortal.
De diciembre a febrero es la mejor época para viajar a Dubái, pero también es temporada alta y los precios son elevados.
Si como nosotros, queréis ahorrar un poco pero sin sacrificar este tema, los meses de marzo y noviembre serían los idóneos. La temperatura es mucho más agradable y se puede disfrutar de la ciudad con un calor totalmente soportable (nosotros fuimos en marzo).
DATOS PRÁCTICOS
– Ruta: En este viaje nos centramos en Dubái y le dedicamos siete noches. La distribución de las visitas la hicimos de la siguiente forma:
- Madrid-Dubái
- Dubai Mall- Souk Al Bahar-Burj Khalifa y espectáculo de las fuentes de Dubái
- Dubái Frame-Souk Madinat Jumeirah-Jumeira Public Beach-Ibn Battuta Mall-Dubái Marina
- Deira- Bur Dubái- Espectáculo fuentes
- Día de playa en el Hotel Atlantis
- Address Sky View-Mall of the Emirates-Tour en lancha por Dubái Marina
- Piscina Address Sky View- Comida en el Burj Al Arab
- Dubái-Madrid
Una de las excursiones más famosas para hacer en Dubái es ir al Desierto. Nosotros no lo hicimos ya que la idea del desierto la tengo para combinar con Abu Dhabi en un hotel que es espectacular.
Pero si no conocéis ningún desierto o simplemente os apetece hacer esta excursión, la podéis contratar en Civitatis sin cena ni espectáculo (más económica) o con ambos. Tienen muy buenas opiniones y si reserváis desde el enlace que os he puesto con mi código personal, a vosotros no os costará nada y a mí me ayudáis con el mantenimiento del blog. Os lo agradezco en el alma.
– Vuelo: Al centrarnos únicamente en Dubái nuestro vuelo fue de ida y vuelta directo desde Madrid a Dubái con la compañía Emirates.
Si podéis hacer el combinado que os indicaba anteriormente, lo idóneo sería elegir un vuelo multidestino, entrando por Dubái y saliendo por Abu Dhabi o a la inversa.
Mucho ojo con lo que metéis en la maleta, ya que no hay que olvidar que es un país islámico y llevar productos porcinos no es lo más recomendable a nosotros nos gusta un montón llevarnos unos paquetes al vacío de un buen jamón, chorizo y salchichón jajaja pero es mejor no arriesgarse).
También hay que tener cuidado con los medicamentos como tranquilizantes, antidepresivos o somníferos que allí están prohibidos. Hay que llevarlos siempre con la correspondiente receta médica.
– Traslado a/desde el aeropuerto: Nuestro vuelo llegaba por la noche, por lo que la línea de metro no funcionaba y tampoco teníamos ganas de andar a esas horas con autobuses, maletas etc. Lo más cómodo era pedir un Uber directo a nuestro hotel.
La aplicación ya la teníamos instalada de nuestro viaje a Nueva York por lo que fue muy fácil. Sabes el precio por anticipado y a nosotros nos encanta.
Con los taxis siempre tenemos la sensación de que van a intentar timarnos o dar rodeo para cobrar más y eso con Uber no pasa. Aunque sea algo más caro (que no siempre) lo preferimos.
Si no es vuestro caso y el vuelo llega antes de media noche el metro es una opción económica y rápida para llegar al centro de Dubái.
En 25 minutos la línea roja os deja en la estación del Burj Khalifa y el Dubái Mall. Eso si, para poder usar el metro tendréis que comprar una Nol Card y recargarla con los viajes que deseéis. En función de donde esté vuestro hotel tendréis que pedir un taxi desde la estación de metro. Las distancias en Dubái no son ninguna broma y es una ciudad que no está hecha para caminar por ella.
Otra opción es reservar este traslado privado desde España. Así no tendréis que preocuparos de nada ya que todo lo lleváis cerrado desde casa y tendréis al conductor esperándoos con un cartel con vuestro nombre a la salida.
– Coche de alquiler: Nosotros no reservamos coche de alquiler ya que no salimos de Dubái, pero si no es vuestro caso, lo más interesante es alquilar un coche para ir por libre.
Por lo que leí, es totalmente seguro.
Tiene que ser una gozada conducir por carreteras rodeadas de dunas, parando a dormir en el impresionante hotel Anantara Qasr al Sarab Desert Resort y llegar a Abu Dhabi con toda la libertad que da tener transporte propio. Yo no me lo pensaría.
El carnet internacional de conducir no es obligatorio y se puede alquilar un coche con el carnet nacional español, aunque siempre es mejor llevarlo. Comprobad este requisito por si hubiera cambiado.
– Visado: Siendo español el único requisito para entrar en Dubái es llevar el pasaporte con una validez de al menos seis meses después de la fecha de salida del país y no estar más de 90 días en él. Cumpliendo estas dos cosas no hay que pagar ningún visado.
Si sois de otra nacionalidad deberás revisar la web de la embajada para conocer los requisitos de entrada al país.
Leí que era muy importante que el pasaporte no tuviera ningún sello de Israel para poder entrar en Dubái. No era nuestro caso puesto que no conocemos el país pero si fuera así es tan fácil como renovar el pasaporte para no jugársela.
Otra opción es hablar con la Embajada de Emiratos Árabes Unidos para que os indiquen si este requisito se aplica en el momento en el que viajéis.
– Moneda: En Emiratos Árabes Unidos la moneda es el Dírham de los Emiratos Árabes Unidos (AED). Aunque el pago con tarjeta está muy extendido, siempre viene bien tener algo de efectivo para compras pequeñas.
A mí me suele gustar llevar algo de dinero cambiado desde España, por si hubiera algún contratiempo (pese a que la comisión es mayor, pero viajo más tranquila).
El resto del efectivo optamos por sacarlo de un cajero con la tarjeta N26.
En hoteles, restaurantes y entradas a los lugares turísticos los pagamos directamente con la tarjeta N26 para evitar las comisiones en el cambio.
Como las condiciones bancarias cambian tan rápidamente os aconsejo revisar las condiciones de las tarjetas para decidir cual llevar.
Revolut es otra de las tarjetas que me suelen acompañar en mis viajes.
– Seguro: Un apartado al que siempre le doy mucha importancia y más en los tiempos que corren. La salud es lo primero y es donde no se debe escatimar. Debería de ser un elemento imprescindible en todos los viajes.
Además, en Dubái la sanidad no es precisamente barata y cualquier incidente te puede amargar el viaje y el bolsillo. Por ello, es recomendable elegir un seguro que cubra al menos una cantidad de 200.000 euros (como pasa en EEUU o Japón).
Nosotros siempre viajamos asegurados con Iati. Si accedéis a través de este enlace o pincháis en la foto, tendréis un 5% de descuento.
– Hoteles: En esas siete noches en Dubái nos alojamos en dos hoteles diferentes que llevé previamente reservados a través de Booking. Y ¿Por qué dos hoteles en la misma zona para una estancia que no es larga? Tendréis que seguir leyendo para averiguarlo porque uno de ellos es una auténtica brutalidad.
Algo que si que os recomiendo es que reservéis un hotel con piscina. Es una gozada llegar de turistear y pegarse un chapuzón para refrescarse.
– Internet: Aunque en los hoteles, centros comerciales y restaurantes hay wifi gratuito, yo siempre recomiendo tener internet 24 horas y sin el «incordio» de andar registrándote en cada lugar para tener este acceso.
Podéis reservar una tarjeta desde España con Civitatis (tienen varias opciones con diferentes precios) y recogerla en el propio aeropuerto, en el mostrador de Book My Wifi o adquirirla directamente en el aeropuerto (debéis tener un móvil libre para esto).
Nosotros optamos por reservar la tarjeta desde España y pese a que nuestro vuelo llegó por la noche esto no fue un problema ya que la tienda permanece abierta las 24 horas. Fue rápido y sencillo, muy recomendable.
– Electricidad: La corriente eléctrica en Dubái es de 230V y los enchufes son de tipo G, es decir, de tres clavijas. Por lo tanto, necesitaréis adaptador para poder usar vuestros aparatos electrónicos.
También os podéis encontrar algún enchufe tipo C, por eso, es mejor llevar un adaptador múltiple o preguntar previamente en el hotel el tipo de enchufes que tienen.
– Equipo: La ropa que metáis en la maleta va a tener un denominador común independientemente de la época del año en la que visitéis Dubái: el calor. Y es que al tratarse de una zona desértica podéis pasar calor o mucho calor, esas son las alternativas jajaja.
Nosotros fuimos en marzo y las temperaturas rondaban los 28 grados por el día y los 18 por la noche por lo que en la maleta metimos ropa veraniega pero también un par de cazadoras y fulares. Además, en los centros comerciales y restaurantes el aire acondicionado lo tienen a tope y se pasa hasta frío, por lo que no olvidéis algo de abrigo.
Si vuestro hotel tiene piscina (cosa que os recomiendo, como os he dicho antes) no olvidéis meter el bañador, las chanclas y un pareo o algún vestido para ir a la piscina cubiertos pero cómodos.
Gafas de sol, sombrero o gorra y crema del sol son indispensables en la maleta. Y si quisierais esquiar en algunas de las pistas cubiertas de los centros comerciales pues la indumentaria correspondiente.
Aunque en Dubái podéis vestir como queráis y es todo muy «moderno», no deja de ser un país musulmán y yo creo que hay que mostrar cierto respeto. Yo evité las faldas muy cortas y los grandes escotes y llevé algo más arreglado para acceder al Burj Al Arab.
Mi Canon 70D con los tres objetivos (teleobjetivo, gran angular y 18-55mm) fue el equipo fotográfico que llevé. El gran angular me vino muy bien porque en Dubái todo lo hacen a lo grande y los edificios no entran en las fotos si estás cerca jajaja.
– Comida: En Dubái os vais a encontrar restaurantes de todo tipo. Cadenas asiáticas como Din Tai Fung (que nos encanta por cierto), restaurantes griegos, africanos, americanos…No os van a faltar opciones ya que hay para todos los gustos y de todo tipo de precios.
Si queréis probar la comida típica no dudéis en pedir algunas de estas delicias:
Tajine: guiso de cordero y verduras que suele acompañarse con couscous.
Hummus: puré de garbanzos que a nosotros nos encanta.
Falafel: croquetas de garbanzos.
Samosas: son una especie de empanadillas rellenas normalmente de verduras.
Tabbule: ensalada de verduras, o Faina que es una tortilla de garbanzos.
Los Mezze son acompañamientos a las comidas principales y suelen ser pequeños platos de hummus, ensaladas picadas y quesos locales.
Y bueno, yo no había día que no me pidiera un Mint Lemonade , una auténtica delicia y súper refrescante ¡no olvidéis pedirlo, es adictivo!
Y como siempre, después de todos los datos viene lo mejor ¡el viaje!
Si quisierais ver el detalle de cada día y los vídeos de todos los lugares podéis acceder a la stories destacadas que tengo en Instragram ¡veréis todo antes de estar allí!
¡Allá vamos!
Día 1: Madrid-Dubái
Ay esas mariposillas en el estómago cuando va a comenzar un viaje que siempre están ahí y me encantan. El viaje a Dubái no era una excepción. A esas mariposillas le acompañaban los nervios de viajar en pandemia, con la incertidumbre que ello implicaba.
El vuelo iba medio vacío y la típica bolsa con antifaz y calcetines que suele dar la compañía Emirates la habían sustituido por una bolsa con mascarillas y gel hidroalcohólico. Una gozada ir solos en nuestra fila, con los asientos de los laterales libres para poder dejar nuestras cosas, incluso tumbarnos. Así las horas de avión se llevan mejor.
Al llegar a Dubái la cola para pasar el control de pasaporte era un tanto caótica y no todo el mundo respetaba la distancia ni la mascarilla, por lo que estábamos deseando salir de allí.
Una vez sellado el pasaporte recogimos las maletas y nos acercamos a la tienda para poder tener internet en el móvil. Un trámite que, como he indicado en el apartado de «Datos Prácticos» fue rápido y super sencillo.
Ya conectados con el mundo salimos de la terminal para poder pedir un Uber y llegar al hotel.
El hotel que elegimos ( el primero de ellos, ya que en Dubái nos alojamos en dos hoteles diferentes) fue el Double Tree by Hilton Dubai Business Bay, un hotel con muy buenas opiniones, moderno, cercano a la zona del Burj Khalifa y con muy buen precio.
La habitación nos encantó. Amplia, impecable y con una cama enorme y muy cómoda.
El baño tenía una bañera super bonita, ideal para darse un baño relajante después de estar turisteando por la ciudad.
Elegimos la habitación con vistas, la diferencia de precio no era desorbitada y nos permitimos ese capricho. Y es algo que os recomiendo 100%, ya lo iréis viendo en las fotos.
La cena nos la habían puesto en el avión por lo que solo queríamos dormir y descansar para tener las pilas cargadas para el día siguiente.
Día 2: Dubai Mall- Souk Al Bahar-Burj Khalifa y espectáculo de las fuentes de Dubái
Abrir las cortinas de la habitación y ver esta panorámica que os voy a enseñar es comenzar muy bien el día.
Allí teníamos ante nuestros ojos (aunque lo habíamos visto desde el Uber el día anterior, al ser de noche no lo pudimos apreciar bien) al impresionante Burj Khalifa.
Con vistas así se te pone una sonrisilla en la cara ya desde primera hora jejeje.
Bajamos a desayunar (un desayuno muy completo, con bufet y cocina en vivo) y ya con el estómago lleno y super descansados (no madrugamos, la verdad, y habíamos dormido genial) comenzamos las visitas del día.
Nuestra primera parada del día era el gigantesco centro comercial Dubai Mall.
Y es que el Dubai Mall no es un centro comercial cualquiera, estamos hablando de uno de los mayores centros comerciales del mundo, con 1.200 tiendas y una superficie de 55 hectáreas (lo equivalente a 50 campos de fútbol).
Un lugar donde las tiendas de lujo comparten espacio con cadenas internacionales, un zoco del oro tradicional, restaurantes, cines, un acuario, una pista de hielo y hasta una cascada interior.
Y precisamente esta fue nuestra primera parada: su impresionante cascada interior (The Waterfall).
Esta cascada artificial está decorada con figuras en caída libre que representan a los pescadores de perlas de Dubái.
El efecto de este manto de agua es una chulada, muy fotogénico.
Otro de los lugares que más me gustó del centro comercial fue la zona del Zoco (The Souk), con una arquitectura tradicional y un impresionante esqueleto de diplodocus del periodo jurásico encontrado en Wyoming en 2008 que, según leímos, se iba a subastar. Cuando nosotros fuimos allí seguía.
Se puede ver de forma gratuita en las horas de apertura del centro comercial.
Muy recomendable si sois cafeteros y queréis descansar un poco es % Arabica, no es barato pero el café está muy muy rico y se encuentra a la entrada del Zoco, por lo que pasareis por allí seguro.
El acuario es de pago pero desde fuera se puede ver de forma gratuita a través de un enorme ventanal a pececillos, tiburones, rayas etc. Nosotros no entramos. Después de la mala experiencia en el Oceanográfic de Valencia decidimos que no volveríamos a pagar por ver animalitos encerrados. Pero esto es algo muy subjetivo.
Os dejo el acceso a la web del Dubai Mall donde encontrareis toda la información del centro comercial para que preparéis vuestra visita.
Después de estar un par de horas recorriendo el interior de este gigantesco centro comercial, salimos para disfrutar de una de las imágenes más icónicas de Dubai: La Fuente de Dubai (Dubai Fountain)
Esta fuente se ubica en medio de un lago gigante que tiene como telón de fondo al impresionante Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo (hasta la fecha).
Un guauuuu fue lo que nos sacó cuando lo vimos allí plantado ¡Qué pasada! Y es que estar delante de este coloso, que es dos veces más alto que el Empire State de Nueva York no te deja indiferente.
Recorrimos toda esta zona con tranquilidad aprovechando que no hacía mucho calor. Os lo recomiendo totalmente ya que hay panorámicas muy auténticas. Mirad.
Pero sin duda el protagonista es él, el Burj Khalifa y es imposible no sacarle fotos desde todos los puntos que íbamos recorriendo.
Las letras de I Love Dubai y el corazón de Love Me, de Richard Hudson, son dos imprescindibles.
Otros puntos fotográficos chulos son el parque que hay al lado del zoco, el puente Souk Al Bahar y la zona frontal más cercana al Burj.
El Burg Khalifa es una proeza de la arquitectura y la ingeniería.
Con sus 828 metros es el edificio más alto del mundo, doblando en altura al Empire State de Nueva York y es visible a más de 90 km de distancia.
Su nombre se debe al presidente de los Emiratos Árabes Unidos y además del récord de altura del edificio en sí, tiene el mirador, el restaurante y la discoteca situados a más altura del mundo.
Alberga el Hotel Armani y varias zonas residenciales
¿Es impresionante o no?
Cruzando la laguna nos encontramos con otro de los centros comerciales o zocos que recomendaban visitar: Souk Al Bahar.
Mucho más pequeño y tradicional que su vecino, este zoco es una maravilla. Es una visita corta y muy recomendable si queréis encontrar tiendas mucho más auténticas.
Su exterior es de arquitectura tradicional y tiene alrededor de la fuente muchos restaurantes donde poder cenar con unas estupendas vistas.
Coincidió que al salir del zoco empezó el espectáculo de la fuente.
No sabíamos que había también espectáculo al mediodía pero mirando en la guía de viaje vimos que así era ( a las 13 y 13:30 y los viernes a las 13:30 y a las 14:00).
Chequead los horarios en la web del centro comercial para tenerlos en cuenta.
Lo más recomendable es ver esta zona de noche, cuando la fuente baila al son de la música y el espectáculo de luces te deja con la boca abierta, pero esto os lo enseñaré más tarde. A mí personalmente también me gustó mucho verlo de día, son dos perspectivas diferentes.
Paseamos un ratillo más alrededor de la laguna y nos fuimos en busca de la entrada del Burj Khalifa, que se encuentra en la planta baja del Dubai Mall.
Había reservado las entradas con anticipación a través de su web para subir a las cuatro y media de la tarde ya que la hora del atardecer es la mejor y por tanto la más demandada (en marzo anochece pronto).
De esta forma, nos ahorrábamos las largas colas y no nos arriesgábamos a quedarnos sin poder entrar.
El primero de los miradores está en la planta 124, a 442 metros (At The Top) y el segundo en la planta 125. Ambos miradores se ven con la misma entrada (esto fue lo que nosotros compramos)
Otra de las opciones es subir, además de a estos miradores, a la planta 148, a 555 metros, al que es el mirador más alto del mundo, e incluso adquirir una experiencia «top» contratando un té, una velada con champagne, canapés etc. Todo depende de lo que os queráis gastar.
En la web que os he indicado anteriormente tenéis todas las opciones. Recordad que NO hay tiempo máximo de estancia.
Antes de subir en el ascensor para llegar al mirador de la planta 124, en el que se os taponaran los oídos (sube a 10 metros por segundo), se pasa por un control de seguridad.
Es importante llevar los pasaportes junto con el ticket electrónico. Pasareis un escáner donde os miraran los bolsos y mochilas (si la mochila es muy grande o lleváis carrito de bebe deberéis dejarlos abajo) y ya después de esto se empieza con la visita.
Primero pasamos por una exposición multimedia muy interesante donde se expone la construcción de este edificio y de cómo la Dubai Creek Tower lo superará cuando esté terminada (obra de Santiago Calatrava por cierto). Se habla de 1.300 metros, una auténtica locura que me encantaría ver cuando esté terminada.
Y ya arriba, cuando llegamos al mirador y nos asomamos, los dos expresamos lo mismo ¡Madre mía! ¡Pero que locurón es este!
Parecía una maqueta de casitas, rascacielos y cochecitos. Como si estuviéramos jugando al juego de mesa «Hotel»
Este conjunto de rascacielos me llamó mucho la atención.
Y esta piscina…Piscina en la que estaríamos unos días más tarde (ya veréis que maravilla)
Estaba claro que no íbamos a tener atardecer. El sol estaba con una neblina que no lo dejaba brillar, y por tanto, el color del cielo no cambiaba, una pena pero por desgracia es algo bastante habitual en Dubái.
Aquí veis el mirador de la planta 124 desde la planta 125.
Y aquí la planta 124 (tiene un cristal pero si acercáis bien la cámara podéis sacar fotos nítidas como habéis visto antes).
No teníamos atardecer pero lo que si que podíamos ver era el espectáculo de las fuentes desde arriba. El efecto es muy chulo. Mirad las fotos que saqué con el teleobjetivo a través del cristal y por los huequitos que encontré jajaja.
Cuando el espectáculo terminó decidimos bajar (sin esperar a que anocheciera, habíamos leído que la iluminación de la ciudad no es especialmente interesante). Además queríamos coger buena mesa para cenar en uno de los restaurantes más recomendados (y desde donde veríamos el espectáculo de las fuentes con la iluminación).
La visita nos había encantado, es un must en Dubái y no me extraña.
Tribes Dubai Mall es el restaurante que os comentaba. Un restaurante africano con muy buenas opiniones tanto por su comida como por sus vistas.
Como fuimos pronto pudimos elegir mesa y nos ubicaron en la espectacular terraza con vistas a la fuente y, por tanto, al espectáculo.
Pedimos un par de hamburguesas y una limonada de fruta de la pasión que estaba de muerte.
Y mientras cenábamos comenzó a sonar la música. En Instagram podéis ver un vídeo del espectáculo (ponen músicas diferentes: tradicionales árabes, clásicas, de moda, incluso sonó una de Enrique Iglesias) y podréis ver durante la cena como mínimo un par de espectáculos ya que son cada media hora (comienzan a las 18 horas) y difieren en la música, la coreografía de los chorros etc.
Esta fuente fue ideada por los mismo ingenieros de las fuentes del Bellagio en Las Vegas. Tiene 275 metros de longitud y 7.000 focos.
El espectáculo es gratuito y se puede ver desde diferentes puntos.
Los más recomendados son desde la terraza de la tienda de Apple (suelen formarse colas, por lo que recomiendan llegar justo cuando acabe el espectáculo para coger sitio), desde el puente que lleva al Souk Al Bahar o desde alguno de los restaurantes con terraza del Dubai Mall o del Souk Al Bahar.
Nosotros teníamos pensado volver otro día para verlo desde otra ubicación, aunque era muy difícil que superase esta.
Una opción de pago es verlo desde la propia laguna en unos barcos tradicionales.
Pero no solo se iluminaban las fuentes, el Burj Khalifa también tenía su propia decoración y era simplemente ESPECTACULAR.
Terminada la cena y después de haber visto varios espectáculos, decidimos coger un UBER desde el punto que hay para ello en el Dubai Mall e irnos a descansar.
Sin duda en Dubái todo lo hacen a lo grande, y en este primer día lo habíamos comprobado.
Día 3: Dubái Frame-Souk Madinat Jumeirah-Jumeira Public Beach-Ibn Battuta Mall-Dubái Marina
Hoy el día amanecía super despejado y sin esa nieblilla que os comentaba que tuvimos ayer.
Mirad como brillaba el Burj Khalifa desde la ventana de nuestra habitación.
Nuevamente desayunamos sin prisas en el hotel (este viaje queríamos que fuera así, relajado) y cogimos un Uber para llegar a nuestra primera visita del día: Dubái Frame (o lo que es lo mismo, The Frame of Dubái).
The Frame of Dubái fue inaugurado en 2018 y es un enorme marco rectangular de 150 metros de altura por 105 metros de ancho situado en el parque de Zabeel, entre la ciudad moderna y la histórica.
Es también conocido como el marco dorado de Dubái o el mayor marco de fotos del planeta.
Cuando nos bajamos del Uber y lo vimos alucinamos. No solo por sus dimensiones sino porque es una preciosidad.
Llegamos justo a la hora de apertura y no había nadie, una gozada.
A medida que nos íbamos acercando se iba haciendo más y más complicado fotografiarlo entero debido a sus dimensiones. Y es que es muy muy grande, de verdad.
Está hecho de vidrio, acero, aluminio y hormigón armado pero con el brillo del sol parece que estuviera hecho de oro.
El diseño fue seleccionado entre más de 900 propuestas en un concurso organizado por el gobierno de Dubái. Fue concebido por el arquitecto mexicano Fernando Donis y se dice que al diseñador le robaron su propiedad intelectual y se le negó el crédito por el diseño.
Según Donis, cuando diseñó la estructura, vio a Dubái como una ciudad llena de emblemas y, en lugar de agregar otra, propuso enmarcar la ciudad. En lugar de construir una estructura masiva decidió construir un vacío para enmarcar continuamente el desarrollo del pasado, el presente y el futuro de Dubái, convirtiéndose en la estructura que celebra y al mismo tiempo limita la ciudad.
Y como no podía ser de otra entramos en este museo y comenzamos conociendo el pasado.
Una vez visto el pasado (ambientado con música tradicional y luz tenue), un ascensor nos llevó hasta la parte del presente. Y esta es la parte más chula ya que se tienen unas impresionantes vistas panorámicas de todo Dubái.
Por un lado tenemos la parte moderna de Dubái con sus rascacielos y, como no, con el Burj Khalifa, y en la otra la parte antigua con sus mezquitas.
En esta plataforma superior además nos esperaba una experiencia única: caminar sobre una plataforma de 93 metros que se volvía transparente cuando la pisabas. Para mí que tengo vértigo todo un reto.
En Instagram tengo un vídeo donde se ve cómo iba cambiando el suelo al pisarlo, la sensación era muy fuerte (para mí) pero muy chula.
Desde esta zona también podemos ver la famosa pintura de Sheikh Zayedel y el parque Zabeel.
Muy curioso fue ver una réplica del castillo de Himeji en Japón (si está Japón en vuestros planes os dejo el enlace a la entrada del blog de nuestro viaje por este increíble país).
También había unas bolas del mundo que no supimos lo que eran.
Después de este paseo por las nubes y de superar mis miedos de altura, pasamos a la zona del futuro. Allí nos pusieron una proyección de lo que sería el futuro de la ciudad y que ponía el broche a la visita.
Sin duda alguna The Frame había superado nuestras expectativas con creces, no me extraña que sea uno de los imprescindibles de Dubái.
Una vez fuera, decidimos dar una vuelta por los alrededores para sacar alguna foto más antes de irnos de la zona.
Pedimos un Uber y por el camino mirad lo que pudimos ver: el precioso Museo del Futuro (Museum of the Future).
La foto es desde el coche y con las lunas tintadas, por lo que hice lo que pude jejeje.
El edificio es espectacular, estaba todavía en obras (fijaros en la foto y veréis a los obreros, como hormiguitas de lo grande que es) y lógicamente no lo pudimos visitar.
Actualmente ya está inaugurado y por los videos que hemos visto, es una auténtica maravilla y otra de las atracciones top de Dubái.
Si volvemos a Dubái iremos seguro.
Después de esta sorpresa, nos dirigimos a la segunda visita del día: Souk Madinat Jumeirah.
Este zoco es una versión de un pueblo árabe tradicional, con su zoco, sus canales y palmeras.
Su interior es una preciosidad. Hay tiendas donde comprar un bonito recuerdo de Dubái para llevarte a casa, cafeterías y restaurantes con terrazas con estupendas vistas y si lo visitáis de día mucha tranquilidad (al menos cuando lo vimos nosotros).
Pero este zoco tiene otro atractivo y es que sus vistas al icónico hotel Burj Al Arab son una maravilla.
Seguro que habéis visto esta foto en más de un catálogo de viajes.
De noche iluminado tiene que estar precioso pero no pudimos volver para verlo. Queda pendiente para la siguiente visita a Dubái.
Aprovechamos que era la hora de comer para comprar un sándwich rápido y un café en el Starbucks.
Nos hubiera encantado tomar algo en una terraza pero todas las que vimos estaban cerradas. Además, como nos había pasado el día anterior, estábamos tan llenos con el desayuno que preferíamos hacer una comida muy ligera y luego cenar pronto.
Desde aquí decidimos ir caminando hasta la entrada del Burj Al Arab para verlo por fuera y después acercarnos hasta Jumeira Public Beach para ver otra vista diferente del famoso hotel.
Como podéis ver en la foto, hay un control de seguridad antes de entrar al recinto del Burj Al Arab, por lo que no sirve eso de «me voy a pasar por allí y con el disimulo a ver si cuela» jajaja. Si no estáis alojados en el hotel o tenéis alguna reserva allí, no podréis ver más. Nosotros entramos, pero eso os lo contaré más adelante. Os dejo con la intriga.
Ahora tocaba seguir caminando hasta llegar a la playa pública.
Me llamaron la atención cómo tenían montadas las paradas de los autobuses. Totalmente cerradas y con aire acondicionado. Muy top, sobretodo teniendo en cuenta que en verano las temperaturas son infernales.
Y llegamos a la playa. Arena blanquita, agua azul turquesa, como en el caribe.
Peeero cual fue nuestra sorpresa: LOS ALREDEDORES DEL BURJ ESTABAN LLENOS DE GRUAS Y OBRAS. ¡Vaya chascazo! Imposible tener una foto decente (mi idea de sacarlo con el agua azul del mar como había visto en muchas fotos al traste). Mirad mirad.
Optamos por tomar algo fresquito (después de la caminata lo agradecimos) en un chiringuito, meter un poco los pies en agua y pedir un Uber para llegar a nuestra siguiente visita del día.
Ibn Batutta es un centro comercial con zonas inspiradas en viajes, una gozada para los trotamundos ya que sin salir de allí te teletransportas a Andalucía, China, Egipto, Persia, India y Túnez.
Se creó para recordar al explorador árabe Ibn Battuta, de ahí su nombre, y está considerado como el centro comercial temático más grande del mundo.
No tiene tiendas super lujosas pero si, como nosotros, no tenéis intención de comprar diamantes ni ropa de diseño os encantará.
Además guarda un tesoro. En este centro comercial se encuentra un Starbucks muy especial y es que fijaros donde está ubicado. Junto con el de Kioto, en Japón y el de Nueva York, en EEUU este Starbucks ha sido uno de los más especiales.
Y no pudimos resistirnos a pedirnos un cafetito y pasar allí un rato.
Los que habéis estado en Irán diréis pufff pues vaya jajaja (porque las fotos que he visto de las mezquitas son impresionantes). Irán es un país que en un futuro me encantaría conocer. Por el momento me conformo con esto.
Pero el día no había terminado. Para cenar teníamos reserva en un restaurante especial en la zona de Dubai Marina, por lo que nuevamente Uber y al lío.
Dubai Marina es la zona donde viven la mayoría de extranjeros de Dubái. Está situada alrededor de un canal artificial de algo menos de 4 kilómetros y los yates, rascacielos y restaurantes de moda son lo más característico.
Una zona con muy buen ambiente (sobre todo ahora que ya el sol estaba bajando) y en la que decidimos pasear tranquilamente por el Dubai Marina Walk, hasta que llegara la hora de cenar. Fijaros que panorámicas más auténticas.
El rascacielos que más me llamó la atención fue la Torre Cayan, con su estructura en espiral de 90 grados ( es el primer rascacielos que hay empezando por la izquierda en la foto siguiente o, si miráis la foto anterior, el que está justo en el centro de la fotografía).
Según leí este diseño reduce la fuerza del viento y la radiación solar directa, dos temas muy importantes en una ciudad como Dubái.
Esta torre es obra del mismo estudio de arquitectura que construyó el Burj Khalifa.
También estuvimos mirando los tours en lancha que salen de aquí para hacer otro día. Era algo que no me quería perder pero para lo que hoy ya no nos daba tiempo.
Lo dejamos fichado y subimos al restaurante donde terminaríamos el día: The Observatory, ubicado en la planta 52 en el Hotel Dubai Marriott Harbour y con unas vistas de infarto a diferentes puntos de Dubái.
Mirad que vistazas a Dubai Marina. Espectaculares.
Y el famoso Hotel Atlantis, con una bonita grúa delante jajaja. Obviando la grúa, fijaros que vista tan bonita del hotel al atardecer.
Algo que ya se nos salía del presupuesto y que me gustaría hacer en otra ocasión es un paseo en helicoptero, o si me atreviera (que no creo), un salto en tándem sobre The Palm Jumeirah. Las vistas de esta famosa isla artificial desde el aire son impresionantes.
Una vista también muy chula a la palmera es la que se tiene desde el mirador The view at the Palm, para otra vez algo de esto caerá fijo jejeje. Si vais a este mirador muy cerca hay una cafetería donde desayunar o tomar un brunch muy cuqui: Saya Brasserie Café
Elegimos acudir a este restaurante a la hora del atardecer para poder tener las vistas de día y también de noche. Todo ello mientras cenábamos tranquilamente.
En la foto anterior podéis ver la Ain Dubai, la noria más grande y alta del mundo (250 metros, superando a la de Las Vegas) ubicada en la isla artificial Bluewaters.
Aquí podéis ver uno de los ramales de la famosa Palmera (The Palm Jumeirah).
La comida estuvo muy bien, presentada con gusto y muy rica, pero también muy cara. Tener esas vistas es lo que tiene.
En esta zona hay otro centro comercial: Dubai Marina Mall pero no nos pareció que tuviera nada especial y decidimos no entrar.
Ya era hora de volver al hotel a descansar, por lo que nuevamente pedimos un Uber y le dijimos «hasta pronto» a Dubai Marina.
Día 4: Deira- Bur Dubái- Espectáculo fuentes
Hoy nuestro objetivo era conocer el Dubái más tradicional, lejos de rascacielos y centros comerciales. Y para eso nada mejor que comenzar el día cogiendo un Uber que nos llevara hasta Deira, un barrio ubicado al norte del Dubai Creek.
Por el camino ya íbamos viendo el cambio: mezquitas, tiendas locales y edificios mucho más modestos.
Nada más bajar del Uber la llamada a la oración nos recibió. No podía ser más auténtico. Y es que Deira es precisamente uno de los barrios más antiguos de Dubái, donde se puede ver el origen de la ciudad y su pasado mercantil.
Por ello, la primera visita que hicimos fue el famoso Zoco del Oro.
Como os podéis imaginar por su nombre, este zoco cubierto cuenta con más de 300 tiendas de joyas.
Un lugar donde comprar perlas, pendientes con diamantes, gargantillas y donde ver el anillo de oro más grande del mundo (pero como les gusta hacer todo a lo grande). Tienen página web, os la dejo por si quisierais echar un vistazo antes de ir.
Nosotros nos limitamos a pasear por esta calle y mirar los escaparates pero continuamente nos «asaltaban» ofreciéndonos gangas. Se lo agradecíamos y decíamos que no, no por desconfianza sino porque no entraba en nuestros planes llevarnos un medallón de oro jajaja.
Según leímos, el gobierno hace inspecciones para asegurar la calidad de las piezas que se venden y debido a la competencia, los precios suelen ser bastante ajustados. No os lo puedo asegurar porque no lo comprobé en primera persona pero si lo hacéis, me lo podéis contar en comentarios.
El siguiente zoco que visitamos fue el Zoco de las Especias. Fue inevitable hacer mención a nuestro viaje por Marruecos donde disfrutamos muchísimo de este tipo de mercados, con sus colores y olores.
Además del comercio de especias muchas tiendas tienen souvenirs para los turistas. lo que le resta un poquito de encanto. pero que es entendible para poder mantener los negocios.
Continuamos dando un vuelta por la zona simplemente para ver el ambiente que había. El contraste con las zonas que habíamos visto hasta ahora de Dubái estaba siendo brutal.
Otra de las visitas que llevaba apuntada para hacer en Deira era Heritage House, una casa tradicional de finales del s. XIX.
Esta fue la casa de Sheikh Ahmed bin Dalmouk, un famosos comerciante de perlas.
Después de su muerte, la casa pasó por varios propietarios hasta que el gobierno decidió comprarla para restaurarla y mostrarla al público. Nosotros no nos acercamos ya que estaba cerrada por obras.
Al lado de la Heritage House se encuentra Al-Ahmadiya School, la primera escuela de la ciudad, fundada en el año 1912. También se encontraba en obras por lo que estas dos visitas las dejamos para otra ocasión.
Después de dar una vuelta por la zona, volvimos al punto donde nos dejó el Uber para coger un barco tradicional llamado Adra y así poder pasar a la zona de Bur Dubai, nuestra segunda visita del día.
Este lugar es el llamado Dubai Creek, una ría natural, que se adentra en Dubái diez kilómetros y separa los barrios de Deira y Bur Dubai.
Las vistas, tanto desde los muelles como desde el barco son muy auténticas. Os recomiendo totalmente disfrutar de este mini paseo en barco. En Instagram tenéis un video del trayecto.
Y llegamos a la otra orilla, desembarcamos y caminamos hasta nuestra primera visita en Bur dubai.
El Gran Zoco Bur Dubái es el zoco más antiguo de la ciudad. Los puestos son muy variados, puedes encontrar ropa, pashminas, especias, camisetas y todo tipo de imitaciones.
Como era mediodía lo recorrimos prácticamente solos y claro, todos los vendedores nos llamaban para entrar en su tienda, incluso en español jajaja. Llegaron a llamarme Angelina Jolie por los ojos, yo me moría.
Después de dar una vuelta por el zoco nos acercamos al Museo de Dubái.
Este museo ocupa el fuerte Al Fahidi, construido hacia 1800 y considerado el edificio más antiguo que se conserva en Dubái. Dentro se ve la evolución de Dubái, desde los tiempos de la pesca y las perlas a lo que es actualmente.
Seguimos caminando hasta llegar al Barrio histórico de Al Bastakiya.
De calles estrechas, casas de color tierra al estilo tradicional y muchas tiendas de artesanía, cafés y museos, es una zona de Dubái que no os podéis perder.
Dos elementos muy curiosos y en los que debéis fijaros son las rejillas que hay en algunas casas en la parte baja. Estas servían para que las mujeres pudiesen mirar a la calle, sin ser vistas. Y las torres de viento, construidas para mantener el frío en el interior de las casas.
Según leímos, después de su restauración, el gobierno optó por demolerlo para construir en el barrio una nueva zona de oficinas. Pero fue gracias a una visita que realizó el entonces príncipe Carlos de Inglaterra a la casa restaurada de Rayner Otter que no fue así.
El príncipe convenció al emir de lo importante que era mantener ese lugar, como patrimonio de la ciudad y recuerdo a uno de los barrios más bellos de la ciudad. Por suerte, así fue y ahora podemos disfrutar de esta bella zona.
Aquí también podréis hacer una pausa para tomar algo o para comer. Uno de sus restaurantes más pintorescos son el Arabian Tea House, con buenísimas opiniones y un local precioso.
Y un rincón muy fotogénico (menos mal que no había nadie con vestiditos y mil poses jajaja).
A su lado se encuentra otro restaurante con buenas opiniones: Local House Restaurant
Nosotros optamos por entrar en el primero a tomar algo antes de continuar dando un paseo por la zona sin restaurar del barrio.
Y con este paseo dábamos por finalizada nuestra visita a Deira y Bur Dubai.
Pedimos un Uber y decidimos ir a pasar la tarde-noche a la zona del Dubai Mall para ver el espectáculo de las fuentes desde otra perspectiva y ya cenar allí.
Por el camino nuevamente pasamos por el Museo del Futuro, que fotogénico es (desde el coche jajaja, ahora terminado es una maravilla como os comenté anteriormente).
No pude resistirme a sacar nuevamente fotos a la zona de las fuentes, si, soy un caso jajaja. Pero es que la luz estaba mucho más bonita que el primer día, era el atardecer y eso se notaba en las fotos.
Y no podía faltar una autofoto en el corazón de Dubái jejeje.
Empezó el espectáculo de la fuente. Mirad que bonita es también esta panorámica, al atardecer y desde el puente del Souk Al Bahar.
Es muy recomendable ver el espectáculo de las fuentes a diferentes horas del día y desde diferentes puntos. Cambia muchísimo y cada momento tiene su magia.
Y con este pedazo de atardecer nos fuimos a cenar al restaurante Eat Greek Kouzina, restaurante que me he enterado que actualmente está cerrado. Aún así, y por si volviera a abrir, os lo recomiendo 100%.
La mint lemonade estaba de muerte, a partir de ahí solo me pedía eso jajaja y la comida igual.
Pedimos calamares, pan de pita, una hamburguesa y un gyros. Todo riquísimo.
Mientras cenábamos se hizo de noche y se empezaron a iluminar los edificios.
El Burj Khalifa también iba cambiando de iluminación y nos acercamos a verlo desde el mismo punto que en el atardecer.
Y empezó el espectáculo de las fuentes. Tercera vez que lo veíamos jajaja. Ahora de noche y desde el puente.
Terminado el espectáculo decidimos ir al hotel andando. Eran 25 minutos pero la temperatura era buenísima y hoy no había sido un día muy cañero.
Dulces sueños Dubái.
Día 5: Hotel Atlantis- Dubái Mall
El título del día de hoy es muy corto y es que había organizado una jornada de playa y piscineo en un lugar muy especial. Ahora os cuento.
El Hotel Atlantis es todo un icono de Dubái. Un cinco estrellas con parque acuático, acuario, spa y varios restaurantes y clubs exclusivos.
Si alguno habéis estado en Barbados sabréis que allí hay otro hotel exactamente igual. En Dubái todo es posible.
En un principio pensé en alojarnos allí, pero el estilo se ve ya anticuado y, pese a ser un cinco estrellas como he dicho antes, necesita una actualización. Tampoco teníamos intención de ir al acuario ni al parque acuático, por lo que seguí investigando cómo poder disfrutar de este hotel.
Mi sorpresa fue cuando vi que había un club «only adults» llamado White Beach, en el que pagando 150 AED (unos 40 euros) se podía entrar y además dicho precio te lo descontaban de las consumiciones. Dependiendo del día este precio cambia, nosotros lo reservamos el día más económico.
Dicho y hecho. Pedimos un Uber y allí nos plantamos con nuestra reserva a las 11 de la mañana, al poco de abrir. Mirad la ubicación del móvil, como molaaaa.
Nos dieron dos toallas, una pulserita, unos vales para canjear por comida/bebida, elegimos las tumbonas, abrimos la sombrilla y ¡a disfrutar!
¿Y qué hicimos todo el día? Paseitos y baños en la playa privada (había pececillos y el agua era super clarita). Mirad que vistas mas chulas del Atlantis.
Escuchar música chill out con copitas de todo tipo en nuestras tumbonas.
Y baños en la super piscina. Os dejo una foto de su web ya que las que tengo yo sale mucha gente en primer plano en bañador y no me parece adecuado.
Vamos, que estuvimos como dios jajaja.
El día a ratos tenía esa neblina que no deja ver el horizonte pero el sol pegaba de lo lindo. Tuvimos que darnos mucha crema y aún así nos quemamos un poco.
Después de la jornada de relax en Dubái decidimos ir primero al hotel a ducharnos y arreglarnos y ya después ir a cenar.
En el Dubái Mall habíamos fichado un Din Tai Fung y nos apetecía un montón volver a probar sus exquisitos dumplings y recordar así nuestro viaje por China y Hong Kong.
Estaba todo espectacular, muy recomendable.
Y así terminaba el día. Mañana más.
Día 6: Address Sky View-Mall of the Emirates-Tour lancha Dubái Marina-Dubái Mall
Hoy era nuestro último desayuno en el hotel DoubleTree by Hilton Dubái Business Bay, pero no, no porque fuera nuestro último día en Dubái sino porque cambiábamos de hotel.
Decíamos adiós a estas vistas nada más levantarnos. Habíamos estado super bien en este hotel, os lo recomiendo 100% (elegid la habitación con vistas, no lo olvidéis).
Cuando comencé a organizar el viaje a Dubái y empecé a buscar hoteles me topé con el Address Sky View. Un hotel con una piscina infinite en su azotea de las que te deja sin respiración por las vistas que tiene, nada más y nada menos que al impresionante Burj Khalifa.
Pero alojarnos en él todos los días se salía de nuestro presupuesto. Solución: hacer un pequeño esfuerzo y reservar las dos últimas noches para darnos ese caprichito. Por eso este cambio de hotel.
A ver si encontráis la piscina de la que os hablo en la siguiente foto. Desde un hotel veíamos el otro jejeje.
No íbamos a hacer ninguna visita entre medias del cambio de hotel, por lo que no madrugamos, desayunamos tranquilamente y apurando la hora del check-out pedimos un Uber para llegar al Adress Sky View.
Les habíamos indicado que queríamos hacer el check-in algo antes de la «hora oficial de entrada» y como si que había disponibilidad lo aceptaron.
Os presento la pedazo habitación con vistas a los rascacielos. Y aquí no se ve el vestidor que había nada más entrar.
No elegimos habitación con vistas al Burj porque ya las habíamos tenido en el otro hotel y sobre todo por el precio. Además mirad que bonito es este skyline. ¿Solo me parece a mi que estos rascacielos parecen sacados de un juego de mesa y son de mentira? jajaja
El baño también estaba genial peeero la bañera del Hilton me conquistó y esta no lo superaba.
Pero es que lo especial de este hotel no era la habitación, como os he comentado antes.
No pudimos resistirnos y subimos a su piscina (ya nos costó subir jajaja, que no acertábamos con el ascensor).
Nuestra sorpresa fue cuando nada más entrar, nos dijeron que NO se podían sacar fotos salvo que fueran con el móvil.
Mi gozo en un pozo, con los fotones que tenía pensado sacar tanto con el teleobjetivo como como con el gran angular. Pero bueno, lo importante era disfrutar del lugar y del momento y así lo hicimos durante unas horas.
Mirad que panorámica ¿Es o no es una auténtica pasada de piscina?
Y si te asomabas al borde lo que veías era esto. F L I P A D A.
Tener estas vistas mientras estas en una piscina, con música de fondo y total tranquilidad es una gozada.
En esta piscina no admiten niños, supongo que por seguridad, pero si se va en familia hay otra piscina en la planta baja. No es lo mismo, está claro, pero bueno, alternativa hay y además es una piscina muy chula también.
Si no estuvierais alojados pero quisierais comer o cenar con estas vistas hay un restaurante a pie de piscina.
Y las vistas a la otra parte de la ciudad (que son las mismas que las de nuestra habitación pero con más altura).
Después de estar un buen rato en la piscina bajamos a la habitación, nos cambiamos y pedimos un UBER para ir a visitar el Mall of the Emirates, el último centro comercial de mi lista que nos faltaba por visitar.
Allí aprovechamos a comer algo ligero como estábamos haciendo todos los días.
Este centro comercial, inaugurado en 2005, es uno de los más populares de Dubái y es famoso por sus pistas de esquí, snowboard, remontes y trineos para los más pequeños.
Tiendas de lujo, restaurantes e incluso un parque de atracciones para los peques de la casa (Magic Planet) completan la oferta de este gigantesco centro comercial.
Y los supermercados, parada imprescindible en cualquier viaje. Aunque no tengamos que comprar nada nos encanta entrar y curiosear.
Estuvimos muy tentados a comprar la leche de camella para probarla, pero al final nos rajamos. Somos unos cagaditos jajaja.
Terminada la visita al centro comercial volvimos a pedir un Uber para llegar a tiempo a la excursión que teníamos contratada hoy: Un tour en lancha para ver Dubái desde el agua.
Lo reservamos online con la compañía The Yellow Boats con la tan buena suerte que éramos los únicos. Pensamos que igual nos decían que lo anulaban, pero no, por lo que se convirtió en un tour privado alucinante.
El tour salía de Dubái Marina, por lo que el recorrido lo iniciamos allí. Nos pusieron los chalecos salvavidas y el guía (super simpático por cierto) empezó a explicarnos cosillas super interesantes de Dubái y a sacarnos fotos en cada punto interesante.
Recorrimos el canal artificial de Dubái Marina admirando los rascacielos y edificios que caminando el otro día no habíamos visto.
Un edificio que me llamó especialmente la atención fue el que os voy a enseñar en la siguiente foto: el Hotel Address Beach Resort.
Este hotel, de la misma cadena que en el que nos estábamos alojando, se iba a convertir en uno de los más lujosos y con mejores vistas de Dubái. Estaba en construcción (ahora ya está abierto) pero me metí por curiosidad en su web y aluciné.
Si volvemos a Dubái está claro que un par de noches nos alojaríamos allí.
Mirad la pedazo piscina infinita tiene en su azotea. Entrad en su web y alucinad con las fotos. Es una preciosidad.
Y después de recorrer esta zona salimos ya «a mar abierto» donde vimos la zona de Ain Dubai y los rascacielos de Dubái Marina.
Pasamos también por el lujoso hotel Raffles The Palm Dubai (con una arquitectura exterior preciosa, bueno, el interior no se queda atrás). Este es uno de los muchos hoteles de cinco estrellas que hay en Palm Jumeirah.
Empezamos a coger velocidad, tanta que yo tuve que parar de grabar y de sacar fotos. Fue super divertido.
Y llegamos a uno de los puntos estrella del tour: el Hotel Atlantis.
El día anterior lo habíamos disfrutado desde dentro y hoy tocaba ver su icónica imagen desde el mar.
El guía nos sacó todo un book de fotos. Era como llevar a un fotógrafo personal jajaja.
La siguiente vista fue Atlantis The Royal, un hotel de super lujo que estaba todavía en construcción pero que si lo veis ahora alucináis.
La siguiente vista era el hotel de todos los hoteles: Burj Al Arab
Desde lejos podíamos apreciar claramente su forma de vela.
Al fondo, en construcción, el complejo de lujo Jumeirah Marsa Al Arab que lo están diseñando con el aspecto de un superyate (apertura estimada en 2023). Y más cerca y con forma de ola, el Jumeirah Beach Hotel, otro hotelazo de cinco estrellas. Vamos, que si buscáis hoteles de lujo en Dubái no os lo ponen fácil jejeje.
Pero las vistas no se quedaban ahí ya que con la lancha nos acercamos muchísimo al Burj Al Arab.
Desde aquí también podíamos ver al impresionante Burj Khalifa, desde mucha distancia y con esa neblina tan característica de Dubái, pero había que sacar una fotillo también.
Y ya tocaba dar la vuelta para regresar a Dubái Marina, teniendo otras panorámicas de ésta ya que cuando salimos la teníamos detrás.
Fijaros que fotos más bonitas a esta hora con el sol ya bajo. Si tenéis opción yo no lo dudaría, coged el tour antes del atardecer para poder terminar así (en su web tenéis todos los horarios según sea verano o invierno).
Si se llega a hacer de noche es muy difícil sacar fotos desde una lancha en movimiento y que tengan una calidad decente, por eso pensad muy bien en la hora de reserva del tour.
A medida que nos acercábamos a Dubái Marina podíamos sacar fotos más nítidas de los rascacielos (por la nieblilla que siempre digo). Tengo un montón de fotos de ellos y eso es sinónimo de: me gusta muuucho jejeje.
Entramos ya en el canal, por lo que dábamos por terminado el tour.
Nos lo habíamos pasado genial, un tour 100% recomendable y más haciéndolo en privado. Una experiencia que no os debéis perder en Dubái.
Si queréis hacer algo parecido pero en un yate de lujo y con un desayuno, almuerzo o cena, en Civitatis tienen esta opción. La verdad es que tiene muy buena pinta. También tenéis esta otra opción de paseo en yate.
Pedimos un Uber y volvimos al hotel para cambiarnos y salir a cenar.
Pero antes de eso, no pudimos resistirnos a subir a la piscina. Fotos con el móvil, nuevamente, pero mirad que bonito.
Y las vistas hacia el otro lado.
Además de esta piscina en la azotea, el hotel tiene otra piscina en la parte baja (como os comenté antes). Mirad que chula es también. Las vistazas al Burj son perfectas y es muy amplia.
La recepción no se queda atrás, parecía un jardín botánico, preciosa.
Para poneros los dientes aún más largos, os voy a enseñar el hotel iluminado. Una auténtica preciosidad. Nos recordaba mucho al Marina Bay Sands de Singapur desde esta perspectiva. Tanto el interior como el exterior son espectaculares en este hotel.
Cuando te alejabas ya cambiaba la forma, mirad.
Para cenar optamos por ir al Dubái Mall caminando. Desde el hotel era un paseo corto y así veíamos al Burj Khalifa desde otra perspectiva.
Decidimos cenar en el restaurante griego que tanto nos había gustado el otro día (esta vez en el interior ya que como era tarde no había sitio en la terraza). Y como no, con una mint lemonade. Todo riquísimo.
Pero todavía nos faltaba una sorpresita y es que cuando llegamos al hotel nos encontramos con esto. ¡Qué ilusión y que buenos recuerdos nos trajo! Hacía mucho que en un hotel no nos hacían figuritas. Lo acompañaron con unos bombones, pétalos de rosas y una breve leyenda. Todo un detallazo.
Y así terminaba otro maravilloso día en Dubái.
Día 7: Piscina Address Sky View-Burj Al Arab
Último día completo en la ciudad, pero no por ello menos importante. Hoy queríamos disfrutar de la piscina del hotel hasta la hora de comer. Y es que para comer teníamos un evento muuuuuy importante. Seguid leyendo.
Como os acabo de decir, las primeras horas del día las pasamos en la tumbona, leyendo, nadando en la piscina y sacándonos fotitos (con el móvil, argg). Que pequeñita se me ve en la foto comparada con el Burj Khalifa jejeje y como me gustaría ahora mismo estar allí de nuevo.
Después de la jornada de piscina mañanera, nos duchamos, nos pusimos guapos y pedimos un Uber para ir a comer a…..tachán tachan….El hotel Burj Al Arab.
Si señores. Como alojarse allí no estaba a la altura de nuestro bolsillo, decidimos darnos el capricho de probar uno de sus restaurantes y así también ver el hotel.
Por eso lo de ponernos guapos y arregladitos, que no se va a un hotel para el que han creado en exclusiva la séptima estrella así de cualquier forma.
El Burj Al Arab es el hotel con más estrellas del mundo. Está situado en una isla artificial, tiene 321 metros de altura y, como os comenté en la jornada anterior, tiene forma de vela.
Para su construcción utilizaron los mejores materiales del mundo como granito azul bahía de Brasil, mármol de Carrara para pisos y paredes, mármol de Statutario en la recepción, piedras preciosas del norte de Italia, mosaicos árabes, columnas y techos con revestimientos de láminas de oro de 22 kilates de la India entre otros. Vamos, una pasada y muy en la línea de Dubái.
Además, el hotel cuenta con un helipuerto, por si queréis ir allí directos en vuestro avión privado. Lo anoto para la próxima jajaja.
Pasamos el control de seguridad y nos dirigimos hacía la puerta principal, no sin antes sacarnos una foto para inmortalizar el momento.
Enseñamos la reserva en el restaurante SAL al personal de la puerta y nos pidieron un cochecito para acercarnos hasta allí y que así no tuviéramos que caminar.
Cuando nos dejaron aprovechamos para sacar unas fotillos a esta parte del hotel.
La piscina infinita era una auténtica maravilla. A parte de esta piscina había otra más resguardada, chula, pero no con las vistas al mar de la infinity.
Y allí estaba nuestro restaurante. De comida mediterránea y al lado de la piscina, SAL es uno de los restaurantes informales del Burj Al Arab.
La decoración con temática marina en tonos azules, verdes y blancos era muy bonita y estaba muy cuidada.
La atención fue en todo momento exquisita pero sin ser «pedante» como digo yo. El código de vestimenta que se indicaba para la reserva era «casual chic» pero había mucha fashion victim por allí jajaja. De esas que no se quitan las enormes gafas para comer en un restaurante interior.
Os dejo el enlace a su página web por si quisierais ver el menú y reservar directamente con ellos. Nosotros así lo hicimos.
El gasto mínimo por persona era de 250AED, mirad muy bien esto por si lo hubieran modificado y tenedlo en cuenta ya que el importe es elevado. En un hotel así es de esperar, pero para que nadie se lleve un susto.
Nos pusieron un gazpacho nada más sentarnos (que nos sentó de lujo tan fresquito) y pedimos una ensalada para compartir y un calzone para cada uno.
De postre elegimos el surtido y madre mía, solo con eso hubiéramos comido.
Todo estaba espectacular. Los postres especialmente.
Terminada la comida salimos del restaurante y dimos una vuelta nuevamente por el exterior del hotel en su parte trasera.
Desde aquí se veía Dubai Marina, mirad.
Era una pasada estar frente al hotel más lujoso del mundo. Las vistas desde la lancha estaban muy bien pero poder «tocarlo» es otro nivel.
Y si el exterior es llamativo, el interior del hotel os dejará con la boca abierta. Mirad la fotos de su web.
También barajamos ir al spa, al skyview Lounge de la planta 27 o ir a tomar el té en el espacio Sahn Eddarha. Hay opciones para todos los gustos y presupuestos sin estar alojados allí.
Recorrimos la pasarela que separa la entrada del hotel del control de seguridad y dimos por finalizada la visita al hotel mas lujoso del mundo.
Por cierto, primera vez que veía a alguien haciendo Flyboard. Leímos que era una actividad muy divertida y muy sencilla, pero no se, a mi me da la sensación de que me caería de morros, que por algo llevan casco jajaja. Y con mi vértigo no lo iba a pasar muy bien. Consta de una tabla unida a una lancha acuática que te permite impulsarte sobre el nivel del mar
Pedimos un Uber y nos fuimos de vuelta a nuestro hotel. Lo que faltaba de día queríamos seguir disfrutando de su piscina.
Y es que es imposible no querer estar aquí ¿No creéis?
La luz del atardecer sobre el Burj era espectacular, su brillo y el cielo sin la neblina que os comentaba en otros días.
Una panorámica (con el móvil, claro) de las vistas desde dentro de la piscina en el atardecer. Una pasada.
Y el espectáculo de las fuentes visto desde el borde infinito de la piscina. Era el lugar desde el que nos faltaba verlo, mirad que bonito.
Cuando terminó el espectáculo decidimos irnos a la habitación (era ya casi de noche) a ducharnos y cambiarnos para ir, por última vez, a cenar al Dubái Mall.
Esta vez optamos por cenar en el Wagamama. Conocíamos esta cadena de nuestros viajes a Reino Unido y no decepciona.
Nos despedimos del Dubái Mall, de las fuentes, de las mil tiendas y de mi adorada mint lemonade.
Volvimos a ver nuestro hotel iluminado y no pude resistirme a sacarle una última foto desde la distancia.
Se terminaba nuestro viaje. Tocaba descansar ya que al día siguiente nuestro vuelo salía temprano (una pena no haber podido disfrutar de la piscina de abajo hasta la hora del check-out).
Dubái nos había sorprendido. Allí todo es a lo grande y es precisamente eso lo que la hace única.
¿Volveremos? Yo espero que sí, porque Abu Dhabi me espera y me encantaría ver las grandiosidades nuevas que están haciendo en Dubái. Además nos faltaron cosas por ver como Tolerance Bridge y Safa Park, el mirador The View at the Palm o el jardín Dubai Miracle Garden.
Como siempre, cualquier duda podéis contactar conmigo mediante Instagram, Facebook o a través de los comentarios del blog (en cada entrada o en el apartado de Contacto). No olvidéis seguirme en ambas redes sociales para estar al día de todas las fotos y viajes que publico.
¡Salud viajeros!
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