La primera pregunta que me hago al plantear cualquier viaje es: ¿y cuándo vamos? En el caso de Islandia lo tenía claro: quería disfrutar de toda la isla sin que hiciera mucho frío, pudiendo acceder a las highlands y, ya puestos a pedir, poder ver la aurora boreal.
Todo ello lo conseguimos, lo que no sabíamos era que Islandia nos iba a sorprender a cada paso, con paisajes que jamás habíamos imaginado y que nos dejarían sin palabras.
Si hay un viaje que ha superado nuestras expectativas ese ha sido Islandia. ¿Queréis sorprenderos igual que yo?
El clima islandés es muy caprichoso y acertar con meses de antelación es algo imposible, pero después de informarme por mil sitios lo tuve claro: Septiembre.
Podía ser que el invierno se adelantara y no cumpliéramos nuestros deseos, que las noches no estuvieran despejadas o que no hubiera actividad solar para ver la aurora, pero me pareció el mes con mayores probabilidades y fue todo un acierto.
3.700 kilométros recorridos, 12 hoteles y 2.909 fotos fue el resultado de los quince días por el país europeo más exótico y más de moda actualmente.
Un destino con paisajes impactantes y naturaleza en estado puro del que volvimos encantados. ¿Queréis saber porqué? Seguid leyendo y os lo cuento todo!
CUANDO IR
Una frase que leí cuando empecé a organizar el viaje y que me llamó mucho la atención fue: «cuando estés en Islandia, si no te gusta el tiempo, simplemente espera cinco minutos» y he de decir que no fue exactamente así (en mi experiencia) pero es verdad que el tiempo es muy cambiante. Un día hace buenísimo y al día siguiente parece que estás inmerso en el diluvio universal.
Islandia es un país para visitar en cualquier época del año, ya que en cada una podréis disfrutar de algo diferente.
Los meses de verano (junio, julio y agosto) son los más populares ya que cuentan con casi 24 horas de luz y el tiempo es benévolo, con atardeceres eternos que harán que vuestras tarjetas de memoria se llenen al instante. La mayor parte de las carreteras están abiertas y no requieren de 4×4 pero en cambio encontrareis los lugares con muchos más turistas (es temporada alta).
En invierno (entre octubre y abril), en cambio, reina la oscuridad pero se pueden realizar deportes de invierno como adentrase en las cuevas de hielo glaciar o admirar el impresionante espectáculo de las auroras boreales, algo que para mí es de lo más increíble que he visto en mi vida. Además, pese a lo que se cree, no hace un frío polar como en otras zonas, ya que Islandia se encuentra en un «punto caliente» al estar en medio de la corriente del golfo, que calienta el país desde México (no obstante,hay que ir abrigado).
La parte negativa es que hay mucha nieve, viento y lluvia y la mayor parte de las carreteras secundarias están cortadas.
La temporada media (septiembre y mayo) es una época perfecta para poder compaginar las dos anteriores, con posibilidad de ver auroras pero con bastantes horas de luz, poder acceder a las carreteras secundarias (siempre en 4×4 o con excursión organizada) y disfrutar de un tiempo no muy frío. Para mí es la época perfecta para una primera visita al país y por ello fue la que elegí.
DATOS PRÁCTICOS
– Ruta: La distribución del viaje la hicimos de la siguiente forma:
- Reikiavik : 1 noche
- Grundarfjordur: 1 noche
- Brjánslækur: 1 noche
- Hvammstangi: 1 noche
- Akureyri: 1 noche
- Húsavík: 1 noche
- Myvatn: 2 noches
- Egilsstaðir: 1 noche
- Hnappavellir: 1 noche
- Brautarholt: 1 noche
- Geysir: 2 noches
- Eyvindarhólar: 1 noche
– Vuelo: Todo un lujo volar directos desde España. En nuestro caso volamos con Iberia desde Madrid a Keflavik.
– Visado: Los españoles no necesitamos tramitar ningún visado para acceder al país. Debemos presentar el pasaporte o el DNI con una vigencia mínima de 6 meses.
Si no perteneceís a la Unión Europea consultad los requisitos y trámites.
– Coche de alquiler: El coche elegido fue un Kia Sportage 4×4 automático que reservamos con la compañía Enterprise/Alamo. Vais a pasar muuuuchas horas en el coche, por lo que es importantísimo que el coche que elijáis sea cómodo y que la compañía con la que lo alquiléis sea de fiar (para no llevaros sorpresas como he leído en algunos diarios). Si lleváis móvil con tarifa roaming y un plano desplegable en papel (os recomiendo el de la Guía Michelín) el GPS no es necesario, os ahorrareis ese dinero (150 euros en nuestro caso). Y muy importante si vais a las highlands, 4×4 imprescindible!!!! Yo diría que en septiembre es la mejor opción para poder parar y meterte por mil rincones de la isla (aunque no vayáis a las highlands).
Para buscar el coche usé el comparador de la web bsp-auto y el seguro lo contraté con ellos ya que era muy económico (eso si, en francés, por lo que toca traducir). Por suerte no lo usamos.
Con Enterprise/Alamo todo perfecto: coche nuevo con extras que no habíamos pagado.
-Hoteles: En nuestro caso no queríamos compartir baño y eso en Islandia se paga, y mucho.
Este apartado es muy subjetivo, lo digo para que nadie lo malinterprete.
Para mí un viaje no es sólo las cosas que se ven, sino también dónde se duerme, es un todo.
Reservé con Booking y Atrápalo (ya que por mi trabajo tengo descuentos en estas webs) y todos los alojamientos fueron con opción de cancelación anticipada gratuita, ya que las reservas las hice con bastante anticipación y no quería jugármela. Preferimos llevar todo atado desde España con las ventajas e inconvenientes que ello supone.
-Combustible: Las gasolineras son de autoservicio y se puede pagar con tarjeta. Muy importante no apurar la gasolina ya que hay tramos donde se pasan los kilómetros y no ves una gasolinera.
-Comida: Nos llevamos desde España en la maleta latas de fabada, lentejas, sopas de sobre, mejillones y embutido para hacernos bocadillos y cenar en los alojamientos donde teníamos cocina. No tuvimos ningún problema en el aeropuerto.
En los supermercados islandeses no hay mucha variedad y todo es bastante caro, por lo que si os lleváis «provisiones» desde España ahorrareis tiempo y dinero. Los más recomendables son Bonus y Netto, pero no están por toda la isla. Os dejo los enlaces a sus webs para que los tengáis localizados: netto y bonus Mucho cuidado con las horas de cierre, que allí no cierran a las diez de la noche como en España.
Cenar en restaurantes es muy caro pero varios días nos permitimos el capricho. Nos gusta además probar la comida local siempre que viajamos.
-Excursiones/Entradas: Las excursiones/entradas son caras pero algunas yo las considero imprescindibles (zodiac para ver las ballenas en Húsavík, zodiac en Jökulsárlón, Blue Lagoon y piscina de Höfn).
La espinita la tengo con el vuelo en avioneta por el sur de Islandia ¡para otra vez! De todas formas os dejo información de webs donde se puede realizar ya que no es una actividad de la que se hable mucho, supongo que por el elevado precio (rondan los 300 euros por persona) banaca y flightseeing
A las cuevas de hielo no se puede acceder en septiembre, pero si vais a Islandia en invierno yo las considero otro imprescindible.
EQUIPO
Septiembre es un mes en el que os puede hacer de todo: sol, lluvia, viento… por lo que el sistema de capas es el más recomendado. En nuestro caso llevamos ropa interior térmica (gran acierto), polares, pantalones y chaquetas impermeables (para las cascadas), chaquetas cortavientos, gorros, guantes, braga para el cuello, botas de monte impermeables, botas de goma altas (para los vadeos de Askja y fotografías teniendo que entrar en los ríos), funda impermeable para la mochila, cazadora y botas de abrigo y lo habitual (vaqueros, camisetas, gafas de sol, etc…).
Si hablamos del equipo fotográfico (para quien le guste este mundillo), junto con la cámara Canon 70D es un gran acierto contar con un objetivo gran angular (en mi caso un 10-18 mm) para los paisajes, un teleobjetivo (55-250 mm) para ballenas, focas y demás animalitos o detalles que se quieran sacar en primer plano y filtro ND, trípode y disparador para poder fotografiar las cascadas con «efecto seda».
Para las auroras boreales llevábamos una Canon 6D junto con un objetivo muy luminoso (14 mm f2.8). También me compré para la ocasión un filtro degradado para evitar la sobre exposición del cielo en las fotografías de paisaje.
Un truco muy bueno para proteger la cámara cuando llueve (algo habitual en Islandia) es llevar un gorro de ducha de los que ponen en los hoteles y un trapo para limpiar las gotas del objetivo. Además imprescindible llevar baterías y tarjetas de memoria ya que comprarlas allí puede ser misión imposible, y el frío puede jugarte una mala pasada por lo que hay que estar preparado.
WEBS DE INTERÉS
Es muy importante llevar, como mínimo, estas dos webs apuntadas:
Vedur para poder ver el tiempo y la predicción de auroras (esto último se ve entrando en la pestaña Weather y pinchando luego en Aurora Forecast), ya que además del nivel de intensidad de la aurora aparece el mapa de Islandia con la nubosidad ( si está cubierto las nubes taparán la aurora).
Para las auroras también me descargué una APP que me ayudó mucho: Aurora Forecast. Indica por horas los picos KP que hay, los vientos solares y un mapa donde localiza tu ubicación y la situación de la aurora. Si lo combinas con lo anterior tienes una información muy completa.
Road.is para conocer el estado de las carreteras. Muy muy importante consultar esta web, sobretodo si se va a las highlands. Como dije antes os recomiendo también llevar un plano de la isla en papel (por si el GPS o el móvil fallara). El mapa de la Guia Michelín está genial y lo usamos muchas veces.
Dinero en efectivo apenas hay que llevar ya que casi todo se puede pagar con tarjeta, pero como somos precavidos preferimos sacar algo de dinero en el cajero del aeropuerto nada más llegar.
Y después de todas estas indicaciones voy a teletransportaros al país del hielo y el fuego y a contaros todas nuestras aventuras.
¡Allá vamos!
DÍA 1
Nuestro vuelo salía por la noche desde Madrid y pese a que la diferencia horaria de dos horas menos ayudaba al viaje de cuatro horas, entre recoger las maletas e ir a por el coche nos dieron las tantas. En el aeropuerto de Keflavík hay un bus gratuito que te lleva a la zona donde están todas las agencias de alquiler y te indican en un cartel las paradas con las compañías que hay en cada una.
La noche islandesa nos recibía con lluvia torrencial y vientos que hacían tambalear las maletas y el coche ¡esto es Islandia!
El hotel que elegimos para esta noche fue el Bed and Breakfast Keflavik Airport, muy cerca del aeropuerto (imprescindible si aterrizas a la una de la madrugada), con servicio de transfer las 24 horas por si hubiera algún problema con la compañía de alquiler de coche, baño privado y buenas opiniones.
El check-in fue rapidísimo (en Islandia no te piden la identificación en ningún sitio) lo cual agradecimos al ser tan tarde y la habitación era enorme, con camas comodísimas aunque reformada solo parcialmente. Algo de decoración y reformar el baño le vendría bien, pero para unas horas de descanso era suficiente.
DÍA 2
Después de un buen desayuno (madre mía como estaban los gofres) pusimos rumbo a la que iba a ser nuestra primera parada en Islandia: Península de Snaefellsness. 303 Kilómetros y tres horas y veinte de coche teníamos hasta nuestro siguiente alojamiento.
Para decidir los lugares a visitar y donde dormiríamos cada día me ayudé de Google Maps, donde fui marcando los puntos de interés (alojamientos, lugares imprescindibles y lugares interesantes) y calculando los kilómetros hasta cada punto. Destacar que en Islandia los límites de velocidad son muy diferentes a España (90 km/h en las carreteras de asfalto, 80 km/h en las carreteras sin pavimentar y 50 km/h en núcleos urbanos, salvo que las señales indiquen lo contrario) y si sólo miras la distancia te puede llevar a error. Si te dice que 40 km tardas 40 minutos es así, no pienses que es un error.
La primera parada programada era el supermercado Bonus para coger suministros. Es un supermercado con un logo de un cerdito rosa (muy fácil de identificar). Fue curioso ver que en el super había más españoles que islandeses! todos eran los que habían venido en el avión la noche anterior. Por cierto, os recomiendo entrar en el supermercado con toda la ropa de abrigo. Allí no tienen los productos que necesitan frío en cámaras sino que habilitan todo un espacio para ello, por lo que literalmente entras en la cámara ¡un frío impresionante!
Con el coche bien cargado nos dirigimos a Gerduberg Cliffs, un lugar donde ver columnas de basalto con tan solo un pequeño desvío de 2 km desde la 54. Es una finca privada pero se puede acceder sin problemas. Si no se dispone de mucho tiempo creo que es una visita prescindible, a mí me pareció bastante «simple».
Nuestra siguiente parada era Ytri Tunga Beach. La particularidad de esta playa es que se pueden ver colonias de focas salvajes ¡¡¡y las vimos!!! No paraban de curiosear, jugar unas con otras, incluso se acercaron bastante a la orilla, momento en el que aprovechamos para sacarles un buen book fotográfico.
La playa en sí no es nada bonita y el camino nuevamente es privado, pero merece mucho la pena ver en libertad a estos simpáticos animalitos tan de cerca.
A 16 km de esta playa se encuentra el pueblo de Búðir con su famosa iglesia negra Búðakirkja . Tuvimos la suerte de verla abierta y presenciar una boda!!!!
Muy cerca de aquí está Rauðfeldsgjá Gorge, una gruta con una cascada en su interior a la que no pudimos ir porque se puso a diluviar a mares, al igual que nos pasó en Arnastapi.
Nuestra idea era dar un paseo para ver los acantilados pero el día no mostraba su mejor cara y decidimos simplemente asomarnos al mirador de la estatua del gigante de piedra y continuar nuestro camino
Llegamos a Hellnar y aquí ya pudimos ver las primeras casas con tejado de turba ¡qué preciosidad! Parecían un decorado de película. Jamás habíamos visto algo así y nos sorprendió muchísimo.
Nos acercamos a ver su iglesia, con un tejado rojo y un aire decadente muy fotogénico, de esos que nos gustan a nosotros.
La lluvia no cesaba y era tan fuerte que los acantilados de Lóndrangar también los tuvimos que dejar atrás y dirigirnos hacia nuestro hotel en Grundarfjordur : Grundarfjordur Guesthouse and Apartments.
En Islandia el tiempo es así y la parte mala de llevar los hoteles reservados es que no puedes estar esperando eternamente a que el tiempo mejore. Hay que continuar el viaje y pensar que todo lo que quede pendiente es la excusa perfecta para hacer un segundo viaje.
Hay que tener en cuenta que la recepción de esta guesthouse no está ubicada en el mismo lugar de los apartamentos pero tienes que acercarte hasta allí para hacer el check-in.
Dejamos nuestras cosas y nos fuimos a cenar a un restaurante con mucho encanto que estaba justo al lado y en el que teníamos reserva hecha desde España (está a tope y recomiendan reservar): Bjargarsteinn Mathús.
El restaurante tiene una decoración exquisita con vistas al monte Kirkjufell. Pedimos vieiras y unos mejillones. Todo fresquísimo pero bastante caro (100 euros los dos sin postre, lo normal en Islandia).
Y a dormir! que al día siguiente nos esperaban 170 kilómetros más un ferry!
DIA 3
Hoy el día amanecía nublado pero no llovía, por lo que después de un desayuno express en la habitación nos fuimos a fotografiar nuestra primera cascada: Kirkjufellsfoss.
No queríamos ver esta cascada llena de gente por lo que madrugamos y la tuvimos casi para nosotros solos. Es una de las más características de Islandia con el monte Kirkjufell de telón de fondo y muy famosa desde que apareció en la serie Juego de Tronos.
Después de estar un buen rato sacando fotos nos pusimos en marcha hacia Stykkishólmsbær, pero no de forma directa ya que queriamos parar en dos puntos: Campos de lava de Berserkjahraun y Helgafell Church.
Para poder ver el paisaje de los campos de lava en todo su esplendor hay que meterse un poco por un camino que hay a mano derecha de la carretera 54. Allí os encontrareis como si estuvierais en otro mundo, es impresionante, te deja sin palabras. Además podréis ver un musgo mullido a más no poder que me encantó.
Eso sí, como en toda Islandia, mucho respeto por la naturaleza, que estropear algo conlleva muchos años para que se repare.
Nuestro siguiente punto marcado era la iglesia Helgafell, pero nos encontramos con la gran sorpresa de que había que pagar para acceder al camino que llevaba a ella (400 coronas).
Lo pagamos y dimos una vuelta por los alrededores. Ya que habíamos ido hasta allí y teníamos tiempo, nos daba pena no verla.
Después de esta breve parada, continuamos el viaje y llegamos a Stykkishólmsbær a la hora de comer, por lo que lo primero que hicimos fue ir a Finsens Fish & Chips para coger la comida.
Es una caravana que está en un aparcamiento muy cerca del puerto. El pescado (bacalao) muy fresco y las patatas muy ricas también, recién hecho todo. Nos supo a gloria.
Ya con el estómago lleno fuimos a por los billetes del ferry que nos llevaría a Brjánslaekur.
Los reservamos por internet en la web Seatours pero hay que pasar antes por la oficina que hay en el puerto para que te den los billetes. Mirad muy bien los horarios y la disponibilidad del ferry, ya que a partir de Septiembre muchas rutas se cancelan.
En este pueblecito es donde localizan el bar de Nuuk (Groenlandia) en el que Walter Mitty conoce al piloto de helicópteros con el que se embarca en un viaje aéreo hasta el barco “Erkigsnek” (para los aficionados de esta película).
Merece la pena dar una vuelta por los alrededores, y admirar los preciosos faros que se ven en la lejanía, y que, en un próximo viaje nos gustaría conocer de cerca y, a ser posible, con sol jajaja.
Después de dos horas y media en el ferry desembarcamos y nos dirigimos a Rauðisandur Beach, parando en ruta para ver un barco que hay abandonado en la carretera 614, muy curioso y fotogénico.
Camino de la playa fue donde probamos nuestra primera carretera «complicadilla» de grava, un lujo de carretera viendo las que nos esperarían en Askja. Pero eso no lo sabíamos y estábamos todos emocionados gravando vídeos por esta carretera «super peligrosa».
Cuando bajamos el puerto vimos que la marea estaba en pleamar por lo que no se podía ver el enorme arenal dorado que la caracteriza. Una pena…. Para aprovechar el viaje nos acercamos hasta una iglesia que había al lado del mar y después de sacar alguna foto volvimos a subir el puerto para ir a nuestro hotel : Flokalundur Hotel
El hotel me recordó muchísimo a los moteles de EEUU en los que dejas el coche a la puerta de tu habitación. Tenía un surtidor de gasolina al lado y estaba muy limpio (además el baño tenía suelo radiante por lo que estaba calentito). La cena, como podéis ver, muy española!
DÍA 4
Hoy teníamos por delante un camino muy largo: 5 horas de coche y 368 km por parte de los fiordos del Oeste hasta llegar a Vatnsnes.
Dudé mucho a la hora de organizar la ruta de esta etapa del viaje y hasta pensé en quitarla, pero he de decir que una vez allí me alegré de no haberlo hecho. Los fiordos del oeste nos parecieron impresionantes (quizás porque ninguno de los dos habíamos visto fiordos), sin apenas gente, ni autobuses de turistas, la Islandia auténtica. Una pena no haber subido hasta Isafjordur y haberle dedicado un día más a esta zona.
Nuestra primera parada era la espectacular cascada Dynjandi, una de las más especiales de todo el viaje. Su forma simula la cola de un caballo y tanto la cascada como el fiordo que la rodea son impresionantes. ¡Además lució el sol!
La imagen de la cascada con la referencia de dos personas fue brutal. No somos nosotros, pero me encantó la imagen de esta preciosidad con toda su potencia y grandiosidad.
Hay una caminata hasta la base de la cascada pero merece mucho la pena hacerla y admirar desde arriba las vistas del fiordo. Además sientes toda la potencia de la cascada y te calas, pero es digno de ver. Ah! Cuidado aquí con las arañas! se me ocurrió dejar la bolsa de la cámara al lado de una roca en el suelo para subirme en ella a sacar una foto y cual fue mi sorpresa cuando al cogerla estaba plagada de arañas!!!
Bajamos de ver la cascada y pusimos rumbo a Hólmavík. Este trayecto fue precioso. No sé cuántas veces pudimos parar a sacar fotos al paisaje.
En cada curva nos asombrábamos de lo que veíamos, parábamos, fotos, más fotos y un trayecto que debía ser de dos horas y media (199 km) se convirtió en dos horas más.
Cuando llegamos a Hólmavík ya no era la hora de comer, por lo que buscamos una cafetería donde tomar algo caliente antes de dar una vuelta por el pueblo. En el Cafe Riis nos pusieron un chocolate caliente y una tarta de skyr que hizo nuestras delicias. El pueblo es muy pequeño pero tiene mucho encanto, con las típicas casitas de colores, jardines decorados con pitufos y un museo de la brujería (estaba ya cerrado cuando llegamos nosotros).
El hotel en el que dormiríamos hoy era el Hotel Laugarbakki, muy cerquita de la península de Vatnes que recorreríamos al día siguiente. Aquí el paisaje ya no era el de los fiordos que dejábamos atrás, había cambiado de forma radical.
El hotel es muy moderno, con albornoces en la habitación para que puedas salir al jacuzzi exterior y está todo muy nuevo. Además, recomiendan cenar en el propio hotel ya que esta zona es famosa por tener uno de los mejores ríos de salmón de Islandia.
Nosotros paramos tantas veces en el camino que se nos hizo tardísimo y cuando llegamos ya no nos dejaron acceder al comedor. Nos tocó tirar de embutido y latas y mira que teníamos ganas de probar el salmón.
DÍA 5
Levantarse por la mañana teniendo desayuno en el hotel moooola, por lo que después de un buen descanso y un rico desayuno teníamos las pilas cargadas para afrontar un día de mucha actividad: 360 km y cuatro horas y media de coche para recorrer la península de Vatnsnes, el museo de Glaumbaer, Hofsos y finalmente llegar a dormir a Akureyri.
La península de Vatnsnes es famosa por sus colonias de focas, pero en nuestro caso no vimos ni una sola cabecita asomando en el agua.
Por lo que leímos después, las focas se acercan a la orilla al atardecer, por lo que puede que por este motivo no las viéramos (al contrario de lo que nos pasó en Ytri Tunga Beach, que era por la tarde).
Había señales en la carretera para avisar de los puntos en los que se podían ver, pero nada.
Lo que sí que pudimos ver (y yo tenía muchas ganas) fueron caballos islandeses con melena rubia, flequillo y ojos azules. ¡Qué bonitos!!!!
Y ovejas, muchas ovejas. Y es que en Islandia hay el doble de ovejas que de personas. La oveja islandesa, al igual que los caballos, son de raza pura autóctona y durante el verano pastan libres por las montañas.
La siguiente parada de la ruta era la que yo llamo la «Roca Trol» ya que la marea estaba baja y se podía admirar entera. Mi marido cuestionaba lo del «trol» y le parecía una roca sin más, pero a mi me pareció muy curiosa.
No bajamos a la playa, pero desde abajo he visto fotos muy bonitas, con el reflejo de la roca en la negra arena. Si disponéis de tiempo y la marea lo permite, podréis sacar una foto chulísima.
De allí nos fuimos directos a ver el Museo de Glaumbaer, un precioso museo de casas con tejado de turba
Todas estas casas no dejaban de sorprendernos, con sus colores, tan bonitas y tan curiosas a la vez.
Tampoco debéis perderos la iglesia que está a su lado, una verdadera monada, como todas las iglesias en Islandia.
Aquí tenía planteadas dos opciones: irnos directamente al apartamento de Akureyri si hacia muy mal tiempo, o subir hasta Hofsós para disfrutar de la maravillosa piscina con vistas al fiordo si hacía bueno. ¡¡¡Por suerte pudimos ponernos a remojo!!!
La piscina Hofsós Sundlaug cerraba al mediodía por lo que nada más abrir por la tarde allí estábamos los dos bañador y cámara en mano (mirad los horarios en la web para no llevaros sorpresas Visitskagafjordur).
Aunque no es una piscina natural yo os recomiendo esta experiencia 100% (y eso que en nuestro caso por la nubosidad que había no se apreciaba bien el fiordo, en días más claros tiene que ser espectacular). Fuera hacía un frío considerable pero en el agua se estaba de lujo, además, había poca luz por lo que la atmósfera que se creaba con el vapor del agua le daba un encanto especial.
Después de pasar algo más de una hora de relax con vistas al mar quisimos acercarnos a ver la llamativa iglesia del pueblo con su tejado azul y unas casitas que había cerca del río.
Queríamos haber visto también unas formaciones de basalto que había justo al lado de la piscina (una especie de calzada de los gigantes a la Islandesa) pero se puso de repente a diluviar y no teníamos tiempo de esperar a que parase. Teníamos hora y media de viaje (133 km) hasta llegar al apartamento y ya era muy tarde.
En el trayecto hacia Akureyri hay un paisaje espectacular: Öxnadalur, un valle de 30 km en la propia carretera 1 donde se puede ver el pico Haafjall, uno de los más espectaculares de Islandia.
Es un tramo de carretera precioso. Paramos a sacar alguna foto pero la luz ya escaseaba demasiado y no queríamos montar el campamento de trípodes por la hora que era.
Saeluhus Apartments & Houses fue el alojamiento elegido en Akureyri, unos apartamentos totalmente nuevos a las afueras del pueblo. Como hoy teníamos cocina cenamos una rica fabada asturiana y ¡a dormir!
DÍA 6
La idea para este día era madrugar muchísimo y poder ir a ver la famosa Goðafoss y dos cascadas poco conocidas: Aldeyjarfoss y Hrafnabjargafoss antes de la excursión que teníamos reservada a las 4 de la tarde en Husavik.
El cansancio hizo de las suyas y optamos por sacrificar las dos cascadas del interior (que suponían 3 horas de coche entre ir y volver por la misma carretera) para no arriesgarnos a perder la excursión de las ballenas porque tuviéramos algún problema con la carretera 842 (solo apta para 4×4). Ver ballenas era una de nuestras ilusiones del viaje y no queríamos perdérnoslas por nada.
Después de sacar una foto a los semáforos más románticos del mundo en Akureyri pusimos rumbo a Goðafoss , la cascada de los Dioses.
Según cuenta la leyenda, alrededor del año 1.000 Porgeir declaró oficialmente la cristianización de Islandia y, para ratificar este hecho, lanzó sus iconos paganos a la cascada.
La cascada tiene varios parkings y aunque recomiendo verla desde ambos lados, en mi opinión, el mejor ángulo para fotografiarla (con mucha menos gente además) es al que se llega por el camino que sale del Fossholl Guesthouse.
Hay que caminar un poco pero merece la pena. En el otro lado puedes acercarte mucho más a la cascada pero el suelo está peligroso y la gente le resta encanto.
Este momentazo sentada frente a este imponente torrente de agua fue uno de los más memorables del viaje. Las imágenes no pueden transmitir lo que se siente allí, hay que estar y vivirlo. Ya me lo contareis si vais.
Después de pasar unas cuantas horas en la cascada de los Dioses nos dirigimos a Húsavík, y como íbamos con tiempo decidimos ir primero a hacer el check-in en el Fosshotel Husavik, un hotel moderno y nuevecito a un paso del ticket center donde tendríamos que recoger los billetes para nuestra ansiada excursión de avistamiento de ballenas (aunque tengáis reserva debéis pasaros antes por sus oficinas).
Era la hora de comer y decidimos volver a apostar por un Fish and Chips, el local con este mismo nombre está en el puerto y tienes que pedir en la parte de abajo y subir con la comida a un pequeño comedor que tienen en la parte de arriba (si hace bueno puedes comer en unas mesitas fuera, pero hacía mucho frío). Nos gustó menos que el de la caravana de Stykkisholmur pero no estuvo mal.
Y después de esto, lo más esperado: ¡¡Nuestro safari de ballenas en zodiac!!! Lo reservamos desde España con la compañía Gentle Giants y os lo recomiendo al 200%.
En su página web podéis encontrar toda la información. Se puede cancelar con 24 horas de anticipación y tienen web en español.
La zodiac es comodísima (tiene asientos) y van alternando los lados por los que ver a las ballenas para que todos los de la lancha tengan oportunidad de verlas y fotografiarlas sin necesidad de moverse del asiento.
Además nos tocó un guía español: Pedro, un gran profesional apasionado de las ballenas que nos explicó con todo detalle las curiosidades de estos grandes del mar.
El precio de la excursión es elevado (37.800 coronas dos personas) pero recomiendo hacer el esfuerzo ya que es una experiencia muy especial.
Ver ballenas jorobadas (en nuestro caso), unos animales tan grandes a tu lado, saliendo a respirar y volviendo a meterse dejando al descubierto su preciosa cola fue algo increíble. Yo no me cansaba de verlas y eso que, según el guía, fue uno de los días más fríos que habían tenido hasta el momento (ni el buzo térmico que te dan ni el chupito de recompensa nos calentó). Ah! y hacerlo en zodiac ya que el barco es mucho más lento y no cubre tanta área (además las ves casi al ras y es increíble). Se nota que me gustó mucho ¿no?
Después de esta increíble experiencia decidimos reservar mesa para cenar en un restaurante del puerto que tenía muy buenas opiniones: Salka, un local muy acogedor donde te sirven pescado del día a buen precio. Muy recomendable.
Y terminaba un día que no olvidaríamos jamás.
DIA 7
Con la imagen de las ballenas en la retina nos levantamos para desayunar y poner rumbo a Myvatn (60 km y 47 minutos). El desayuno en el hotel fue completísimo: salmón, quesos, fruta, yogures de todo tipo, embutido, pastelería…¡¡la de viajes a la barra de bufet que hicimos!!
Nuestra primera parada en la zona del lago Myvatn (que en islandés significa mosca enana) fueron las Fumarolas de Hverir: rocas de colores imposibles, fumarolas, gases sulfurosos que hacían que se te revolviera el estómago, un paisaje muy diferente y que pese a haberlo visto en fotos nos sorprendió muchísimo.
Como estábamos con fuerzas decidimos subir a la montaña Namaskard para poder ver las vistas de toda la zona desde lo alto. Llevaba anotado que era mejor subir por el lado norte ya que era más fácil pero una vez allí decidimos cambiar lo fácil por lo rápido y ascender por el sendero más próximo (pese a que yo no llevaba puestas las botas de monte y la bajada se me complicó un poco). Las vistas desde lo alto simplemente espectaculares.
Leirhnjúkur lo pasamos por alto ya que no queríamos volver a oler el «perfume» de esta zona (nuestro estómago no lo soportaría) por tanto nos dirigimos a ver el cráter Stóra Viti del volcán Krafla (no confundir con Viti en Askja).
Esta visita fue muy corta porque las vistas no merecían la caminata del sendero que rodea al cráter, por lo que sacamos una foto y nos fuimos.
Para llegar al cráter se pasa por la central eléctrica geotérmica Kroflustod, muy curiosa con su tubería pasando por encima de la carretera.
Nuestra siguiente parada fue Grjótagjá, una fuente termal situada en el interior de una pequeña cueva famosa por ser el escenario donde se Ygritte y Jon Snow sellaron su amor en la tercera temporada de Juego de Tronos.
Os recomiendo llevar el trípode al interior de la cueva ya que no hay mucha luz y las fotografías deben sacarse con larga exposición para evitar ruido o falta de nitidez.
Es un lugar con mucha magia, al verlo en directo entendí por qué lo eligieron en la serie.
Después nos dirigimos a Hverfjall (también llamado Hverfell), un cono casi perfecto de toba negra con una subida de unos cuarenta minutos muy recomendable. El poder ver el interior del cráter «falso» (ya que en ninguna ocasión emitió magma sino que se produjo por explosiones de vapor) es muy curioso y este, en mi opinión, especialmente bonito.
La carretera que lleva al cráter no está muy bien pero si se va despacio y con 4×4 no hay problema alguno.
Y de un cráter falso a otro: Pseudocrateres de Skutustadir . Es todo llano por lo que no requiere mucho esfuerzo.
Un paseo señalizado de media hora (este es el recorrido corto, hay otro de una hora mas extenso) te lleva a conocer esta curiosa zona y a sus habitantes ¡las ovejas!
Esta fue la última visita del día ya que nuestro hotel estaba al lado: Hotel Laxá, un hotel de arquitectura moderna chulísimo y con el aliciente de estar en un entorno precioso.
Además, si quieres, apuntan el número de tu habitación para llamarte en el caso de que salga la aurora boreal. En nuestro caso había un nivel de intensidad muy fuerte pero la previsión de nubes era poco halagüeña, por lo que nos apuntamos pero no tuvimos suerte….
Cenamos en la habitación con las provisiones que teníamos y ¡a dormir!
DÍA 8
Hoy nos despertábamos nerviosos….teníamos por delante el día más complicado y de mayor incertidumbre de todo el viaje : ASKJA Y CRATER VITI.
El desayuno en el hotel fue muy completo y lo agradecimos muchísimo después de haber comido todo el día anterior de latas y embutido. Lo primero que miramos fue la previsión del tiempo: si llovía mucho tendríamos que anular esta visita y optar por un plan B ya que los ríos estarían crecidos y la carretera en malas condiciones. Por suerte no fue así y solo indicaban nubosidad.
Mi mayor recomendación para este trayecto (ya que no hay tanta información detallada) es que antes de salir os acerquéis al Centro de Información del lago Myvatn (al lado del super Samkaup Strax y de la gasolinera) para que os digan el estado de las carreteras y sobretodo de los VADEOS. Salvo que vayáis con un super 4×4 hay que tener esto en cuenta para no encontraros tirados en medio de la nada o teniendo que daros la vuelta a medio camino. La mayoría llevamos 4×4 pero estilo SUV por lo que no son tan altos como requieren estas carreteras.
En nuestro caso, sin lluvia ese día ni los días anteriores, optamos por la ruta que va por las carreteras F905 y F910 ya que según nos informaron los vadeos en estas carreteras eran de 30 cm de profundidad mientras que por la F88 eran de 70 cm, inviable con nuestro Kia Sportage. Estas carreteras son muy malas (la F88 está en mejor estado pero con los enormes vadeos), no son de grava exclusivamente sino que hay piedras enormes, baches, zonas de «sierra» donde vas botando de forma continua y dos vadeos gordos y otros dos pequeños (no están señalados en ningún mapa pero ahí están).
Es muy importante llevar botas de goma o escarpines para poder meterte en el río y ver la profundidad y la mejor zona para que pase el coche. En algunas zonas a mi me llegaba el agua al borde de la bota de goma (para que os hagáis una idea las botas me llegaba un poco por debajo de la rodilla y mido 1,70). La opción recomendada es no atravesar los ríos en línea recta, sino trazando un arco, es decir, empezar con el morro del coche en el sentido de la corriente e ir girando hasta llegar a la otra orilla.
Fueron ocho horas de dura conducción entre ir y volver desde Myvatn, tenedlo en cuenta para que no se os haga de noche.
También recalco que hay que tener maña y pericia al volante. Yo hubiera sido incapaz de conducir por allí sin reventar alguna rueda y mucho menos de atravesar los ríos.
Pese a todas estas advertencias e indicaciones deciros que la experiencia fue realmente increíble, y los paisajes lunares durante el trayecto espectaculares. Para nosotros fue el lugar más especial de toda Islandia. No me extraña que fuera en esta zona donde realizaron los entrenamientos por parte de la NASA para el aterrizaje en la luna.
Tuvimos la gran suerte de coincidir en el trayecto con otras dos parejas españolas justo en el momento de vadear el primer río. Es una tranquilidad y un subidón enorme cuando pasamos todo: aplausos, gritos y demás por haberlo conseguido.
Como podéis ver en las fotos, un mayor nivel en el río implicaría que el agua llegara a la admisión de aire del motor y el c0che se quedara KO.
Cuando lleguéis al primer parking (tiene aseos) el ranger del parque os mandará parar para explicaros las normas y pediros que cuidéis el entorno: nada de conducir con el coche fuera de los caminos, nada de tirar basura, lo lógico, pero hay gente que no lo respeta (de hecho vimos algunas marcas de ruedas de coche fuera de los caminos). También os dará los teléfonos de emergencia por si pasara algo.
En este parking NO debéis parar, hay que continuar girando a la derecha para llegar a otro parking desde el que sale el sendero para llegar a la enorme caldera con su lago y al cráter Viti.
Es una caminata sencilla de unos 45 minutos y la recompensa al final es ¡BRUTAL! El paisaje es un lienzo, lo más bonito que vimos en Islandia, me repito mucho con esto pero es que fue increíble. Las fotos no muestran ni un 1% de lo que se ve allí.
Si os animáis podéis bajar con mucho cuidado al cráter y bañaros. Ninguno de los seis que estábamos quisimos, por lo que después de bordear el cráter con agua lechosa en su interior emprendimos el camino de vuelta.
Había que enfrentarse nuevamente a los vadeos y a la carretera ¡buffff! Eso sí, con nuevamente unos paisajes de alucinar en colores.
Para quien quiera hacer esta excursión pero no se atreva o no lleve coche adecuado, encontré dos compañías que la organizaban: Visitaskja, en autobús 4×4 costaba 23.000 ISK pero solo la hacían hasta el 7 de Septiembre y en Super Jeep 34.900 ISK (unos 280 euros por persona) y Borealtravel pero yo no os recomiendo contratar un tour, ¡¡¡ Askja hay que vivirla!!!!! No os arrepentireís.
Agotados llegamos al hotel de Myvatn al anochecer. Teníamos planeado ir a los baños termales Myvatn Nature Baths pero estábamos sin fuerzas y sin ganas de ponernos un bañador y meternos otra vez 20 minutos en el coche hasta llegar a ellos, por lo que cenamos y nos fuimos a dormir.
DÍA 9
Hoy el día amanecía muy lluvioso y la predicción era de más y más lluvia conforme avanzaba el día. ¡Menos mal que esto no nos pasó el día anterior con Askja! Teníamos 335 km por delante (4 horas y media) hasta llegar a la zona de Vallanes pero con la lluvia tuvimos que suspender la mayoría de las visitas.
La primera parada fue la espectacular cascada Dettifoss, que con sus 193 metros cúbicos por segundo es la cascada con el mayor caudal de agua de Europa.
La columna de rocío que se crea por ello se puede ver a 1 km de distancia.
Este salto de agua puede verse desde ambos lados de la garganta pero sin duda el más espectacular es el oeste, es decir, tomando la carretera 864 (no está en muy buenas condiciones pero despacito se llega bien). Si optáis por el camino sencillo deberéis coger la carretera 862.
A 800 metros andando se encuentra la cascada Selfoss pero estábamos tan calados y el camino estaba tan peligroso por la lluvia que decidimos volver al coche y seguir nuestro camino.
Nos dirigíamos ahora hacia el Este, en concreto hacia Seyðisfjörður, un pueblecito con muchísimo encanto entre fiordos. La panorámica con el reflejo de las casas, la iglesia y el fiordo de telón de fondo era espectacular.
El pueblo emanaba paz, habría sido un sitio bonito para quedarse una noche.
Para los seguidores de la peli de Walter Mitty, la carretera 93 que es la que lleva al pueblo (Seyðisfjarðarvegur) fue donde se rodó la famosa escena de Walter recorriendo en longboard las carreteras islandesas.
Lo malo es que la niebla que había en la parte alta del puerto impedía verlo bien y la lluvia empezaba a ser muy intensa por lo que decidimos irnos a la cabaña que teníamos reservada para dormir hoy: Stormur Cottagges, unas coquetas cabañas de madera en medio de la naturaleza, muy románticas ¡nos encantaron! Además a muy buen precio.
Nuestro plan de hacer el treking de 2,5 km por Litlanesfoss y Hengifoss se nos estropeó por la lluvia y la niebla, pero no nos quejamos porque el tiempo (para lo que es Islandia) se estaba portando genial.
Nos hicimos una sopita de sobre de Gallina Blanca «made in Spain» y a dormir.
DÍA 10
Hoy el tiempo ya había mejorado un poco y aunque debíamos dirigirnos al sur decidimos volver a Seyðisfjörður para quitarnos la espinita de verlo «en condiciones». El paisaje entre la niebla del día anterior se intuía esplendido ¡y así fue! ¡Como nos gustan los fiordos!
Paramos el coche y nos hicimos unas fotitos juntos caminando por este increíble paisaje.
Retomamos la ruta y ahora, para llegar a Höfn (donde queríamos llegar a la hora de comer), teníamos dos alternativas: acortar por el paso de Oxi de la carretera 939 (muy peligroso con niebla) en un trayecto de 213 km y 3 horas o emplear una hora más pero hacer este trayecto recorriendo toda la costa.
Nos decantamos por esta última opción para disfrutar de los paisajes y de la carretera.
Y como no, parada obligatoria en cuanto veíamos unos caballos. Idílico.
Fuimos dejando atrás los verdes fiordos, y el mar y el cielo azul aparecieron ante nuestros ojos como por arte de magia.
Antes de llegar a Höfn, si os interesara, podéis hacer una parada en Stokksnes, un lugar que con la marea baja tiene una estampa bonita con el reflejo de la montaña en la arena mojada. Hay que pagar en Viking Cafe (800 ISK) y si no lo haces el dueño debe tener muy malas formas. El poblado vikingo que hay cerca no debe ser interesante. Nosotros nos saltamos esta parada.
Llegamos a Höfn pasada la hora de comer pero el lugar que nos habían recomendado para ello estaba abierto: Hafnarbudin, un local en el puerto donde se suponía que te ponían un bocadillo de cigalas riquísimo pero que en realidad nos defraudó. Sabía más a pimiento, cebolla y mayonesa que a cigalas (y costaba 2.000 ISK) .Igual el fish and chips estaba mejor pero no lo probamos.
Desde Höfn ya se podía divisar el increíble glaciar Vatnajökull, el mismo que en un rato veríamos de cerca con la excursión que teníamos contratada a las 17:40 horas con Icelagoon (9.500 ISK cada uno) para poder ver después la puesta de sol desde la laguna.
La excursión decidimos hacerla en zodiac (al igual que la de las ballena en Húsavík) para poder estar más cerca del hielo y vivirlo de forma más aventurera.
Pero esta lancha era muchísimo peor, tenías que ir sentada en el borde y para fotografiar había que hacer contorsiones o darte la vuelta sin caerte. Muy mal y muy arriesgado, pero el poder ver los icebergs y el glaciar de cerca fue increíble.
Y creo que podría poneros mil fotos de este increíble lugar. Es tan especial que os parecerá que estáis en un documental.
Ese color azul del hielo, sus formas, el contraste con las montañas tan características de Islandia. Todo os dejará con la boca abierta (sobre todo si os pasa como a nosotros que es la primera vez que veíamos algo así).
Y que me decís de esta preciosa monada que nos encontramos encima de un bloque de hielo. Nos miraba con curiosidad, era adorable y todos exclamamos un «ohhhh» al verla.
Para mí es una actividad imprescindible (mi espalda no opina lo mismo jajaja) y hasta la repetiría si volviera a Islandia.
Os recomiendo hacer esta excursión al atardecer, la puesta de sol es preciosa y además hay mucha menos gente para poder disfrutarla con tranquilidad.
Fijaros que colores nos iba regalando el atardecer ¡mágico! Por estos colores es por los que ir en verano, con la noche ártica, tiene que ser brutal. Un atardecer continúo, una locura fotográfica.
Justo al otro lado de la carretera está Diamond Beach, una bonita playa del lago glaciar Jökulsárlón donde los blancos icebergs contrastan con la arena negra de la playa. Otra de las paradas imprescindibles en la ruta islandesa.
Tenía programada otra visita a una laguna más pequeña llamada Fjallsárlón pero la falta de tiempo hizo que no pudiéramos verla. Las horas se nos pasan volando cuando ponemos el trípode y el disparador. Y luego, claro, toca renunciar a lugares.
Otra de las actividades que se puede hacer en esta zona es una excursión por el glaciar.
Pero decidimos ahorrarnos las 16.900 coronas que costaba por persona (unos 136 euros) porque es una experiencia que queremos vivirla por todo lo alto en el glaciar de los glaciares: El Perito Moreno, cuando visitemos Argentina.
Decisión acertada o no, pues no sé, si alguna vez lo hacemos ya os contaré. Las webs que miré para hacer esta excursión fueron: Mountainguides y Guidetoiceland por si alguno estáis interesado en realizarla.
Y llegó la hora de irnos a descansar al mejor hotel de todo el viaje: Fosshotel Glacier Lagoon, un hotelazo de categoría, con una cuidada arquitectura, un diseño moderno y un ventanal impresionante en la habitación. Descansamos como bebes.
DÍA 11
La previsión meteorológica para hoy era de mucha lluvia por lo que decidimos no madrugar y disfrutar del hotel y del maravilloso desayuno. ¡No nos cabían las cosas en la mesa!
Teníamos por delante 289 km y tres horas y media hasta nuestro Motel cerca de Flúdir pero con la lluvia apuramos el check-out y a las doce del mediodía salimos rumbo a los Campos de Eldhraun (topónimo islandés que significa «desierto de lava»).
Es una llanura que quedó cubierta por la lava expulsada durante la erupción del volcán Laki y que ahora se encuentra envuelta en una gruesa capa de musgo.
Es un paisaje maravilloso que nos recordó mucho a los campos de lava de Berserkjahraun que visitamos en nuestros primeros días en Islandia.
Desde aquí nos dirigimos a Vík.
No teníamos mucha hambre pero leímos que muy cerca de la playa del pueblo (Reynisdrangar) había un puesto de sopas muy recomendable: The Soup Company , por lo que nos acercamos.
La carta se limita a dos sopas diferentes, un pan de curry y la bebida que quieras coger. En nuestro caso elegimos una de pollo y otra de aguacate y ambas estaban riquísimas. Se comen en un contenedor de la guerra mundial que han habilitado para ello pero es muy básico (de hecho vimos a turistas que se acercaban y se marchaban) . Si queréis comer algo caliente, rápido, rico y económico es muy buena opción.
Y con el estómago caliente nos fuimos a la playa a sacar unas fotos. Como había estado lloviendo no había absolutamente nadie, por lo que pusimos el trípode y ¡a disparar! Que barbaridad de paisaje, flipante, alucinante, precioso. Habríamos estado allí mil años.
Esta foto que veis a continuación decora una de las paredes de mi casa. En blanco y negro es una imagen que además de trasladarme de inmediato a Islandia, me transmite paz, la misma paz y tranquilidad que tuvimos en ese momento.
Volvimos a coger el coche para ir a la playa Reynisfjara, situada justo al otro lado de donde nos encontrábamos. Aquí nos topamos con otra iglesia y no pudimos resistirnos y paramos a sacarle una foto. ¡Las iglesias islandesas nos encantan!
La playa de Reynisfjara,está mucho más concurrida, tiene un aparcamiento y una cafetería. Son las vistas de antes pero desde el otro lado de la montaña.
¡Ah¡ Hay que tener muchísimo cuidado con las olas. En más de una ocasión nos tocó salir corriendo con el equipo a cuestas jajaja. Mirad la segunda foto, que es el «Making off» de las fotos de esta playa. Porque nadie dijo que fuera fácil sacar fotos y no es oro todo lo que reluce.
También podéis explorar las cuevas y formaciones que hay en esta playa, otra preciosidad de Islandia.
Muy cerca de la playa se encuentran los Acantilados de Dyrhólaey, en nuestro caso no nos acercamos por falta de tiempo, pero las vistas desde allí son una preciosidad. Además se pueden ver frailecillos.
El resto de visitas de esta zona las haríamos unos días mas tarde por lo que pusimos rumbo al alojamiento reservado para esta noche: South Central Motel, un alojamiento muy bien ubicado para ver Landmannalaugar al día siguiente y con cocina para poder preparar una rica cena. Camas comodísimas y muy limpio, no dice por fuera lo que es por dentro.
DÍA 12
La mañana amanecía con un sol radiante. Una gran noticia para ir a Landmannalaugar.
Hoy teníamos 253 kilómetros por delante y casi cinco horas de viaje (parte por carreteras F: F208 y F26, de ahí las horas).
Nuestra primera parada fue la cascada Hjálparfoss, una curiosa cascada doble muy poco concurrida con el estratovolcán Hekla de fondo.
La siguiente parada fue el cráter Blahylur (o Hnausapollur), uno de los más bonitos que vimos en Islandia.
Os recomiendo que no os lo perdáis, además se llega con el coche hasta el mismo borde. Es todo un espectáculo y para que veáis la inmensidad os pongo dos fotos donde salgo yo y otro turista para que se vea la escala ¿nos encontráis?
Cerca hay otro cráter muy similar llamado Ljótipollur en el que con una pequeña caminata de 2 km se llega, pero decidimos ir directos al aparcamiento de Landmannalaugar.
El coche hay que dejarlo antes del río (y caminar por el puente peatonal) ya que hay un pequeño vadeo. Nosotros con Askja ya tuvimos bastante jajaja.
En el punto de información del camping podéis adquirir este mapa y decidir qué camino seguir en función del tiempo que tengáis.
En nuestro caso decidimos subir por el camino de estacas rojas hasta Brennisteinsalda y bajamos por el camino de estacas verdes hacía Vondugil.
Fueron unas cuatro horas de trekking bastante llevadero con unos paisajes espectaculares, y además, con el día tan bueno que hizo lo disfrutamos un montón.
No paramos de sacar fotos. Islandia es capaz después de diez días de seguir sorprendiéndote. Cada zona es diferente, cada lugar más espectacular que el anterior.
Las tierras altas son, sin duda alguna, un imprescindible que no debéis perderos en vuestro road trip por Islandia. Nosotros solo pudimos ver Askja y Landmannalaugar pero lo que he podido ver de otros lugares es también impresionante.
El valle mientras bajábamos se veía precioso. Montañas esculpidas como si fueran barro, mil colores, llanuras llenas de flores blancas estilo algodón que te invitaban a tumbarte y contemplar ese maravilloso lienzo.
El silencio, el paisaje, el sol en la cara ¡no podíamos pedir más!
En la zona del camping hay una poza natural, pero a la hora a la que fuimos estaba llena por lo que no invitaba a meterse.
Nos montamos en el coche y a recorrer de nuevo las carreteras F por las que habíamos venido. Dijimos adiós a nuestra última incursión en las tierras altas de Islandia. Bueno, más que adiós hasta pronto, que nunca se sabe….
Hoy dormiríamos en el hotel Litli Geysir Hotel, un hotel situado justo enfrente del Geiser Strokkur.
Llegamos agotados del viaje pero, por suerte, tanto la habitación como la cena que tuvimos en su bonito comedor a la luz de las velas hizo que nos relajáramos y tuviéramos fuerzas para salir por la noche a ver si veíamos la aurora boreal.
Había muy buenas previsiones en cuanto a actividad pero nuevamente las nubes nos impedían verla, por lo que después de algo más de una hora a la intemperie decidimos irnos a dormir.
DÍA 13
Amanecía otro nuevo día soleado y para hoy teníamos dos opciones: ir a la zona de Kerlingarfjöll y hacer un trekking similar al del día anterior o visitar los alrededores de forma tranquila y sin hacer muchos kilómetros de coche.
Optamos por esto último, por lo que después de desayunar en el hotel nos acercamos a ver los famosos Geiseres Strokkur y Geysir. Este último está considerado como el padre de los geiseres y es el que curiosamente da nombre a este fenómeno geológico y a la zona geotermal donde está situado. Su historia es muy triste ya que personas sin corazón ni cabeza decidieron arrojar productos químicos y jabón para que fuera más activo, provocando justo lo contrario. Antes de que interviniera la mano humana emanaba una torre de agua que alcanzaba los 60 metros de altura. Ahora por desgracia ya no lo podemos ver.
El geiser Strokkur en cambio sí lo podemos admirar. Eclosiona aproximadamente cada cinco minutos y puede alcanzar una altura de unos 20 metros. Pero tened cuidado o ¡podéis acabar empapados!!
Pasamos bastante rato aquí porque queríamos sacar la foto de la «burbuja» antes de explotar, y con entre la gente, el vapor que nublaba la toma y el no saber de forma exacta cuando iba a suceder se alargó, pero al final algo conseguimos. Este momento congelado en una imagen es espectacular.
Muy cerca de aquí hay una macro tienda de regalos con cafetería, comedor y aparcamiento, por lo que como teníamos tiempo entramos a mirar algún regalito para la familia. Había jerseys, mantas, souvenirs, todo muy chulo aunque también muy caro.
Desde aquí nos fuimos en busca de una cascada que poca gente conoce ya que llegar a ella es complicado y hay que meterse por fincas privadas: Bruarfoss. Están acondicionando un acceso, por lo que pronto será de dominio público para autobuses y miles de turistas.
ACTUALIZACIÓN: El parking ya está construido (aparece en Google Maps como » Brúarfoss Waterfall Official Parking») y el camino está marcado, teniendo que hacer una caminata algo más larga (3 km, aproximadamente una hora por lo que he leído) que la que hicimos nosotros pero llegando al mismo punto.
Os recomiendo que vayáis cuanto antes para poder admirarla en solitario. Es una maravilla.
Para que no deis vueltas (como nos pasó a nosotros) os dejo las indicaciones que seguimos nosotros, pero como os he comentado esto ya no es necesario y se puede ir directamente y de forma legal desde el parking. Aún así, os lo pongo para que sepáis lo que tuvimos que hacer.
Guiaros por google maps y estas pistas: hay que tomar la carretera 37 y coger un desvío hacía un complejo vacacional (Brekkuskógur). Seguís la carretera de tierra girando a la izquierda en el desvío (solo se puede girar a la derecha o a la izquierda). Si seguís rectos os vais a encontrar con un cartel amarillo y rojo que indica que no se puede pasar (No trespassing).
Continuáis recto hasta que encontréis la casita de madera número 13 de la primera foto (si no recuerdo mal volvía a haber otra bifurcación donde un lugareño nos indicó que debíamos coger el camino de la izquierda de nuevo). Allí veréis una zona no muy grande para poder dejar el coche y continuar a pie siguiendo el sendero de la segunda foto (Brúará). Veréis que hay una valla, pero si continuáis hasta el final ( donde se ve el río con el puente) podréis pasar por debajo de la misma (con cuidado para no engancharos) y ya estar al otro lado.
Luego es simplemente seguir el camino hasta llegar a esta preciosidad turquesa.
No es una cascada con altura, ni con mucho caudal, pero tiene un encanto muy especial.
Nos comimos nuestros bocadillos y pusimos rumbo a Gullfoss, la cascada dorada.
Tiene 32 metros de caída y el cañón que la rodea alcanza hasta los 70 metros de altura, por lo que la panorámica es muy bonita.
Como todavía teníamos unas horas de sol y no estábamos muy cansados decidimos acercarnos al Glaciar Langjökull.
El camino transcurre por dos carreteras F: F35 y F336 hasta llegar al refugio de Mountaineers of Iceland. Ambas carreteras con 4×4 sin problema.
Desde aquí parten las excursiones con motos de nieve por el glaciar, por si os interesara esta actividad (nosotros ya lo hicimos en el viaje a Laponia y como son tan caras decidimos no repetir).
Hoy nuevamente anunciaban actividad alta en las webs de predicción de auroras boreales, por lo que volvimos al hotel para cenar pronto y salir a ver si teníamos suerte (ya que estaba bastante despejado).
En el hotel Litli Geysir (para quien no quiera estar en medio de la nada esperando horas) puedes dejar el número de habitación y te llaman si sale la aurora, incluso tienen un telescopio para el uso de los huéspedes, pero nosotros no queríamos jugárnosla.
Nosotros decidimos ir al campo de geiseres que teníamos justo enfrente del hotel, montar el equipo y esperar mirando cada poco el móvil con las apps y la predicción. Impresiona estar allí de noche, sin luz y escuchando la eclosión del geiser Strokkur cada poco, con su columna de agua divisándose incluso en la oscuridad.
Después de un buen rato congelados a la intemperie empezamos a ver algo en el cielo: ¿seria la aurora? ¿serian imaginaciones nuestras? NO, ¡¡¡era la aurora!!! Se veía tímidamente, no era como imaginábamos danzando por el cielo, pero allí estaba.
Había momentos en los que se veía mucho más pero en la app ya indicaba que la intensidad había bajado con respecto a la predicción de la tarde. Aun así, pudimos sacar unas bonitas fotos con el geiser de fondo y nos dijimos: con esto ya estamos más que contentos (las fotos nocturnas son cortesía de mi chico, por cierto). Lo que no sabíamos era el espectáculo que veríamos un día más tarde.
DÍA 14
Hoy nos despertamos con mucho sueño pero con la sonrisilla en la boca…. que bonito fue! Desayunamos en el bufet del hotel y pusimos rumbo a la zona sur de nuevo.
El día de hoy lo había dejado sin organizar: podíamos ir a ver Reykjavik o volver a algún sitio que nos hubiéramos dejado por ver. Como fue este último caso decidimos hacer un esfuerzo e ir hacia atrás unas tres horas en coche para ver algunos de los «must» que habíamos tenido que dejar pendientes por culpa de la lluvia.
La primera parada fue el Avión abandonado en Sólheimasandur, un avión militar estadounidense de la época de la guerra fría y que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la playa negra de Sólheimasandur en 1973. Desde entonces sus restos descansan en esta playa que parece un desierto y a la cuál no es aconsejable acudir con mal tiempo debido a los fuertes vientos y tormentas de arena que se forman.
Si vais en dirección a Vík el avión se encuentra una vez pasada Skógafoss y la carretera 221. Veréis un aparcamiento a mano derecha (en google maps aparece como Sólheimasandur Parking), dejáis el coche y camináis unos 40 minutos hasta llegar a él.
Si vais pronto lo encontrareis con muy poca gente pero a medida que avanza el día se llena. Es un auténtico paraíso para los fotógrafos.
Otra caminata de 40 minutos de vuelta (se hacen interminables) y a nuestra siguiente parada: Cañón de Fjaðrárgljúfur, una visita muy recomendable y muy poco masificada.
El cañón fue creado gracias a la erosión producida por el agua que bajaba de los glaciares y ofrece unas vistas impresionantes. La ruta son unos 2 km hasta el último mirador y creo que es una visita obligatoria y muy sencilla.
Entre las tres horas de coche, la caminata para ver el avión y este pequeño treking estábamos muertos. Peeero mi móvil decía que hoy había intensidad máxima de aurora boreal y que iba a estar despejado, por lo que ni cortos ni perezosos nos fuimos a la laguna glaciar de Jökulsárlón para poder verla desde allí. Estamos un poco locos pero son oportunidades que no hay que dejar escapar.
Antes de llegar a la laguna paramos a ver la iglesia mas bonita de Islandia (en mi opinión): Hofskirkja, que con la puesta de sol parecía sacada de un cuento.
No tengo palabras para describirla, es simplemente preciosa.
Y bueno, ¡cómo luce de diferente esta carretera con sol! Mirad que preciosidad.
He de decir que el sur es muy bonito pero está muy masificado (es lo más accesible y cómodo). Viniendo del oeste, norte y este con lugares desiertos tan preciosos choca mucho ver autobuses y autobuses de turistas.
En invierno esto cambia radicalmente y la afluencia es mucho menor. Además los paisajes son también impresionantes con todo nevado. Tendré que volver entonces para comprobarlo.
Por el momento, me quedo con estas impresionantes vistas al glaciar.
Y llegamos a Jökulsárlón. Nuestras cabezas no hacían más que mirar al cielo.
Ya había oscurecido y algo se empezaba a notar….y ese algo empezó a subir de intensidad, más y más. Corrimos como locos a la montañita que hay al lado de la laguna, pudimos habernos roto una pierna, no se veía nada e íbamos con todos los trastos cargados, pero lo que estábamos viendo hacía que nos diera igual.
Allí arriba estábamos varias parejas de frikis con todo el equipo preparado….. ¡Y la magia comenzó!
Colores verdes y morados, estrellas fugaces, la laguna a nuestro lado (en la foto si os fijáis a mano izquierda se pueden ver los fragmentos de hielo), no hubiera imaginado un lugar con más magia que este.
De repente la actividad paró e iba pasando el tiempo y veíamos que la aurora no volvía a salir. En la app indicaba que el pico había disminuido pero que en un rato volvería a máximos.
El alojamiento donde dormiríamos hoy estaba a 230 km (casi 3 horas) de allí e íbamos a llegar tardísimo por lo que decidimos ponernos en ruta. Cuando íbamos por la carretera 1 vimos el cielo nuevamente verde, paramos, mire la app y el pico estaba a tope. ¿Verde? Eso no era verde, ¡Era fosforito! ¡Cómo danzaba! daba hasta miedo. No hacía más que gritar y decirle a mi chico que mirara, como si no lo viera, jajaja. Estábamos alucinando en colores (nunca mejor dicho). Nos dolía el cuello de mirar hacía arriba pero nos daba igual. Fascinante, asombroso, ha sido lo más increíble que he visto en mi vida, no tengo palabras para explicarlo.
Después de verlo entendí por qué los Vikingos creían que la aurora boreal era la armadura de las míticas Valkirias (doncellas de Odin) cuyos cascos, corseletes y escudos estaban hechos de oro puro, que relucía cuando surcaban el cielo en sus corceles alados en busca de los caídos que merecían entrar al Valhalla.
Si no supiera lo que es de verdad pensaría que es algo mágico, de dioses.
Continuamos el camino y llegamos a nuestro alojamiento: Welcome Holiday Home, unas cabañitas de madera muy nuevas en las que descansaríamos solo unas horas. Como tenían cocina preparamos una sopita caliente (pese a ser más de la 1 de la madrugada) pero antes de empezar la aurora volvió a salir de nuevo, por lo que otra vez a mirar al cielo.
¡Esto se estaba convirtiendo en un vicio ya! La foto de la aurora con nuestra cabaña es de ensueño.
No me creo la suerte que tuvimos, la casualidad de que el sol el 6 de septiembre emitiera dos potentes erupciones solares, la segunda de ellas la más intensa registrada desde el inicio de este ciclo de actividad solar en diciembre de 2008, según ha indicado la NASA en un comunicado. Fue algo increíble y espero volver a repetirlo, ¿en Tromsø tal vez?
A las tantas de la madrugada agotados por completo nos fuimos a dormir.
Habíamos cumplido un sueño, teníamos las imágenes en la cámara y en nuestra retina y una felicidad interior que no os puedo explicar. Despedíamos Islandia con un broche de lujo.
DÍA 15
La cabaña debíamos dejarla a las 11 y apuramos hasta el último minuto. Estábamos muy contentos pero el cansancio se notaba y nuestros cuerpos no nos pedían madrugar.
Hoy teníamos que coger el vuelo nocturno de vuelta a España, dos horas y media de coche y 190 km, por lo que las visitas de la mañana las redujimos a dos dejando pendiente para otra visita (porque a Islandia volveremos seguro) la cascada escondida de Gljufrabui, Seljavallalaug (piscina termal) y las que en días anteriores no pudimos ver por la lluvia.
La visita que si que no quisimos perdernos y que además teníamos al ladito del hotel era la maravillosa cascada de Skógafoss, de 62 metros de alto y 25 metros de ancho. Una preciosidad y una cascada «elegante» a más no poder.
Para lograr una buena foto con efecto hay que remangarse, nunca mejor dicho: unas botas de goma ¡y a meterse en el río! Que fue lo que hicimos en la fotografía anterior.
También se puede ver desde arriba accediendo por unas escaleras que hay, pero nosotros no subimos, preferimos verla desde la distancia, en un camino que sale antes de llegar al desvío del aparcamiento, con la pradera y las ovejitas. Mirad que auténtica pasada.
Otra de las cascadas imprescindibles de Islandia es la de Seljalandsfoss, famosa porque se puede recorrer por detrás. Mirad también que altura tiene comparando con la persona que aparece como referencia en la foto.
Tiene que ser una experiencia super bonita pero entre que el parking era de pago y que queríamos llegar a comer a Reykjavík para luego ir al Blue Laggon sin tener la ropa calada en la maleta, decidimos no parar y sacar una foto desde el propio parking.
Otra excusa para volver y sacar una bonita foto al atardecer o amanecer desde dentro de la cascada.
Reykjavík la visitamos desde el coche y paramos a comer en el restaurante Saegreifinn, una recomendación de una compañera de trabajo muy acertada.
El local está situado en el puerto y sirven comida islandesa a precios muy razonables con un pescado fresquísimo.
Puedes pedir brochetas (de rape, vieiras, salmón, ballena, etc…) y sopa de langosta entre otros manjares, ¡por no hablar del postre!
¡La brocheta tenía tan buena pinta que ni me acordé de sacar la foto antes de hincarle el diente!
El viaje ya estaba llegando a su fin y como colofón antes de coger el avión fuimos a relajarnos al Blue Lagoon.
La entrada la reservamos con antelación en su web Bluelagoon para las seis de la tarde y así evitar que llegáramos y estuviera completo.
Al igual que en Hofsós elegir una hora en la que la luz va disminuyendo es importante ya que así tiene mucha más magia: el contraste del agua azul celeste con el negro volcánico y los chorros de vapor crean una estampa única. Aún así, he de decir que aunque me gustó la experiencia creo que no vale lo que cobran pero ¿cómo te vas a ir de Islandia sin ir al Blue Lagoon?
Islandia se acababa, tantos días, tantos kilómetos, tantas experiencias que nunca olvidaremos….Como decía John Steinbeck » La gente no hace viajes, son los viajes los que hacen a la gente» e Islandia sin duda alguna nos había marcado .
Espero que la entrada de Islandia os haya gustado y haya sido amena y, por supuesto, cualquier cosa en la que os pueda ayudar me la podéis indicar en los comentarios.
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¡Salud viajer@s!
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proyecto spa
Has dado en el clavo con este post , realmente creo que este sitio tiene mucho que decir en estos temas . Volveré pronto a vuestro sitio para leer mucho más , gracias por esta información .
Conchi
Muchas gracias. Un saludo!
Diego Leytes
Cuanto cuesta viajar allí por una semana?. Con todos los gastos incluidos desde que saliste de Madrid?
Conchi
Hola Diego! El presupuesto va a depender muchísimo de dos variables clave: el tipo de coche que alquiles y el alojamiento.
Si te decantas por un 4×4 como hicimos nosotros para poder ir por libre a las highlands (lo más brutal) y tener espacio y comodidad para conducir tantos días, el precio sube bastante si lo comparas con un turismo (15 días un Kia Sportage 4×4 fueron 1.200 euros, pero un coche compacto una semana lo tendrás por unos 400 euros/semana).
Por otro lado está el alojamiento, ya que hay opciones más económicas compartiendo baño (pero aún así caras) o incluso vimos a gente durmiendo en las furgonetas (coste cero). Si vas a hoteles con baño privado el precio sube bastante y la noche ronda los 100-200 euros por habitación, con una media de 150 euros (el hotel mas caro, aunque espectacular, fueron 240 euros en el Fosshotel Glacier Lagoon y el más barato en el aeropuerto por 100 euros). De caravanas no te puedo comentar porque no las miramos ya que no nos permitían acceder a lugares que considerábamos imprescindibles.
La comida nosotros tiramos de super y nos llevamos un montón de cosas en la maleta, por lo que salvo algunos días que si que nos dimos el lujo de comer o cenar en un restaurante el resto ahorramos bastante por eso.
Las excursiones también suben el presupuesto bastante porque son caras y depende de las que queráis hacer (ballenas en Husavik, zodiac en Jokulsarlon, vuelo por Viti…).
Para que te hagas una idea, nuestro presupuesto en 15 días fueron aproximadamente unos 2.500 euros por persona e hicimos todo lo que ves en el blog, pero como te he dicho este presupuesto lo «tienes que coger con pinzas» porque depende mucho de todo lo anterior.
Un abrazo!
Jaione
Precioso. Islandia, de tu mano, parece mucho mas fácil de visitar. Gracias por compartirlo.
Conchi
¡Muchísimas gracias Jaione!Si te animas y tienes alguna duda ya sabes. El país te va a encantar, te lo aseguro. Un abrazo
Ambar
Que mágico, me encantaría viajar pero no tengo con quien. 😊😊 hermoso todo
Conchi
¡Muchas gracias Ambar! Hay foros en los que escriben viajeros que también van solos y si cuadran los días y la ruta que quieres hacer te puedes unir al grupo. Yo te recomiendo que te animes y que eso no sea una barrera.
FRANCISCO JOSE PITARCH PASTOR
Impresionante. Me ha encantado
Conchi
¡Muchísimas gracias Francisco Jose! Me alegra que te haya gustado.