Baviera esconde rincones de cuento y no lo digo como una mera expresión.
Múnich te cautiva con su arquitectura, Oberammergau os sorprenderá con sus casas pintadas, la Selva Negra con sus relojes de cuco, bosques y castillos y la guinda del pastel: el Castillo de Neuschwanstein, el castillo más bonito que he podido ver en mis viajes y que consiguió emocionarme nada más verlo.

Si estás pensando en hacer una escapada al sur de esta preciosa región de Alemania no te pierdas este post.

¡Allá vamos viajeros!

CUANDO IR

Baviera tiene la gran ventaja de poder disfrutarse durante todo el año aunque está claro que, dependiendo el mes en el que vayáis, os encontrareis paisajes y experiencias diferentes.

La temporada alta son los meses de verano (de junio a septiembre) donde el clima es muy agradable y llueve poco. Pero claro, encontrareis mucho más turismo y precios más elevados.
Nosotros visitamos Baviera en julio ya que este viaje era una parte de un road trip donde recorrimos Suiza y Alsacia y el tiempo fue magnífico.

La primavera y el otoño son también épocas donde pese a no tener el tiempo tan garantizado, hay menos turistas y los paisajes (sobre todo los otoñales) harán las delicias de vuestras cámaras fotográficas.
No debéis olvidar que, a no ser que vayáis al Oktoberfest, no hay que ir a Múnich a finales de septiembre, ya que os encontrareis todo a tope y los alojamientos completos. Yo esta fecha la tengo apuntada porque me encantaría vivir un Oktoberfest allí, tiene que ser brutal.

¿Y qué me decís de poder ver el castillo de Neuschwanstein totalmente nevado en invierno o los mercadillos de navidad de Múnich y Baviera en general? Un sueño y una época mágica, eso si, abrigaros bien porque el frío es considerable.

DATOS PRÁCTICOS

– Ruta: La distribución de los días que dedicamos en nuestro road trip a Baviera y Selva Negra la hicimos de la siguiente forma:

  • España-Múnich
  • Múnich visitas ciudad
  • Múnich-Oberammergau-Iglesia de Wies- Füssen
  • Füssen-Ruta por Suiza y Alsacia (en otro post)-Gengenbach-Triberg-Fin del viaje

– Vuelo: Volamos con Lufthansa en vuelo directo Bilbao-Múnich pero nos hicieron una faena porque cancelaron tanto el vuelo de ida como el de vuelta y nos tocó adelantar la salida (y pedir permiso en el trabajo) y a la vuelta hacer escala en Frankfurt. En tiempos de Covid era una posibilidad si no se llenaba el vuelo y tuvimos esa mala suerte.

Nosotros volamos a y desde Múnich ya que este viaje, como os he comentado antes, era parte de un road trip más amplio, pero si por ejemplo queréis empezar el viaje por la Selva Negra otra opción es volar a Stuttgart o a Nuremberg.

Planificar los vuelos en función de vuestro recorrido y los precios y combinaciones que haya en el momento.

– Visado: Los ciudadanos de la Unión Europea no necesitamos tramitar ningún visado para acceder al país. Con presentar el DNI en vigor es suficiente (aunque nosotros también llevamos el pasaporte).
Si no pertenecéis a la Unión Europea consultad los requisitos y trámites.

– Moneda: En Alemania la moneda es el Euro y el pago con tarjeta está ampliamente extendido. No obstante, en pueblos pequeños o para compras de pequeño importe os recomiendo llevar efectivo.

– Seguro: En esta ocasión decidimos contratar el seguro Iati Escapadas ya que era el que más se ajustaba a nuestra ruta y necesidades.
Aunque llevábamos la Tarjeta Sanitaria Europea preferimos ampliar las coberturas con un seguro privado. La salud es lo primero y es donde no se debe escatimar. Debería de ser un elemento imprescindible en todos los viajes.
Si accedéis a través de este enlace o pincháis en la foto, tendréis un 5% de descuento.

– Coche de alquiler: El coche elegido fue un Ford Focus familiar que reservamos con la compañía Álamo (hubiéramos preferido un SUV porque nos parecen los coches más cómodos para este tipo de viajes, pero no tenían).
Para buscar el coche usé el comparador de la web rentalcars.
El seguro no pude contratarlo a través de la web ya que me indicaron que la cobertura premium no estaba disponible con esa compañía, por lo que tuvimos que contratarla al recoger el coche.
Por suerte no lo usamos pero jamás se nos pasa por la cabeza no contratarla (aunque nos de mucho dolor pagar el extra).

El coche llevaba GPS incorporado pero no tuvimos que pagar ningún extra por él.

El mostrador de Álamo en el aeropuerto de Múnich está dentro de la terminal y el parking con el coche a escasos metros de la salida.

Además, algo muy importante que no debéis olvidar es avisar a la compañía de alquiler de coches los países que vais a recorrer.
Es muy habitual que se crucen fronteras y si pasa algo podéis tener un problema. Nosotros pagando un pequeño suplemento nos añadieron tres países.

Para conductores Españoles no es necesario llevar el carnet de conducir internacional, con el del país de origen es suficiente.
Si tenéis alguna duda o sois de otra nacionalidad preguntad a la compañía de alquiler directamente para poder solicitarlo con anticipación en caso de que fuera necesario.

– Traslados en Múnich: Nosotros no recogimos el coche de alquiler para recorrer Baviera hasta que salimos de Múnich.
Nos parecía mucho más cómodo movernos por la ciudad a pie ya que el centro no es muy grande y usar el metro para acceder a un par de zonas que queríamos visitar más alejadas. Además de esta forma nos ahorrábamos esos días de alquiler.

Si llegáis como nosotros en avión y no queréis complicaros la vida con el metro o vuestro vuelo aterriza a horas «raras», una opción muy cómoda (aunque como es lógico más cara) es contratar el traslado con Civitatis. Con ellos hemos contratado otras veces traslados y tours y siempre hemos tenido muy buenas experiencias. Además se puede cancelar anticipadamente de forma gratuita.

Si optáis por el metro, debéis saber que el aeropuerto de Múnich está unido con el centro de la ciudad por el S-Bahn (S1 y S8) y los billetes los debéis comprar en estas máquinas que veis en la foto.

Os dejo un enlace donde podéis ver tanto el coste del billete como los horarios y tiempos del día que le indiquéis (p.e. Airport Munich a München, Marienplatz suele ser de unos 50 minutos) Muenchen.de
Además en esta web podéis descargaros en PDF el mapa del metro desde el apartado «Maps & Stations» lo que es muy práctico.

El ticket solo se valida una vez, a la entrada y no hay ningún torno, pero ojo, que si queréis hacer la «picaresca» y os pilla el revisor os caerá una bonita multa alemana.

Debéis fijaros en los carteles informativos, en los vagones y en las letras del suelo, ya que está todo muy bien informado.

Hay diferentes tipos de billetes y en función de vuestra hora de llegada y de lo que queráis hacer ese día (si vais a aprovechar y a visitar lugares que requieran metro) os interesará coger uno u otro.

En la misma web de antes en el apartado «Buy Tickets» podéis verlos todos.
Nosotros estuvimos valorando el billete de un día (válido para todos los trayectos desde la validación hasta las 6 a.m. del día siguiente) el billete de un día que incluía el traslado al aeropuerto y el billete de grupo de hasta cinco personas (por si era económico para la zona a visitar siendo dos personas) y el billete simple.

– Hoteles: Como siempre señalo, este apartado es muy subjetivo.
Para mí un viaje no es solo las cosas que se ven, sino también dónde se duerme, es un todo, y en esta parte del viaje tenía uno donde mis expectativas eran muy altas por el lugar donde se encontraba. Ya veréis cual es.
Todos hoteles los reservé con Booking con opción de cancelación sin coste. Me gusta tener esta flexibilidad aunque cueste un poco más.

– Internet: En Alemania teníamos roaming  con nuestra compañía, por lo que no nos hizo falta comprar ninguna tarjeta de datos extra. Si no es vuestro caso, miradlo, ya que tener datos fuera del free wifi es muy importante para poder localizar todos los puntos a visitar, restaurantes etc.

– Electricidad: La corriente eléctrica en Alemania es de 230 V y los enchufes son de dos agujeros redondos (tipo F y tipo C), es decir, igual que en España, por lo que no es necesario llevar adaptador. Si viajáis desde fuera de España mirad la compatibilidad.

– Comida: No creo que descubra nada nuevo si os digo que en Alemania abundan las salchichas, la cerveza, los Bretzel el Apfelstrudel o la tarta de la Selva Negra, pero sería injusto reducir su gastronomía a estos platos.
Hay opciones para todos los gustos y bolsillos, desde comer en una cervecería a un restaurante de estrella michelín.

Para que os suenen los nombre de lo más típico os dejo algunas opciones de platos que probamos o que llevaba apuntados para probar en Baviera.

Wiener Schnitzel, uno de los platos más habituales de Baviera que no es otra cosa que un filete empanado que sirven con patatas fritas o con alguna salsa de frutos del bosque.

Bretzel bávaro. Este «panecillo» ya lo había probado en Nueva York, en uno de esos típicos puestos callejeros de la gran manzana y no fui capaz de terminármelo de lo malo que estaba. Pero decidí darle una segunda oportunidad aquí en Alemania y después de esto repetí en varias ocasiones. Estos Bretzel nada tenían que ver con el de NY.
Es una masa con olor y sabor al trigo, la leche y la levadura con las que está hecho cubierta con granos de sal que le dan un toque único.

Schweinshaxe, es decir, codillo de cerdo asado con salsa, puré de patatas y col. Otro plato para saltarse a lo grande la dieta, muy rico y sabroso y muy típico.

Weisswurst. Y es que no se puede hablar de Baviera sin mencionar a sus salchichas ya que no hay otro lugar en el mundo con tanta variedad. Esta salchicha blanca se elabora con carne picada de ternera y de cerdo junto con especias y se acompaña con cerveza y un poco de mostaza dulce al estilo de Baviera.

Apfelstrudel (tarta de manzana) es uno de mis postres favoritos y aquí lo hacen a las mil maravillas. Si lo veis en la carta de un restaurante o en una pastelería no dudéis en probarla, es toda una delicia.

Schwarzwälder Kirschtorte, o lo que es lo mismo, tarta de la Selva Negra. Y que mejor que probar este maravilloso bizcocho de chocolate con tres capas de nata, cerezas ácidas y Kirsch (licor de cereza) que en su lugar de origen, la Selva Negra. Os encantará y os diré donde debéis comerla allí.

Otros platos contundentes para los fríos días de invierno son la Gulaschsuppe que es una sopa con abundantes tropezones de carne y verduras y la Leberknödelsuppe, con una o varias albóndigas gigantes hechas de carne de vaca, hígado y pan. 

Y como siempre, después de todos los datos viene lo mejor ¡el detalle de la ruta! Allá vamos.

Día 1: España-Múnich

Como os comentaba en los datos prácticos, este viaje tuvo sus contratiempos antes de iniciarse.
Al viajar recién abiertas las fronteras por la crisis sanitaria Covid-19, las compañías aéreas hacían «apaños» para juntar viajeros y poder operar sus vuelos sin importarles mucho si sus cambios te cuadraban o suponían tener que cancelar un viaje.

Por ello no íbamos al aeropuerto con la misma alegría de siempre. No me malinterpretéis, contentos estábamos un rato largo, pero esa incertidumbre de si se operaría el vuelo o nos dejarían tirados en el último momento no nos hacía disfrutar del momento y de las mariposillas típicas que siempre tenemos al iniciar un nuevo viaje.

Por suerte todo fue bien. El vuelo salió puntual y llegamos al aeropuerto de Múnich según lo previsto.

Recogimos nuestras maletas y seguimos las indicaciones de S-Bahn hasta llegar a las máquinas donde se compran los billetes.

Sacamos dos billetes simples y continuamos siguiendo los carteles e indicaciones del suelo para llegar al andén correspondiente (S1 en nuestro caso).

Después de unas cuantas paradas y un trayecto en tren bastante largo llegamos a nuestra parada final: Marienplaz.

El hotel que habíamos reservado estaba a escasos 5 minutos de la parada de metro, por lo que no teníamos que coger ningún taxi ni cargar con las maletas durante mucho tiempo. Al salir de la estación de metro nos encontramos con la impresionante Marienplaz y nos quedamos super asombrados. Allí parados con nuestras maletas y con la boca abierta mirábamos cada detalle de aquella preciosidad.

Pero no era hora de sacar fotos, debíamos dejar las maletas y hacer el check in en el Living Hotel Das Viktualienmarkt, nuestro hotel elegido para pasar dos noches conociendo Múnich.

La ubicación de este hotel no puede ser mejor, en pleno centro, rodeado de bares y restaurantes y al lado de la histórica plaza del mercado Viktualienmarkt, de ahí su nombre.

La habitación que nos dieron era abuhardillada y por eso era más pequeña de lo que nos esperábamos. Pensamos si pedir un cambio o no pero al final nos quedamos con ella.
Aunque nuestros dos maletones entraban justos y abrirlos no era lo más cómodo del mundo por el reducido espacio, la habitación estaba muy bien, moderna, muy limpia y sin que se oyera ni un solo ruido pese a estar al lado del bullicio del mercado.

Dejamos las maletas, nos refrescamos un poco y salimos a conocer la ciudad de Múnich, el primer lugar que conocíamos en Alemania (ya que nunca habíamos estado en este país). Ganas a tope y modo «turisteo» ON.

Si queréis hacer un tour por la ciudad de forma organizada podéis entrar en la web de Civitatis y reservar un free tour donde al finalizar el recorrido cada persona entrega al guía el importe que considere oportuno en función de su satisfacción (no hay un coste en concreto, es como se suele decir «la voluntad»).

Lo primero que recorrimos, por cercanía, fue Viktualimenmarkt, un mercado al aire libre de frutas, verduras, quesos, jamón, flores y demás puestos donde poder comprar un montón de productos (hasta pata negra jajaja).

Somos unos amantes de los mercados, nos encanta recorrerlos y siempre picamos comprando algo, bien para comer en el momento o bien para llevarnos a España y en esta ocasión no fue distinto. Eso sí, ni boquerones ni chorizo jajaja.

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El mercado además cuenta con una cervecería al aire libre (Biergarten) donde poder tomar una cerveza o comer algo mientras se observa el ambiente del mercado.

Como teníamos bastante hambre y el tiempo era magnífico no lo dudamos y allá que fuimos a probar nuestra primera comida Alemana.

Decidimos probar el Wiener Schnitzel con patatas fritas y como no, su cerveza correspondiente. Pero no estábamos solos, dos alemanes super graciosos compartían mesa con nosotros y cuando nos trajeron la bebida brindamos y todo. ¿Quién dijo que los alemanes eran muy serios?

El mercado está cerrado los domingos y los sábados por la tarde, por lo que no vayáis en estos momentos si no queréis llevaros un chasco. Y muy cerca de este mercado al aire libre hay otro cubierto: Schrannenhalle con zonas para poder comer.

Con el estómago lleno y una primera impresión de Múnich buenísima continuamos nuestro recorrido acercándonos a la calle comercial Sendlinger Str, donde no pudimos evitar pararnos a sacar alguna foto a los preciosos edificios que la rodean.

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En esta calle se encuentra uno de los imprescindibles de Múnich: Asamkirche.
Esta pequeña iglesia barroca, construida en 1746 es todo un espectáculo. El fresco del techo es un trampantojo que ilustra la vida de San Juan Nepomuceno, al que está dedicada la iglesia y que nos dejó alucinados.

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Está considerada como uno de los más importantes ejemplos del Barroco tardío o Rococó y no me extraña. Las fotos no le hacen justicia a lo que se ve en directo.

Continuamos nuestro recorrido por la ciudad pasando por Sendlinger Tor, una puerta de ladrillo rojo restaurada del siglo XIV flanqueada por dos torres.

Muy cerca de aquí se encuentra otro lugar que llevaba apuntado para comer Andy´s Krablergarten pero como ya habíamos comido no nos acercamos.

Seguimos callejeando y nos acercarnos a ver la gran Marienplatz, esta vez sin maletas y bolsos a cuestas.

Esta vibrante plaza es el corazón del Alstadt (ciudad vieja) y está permanentemente llena de turistas y locales (bueno, ya veréis que madrugando no hay nadie jejeje).

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El nombre de Marienplatz proviene de la Mariensäule que literalmente significa columna de María, columna que ocupa el centro de la plaza. En su parte baja tiene cuatro angelitos que simbolizan las victorias frente a la guerra, la peste, la herejía y el hambre.

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Actualmente, la Marienplatz está flanqueada por el Nuevo Ayuntamiento al norte y el Viejo Ayuntamiento al este.

El Antiguo Ayuntamiento (Altes Rathaus) ha sido reconstruido varias veces a lo largo de la historia dándole en la última reforma su aspecto neogótico actual.
Alberga el Spielzeugmuseum (Museo del juguete), que expone casas de muñecas, coches de juguete y soldados de cobre, junto con una muestra que ilustra la historia de la muñeca Barbie.

La parte más antigua del ayuntamiento es la torre, construida entre 1180 y 1200, que formaba parte de las fortificaciones de la ciudad.  Este ayuntamiento me encantó y jamás hubiera dicho que era el antiguo, si no todo lo contrario, por la excelente conservación y las formas que tiene.

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El Nuevo Ayuntamiento (Neues Rathaus) de estilo neogótico tiene una impresionante fachada de casi cien metros de longitud y cuyo punto más alto (la torre central) alcanza los 85 m.

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Un elemento que causa mucho interés en Marienplatz es su carrillón (Rathaus-Glockenspiel) que consta de 43 campanas y 32 figuras de tamaño natural.
Todos los días a las 11 y 12 a.m (y a las 17 en verano también) este carrillón suena y representa durante 15 minutos aproximadamente, en su parte superior las bodas entre el duque bávaro Guillermo V y Renata de Lorena y en su parte inferior la «Danza de los toneleros».

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Al final del espectáculo, un gallo dorado muy pequeño en la parte superior del Glockenspiel canta en silencio tres veces, marcando el final del espectáculo.

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Otro de los elementos de Marienplatz es la Fuente del Pez (Fischbrunnen).

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Originalmente esta fuente sirvió como pozo para extraer el agua subterránea que circulaba antiguamente por el centro Múnich. También era el lugar donde los pescaderos dejaban sus cestas con el pescado vivo que más tarde iban a vender en el mercado que antiguamente se situaba en esta plaza.

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En el centro hay una columna decorada por cuatro figuras de bronce que representa a carniceros. Está coronada por la figura de un pez que recuerda al antiguo mercado y el uso que hacían de la fuente los pescaderos.

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Desde el mirador de la torre de la Iglesia de San Pedro hay unas vistas espectaculares a toda la plaza pero tuvimos mala suerte y la iglesia estuvo cerrada los dos días.
Las fotos que he visto son muy chulas y si podéis yo no me lo perdería (aunque hay que subir 306 cuantos escalones según leí). Es la torre que veis en la siguiente fotografía.

Continuamos callejeando hasta llegar al Teatro Nacional de Múnich.

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En julio (por desgracia) no había ni ópera ni teatro por lo que nos limitamos a fotografiarlo por fuera.

En esta plaza se encuentra un restaurante muy recomendado: Spatenhaus an der Oper, un local muy bonito y con unas vistas magníficas al teatro.

La siguiente parada era Odeonsplatz.
En esta plaza se encuentra Feldhernhalle, inspirada en la Loggia dei lanzi de Florencia y, salvando las diferencias (por amplitud, número de estatuas etc), la verdad es que nos recordó bastante.

Esta logia fue erigida en honor al Ejército bávaro y en ella se encuentran estatuas de líderes militares.

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En esta plaza se encuentra también la Iglesia de los Teatinos (Theatinerkirche), una iglesia católica de estilo barroco con una llamativa fachada rococó color ocre y una cúpula de cobre.

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Desde esta plaza se pueden observar las cúpulas de las dos torres de la catedral y la preciosa calle Residenzstrabe con sus característicos edificios.

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Y en esta misma plaza se encuentra otra de las principales atracciones de Múnich: Residenz München o Residencia de Múnich la atracción principal de Múnich donde se exponen los magníficos tesoros y antigüedades de los Wittelsbach.
El complejo de edificios contiene 10 patios y el museo consta de 130 habitaciones. El antiquarium es una de sus partes más famosas.

Y si, tenemos delito, pero no entramos. Esta visita nos iba a llevar todo el tiempo que nos quedaba y nos dio pereza. Además con el tema Covid no nos hacía mucha gracia. Si volvemos entraremos para completar las visitas de la ciudad.

Os dejo el enlace a su página web para que podías ver horarios y precios de las entradas.

Al lado de Residenz está Hofgarten, un parque en cuyo centro se encuentra el Templo de Diana. Un bonito lugar para descansar y disfrutar de los artistas callejeros que suelen estar aquí con música y bailes.

Dejamos el parque a un lado para admirar la vista frontal del bonito edificio de la Cancillería Estatal de Baviera.

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Y llegamos a uno de los lugares que más curiosidad nos despertaba en Múnich: Eisbachwelle, la famosa ola urbana a las puertas del gran Jardín Ingles.

Cada surfista espera su turno y se lanzan al río mientras cientos de ojos admiran, fotografían y graban cada movimiento que hace.

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Algunos se caen al instantes y otros se lucen sin problemas.

Aquí nos pasamos un buen rato y cuando ya teníamos fotos para aburrir decidimos continuar nuestro recorrido por Múnich.

Se había hecho bastante tarde, por lo que recorrer el Jardín Ingles (que es enorme y se compara con Central Park en Nueva York o Hyde Park en Londres) para ver su Templete Griego (Monopteros) o la Torre China (Chinesischer Turm) donde se encuentra la cervecería al aire libre más antigua de Múnich, no era una opción ya que queríamos llegar a ver la puesta de sol en Marienplatz.

Si disponéis de tiempo podéis pasear por él y además acercaros a una casa de té japonesa (Japanisches Teehaus) donde dos veces al mes un maestro japonés realiza la ceremonia del té. Una oportunidad única para ver este ritual fuera de Japón (país al que por cierto estamos deseando volver).

Por lo tanto, optamos por caminar ya en dirección al centro y recorrer una parte de Múnich no turística.

Pasamos por Isastor, una de las cuatro puertas principales de la muralla medieval y la única que ha conservado su torre principal.

Los frescos representan el regreso victorioso del emperador Luis después de la Batalla de Mühldorf en 1322.

Y llegamos a Marienplatz, con una luz de atardecer espectacular y un cielo empedrado precioso. Vaya broche para nuestro primer día en Alemania.

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Para cenar optamos por pedir para llevar unas ricas hamburguesas en una hamburguesería con muy buenas opiniones: Ruff´s Burger (Marienplatz).
El local es muy pequeño y estaba a tope y fuera ya empezaba a refrescar por lo que, como estábamos a un paso del hotel, nos las comimos tranquilamente en la habitación.

Terminaba así un intenso día, aprovechado a tope, agotados pero super contentos porque esta ciudad nos estaba encantando.

Día 2: Múnich

Hoy el día amanecía tristón, con un cielo apagado pero afortunadamente sin lluvia.

En el hotel no teníamos el desayuno incluido por lo que decidimos ir a una cafetería que llevaba fichada: Schmalznudel-Cafe Frischhut.

Un local muy auténtico, con muy buenas opiniones y con unos bollos típicos y un café muy rico.

Nos dejamos aconsejar y nos pusieron dos variedades, no sé deciros cual estaba mejor porque nos encantaron, incluso repetimos (sí, somos unos glotones golosos jajaja). Tuvimos que pagar en efectivo ya que no aceptaban tarjetas por lo que tenedlo en cuenta por si no cambian esto (cosa rara, pero bueno).

Con las pilas puestas comenzamos las visitas que tenía programadas para hoy.

En el mercado estaban comenzando a abrir los puestos, y pese a que ya lo habíamos recorrido no pudimos evitar sacar alguna foto más.

Pasamos por la iglesia Heilig Geist y vimos que estaba abierta (la torre que veis en la fotografía anterior pertenece a ella) por lo que no dudamos en entrar y admirar sus impresionantes frescos del techo.

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Después de esta breve parada nos dirigimos a Marienplatz y si, volvimos a sacar la cámara, es imposible no hacerlo.

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Continuamos caminando hasta llegar a nuestra primera visita «oficial» del día: La Catedral de Múnich (Frauenkirche) mucho más austera y sencilla que otras iglesias de Múnich.

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Construida entre 1468 y 1488 es la iglesia más alta de la ciudad y está coronada por dos torres gemelas bulbiformes que alcanzan los 99 metros de altura.

Uno de sus puntos más famosos es la «Huella del Diablo» (que nosotros no pudimos ver ya que estaba tapada) con una bonita leyenda detrás.
Cuenta la leyenda que el diablo hizo un trato con el constructor para que no hubiera ventanas en esta iglesia. Pero el demonio fue engañado por el inteligente constructor, que dispuso las columnas de manera que no se viera ninguna ventana desde cierto lugar a la entrada del templo.
Cuando el demonio descubrió que había sido engañado la iglesia ya había sido consagrada pero dejó la pisada a la entrada donde estuvo.

Tiene un mirador en una de sus torres pero nos lo encontramos cerrado. No estábamos teniendo suerte con los miradores en Múnich, como siempre digo, una buena excusa para volver.

Junto a la catedral se encuentra el edificio de Hirmer, una tienda de ropa muy conocida con una fachada preciosa.

De hecho, tenemos bastantes fotos de fachadas, es un elemento que nos llama mucho la atención en los viajes.

Y ahora tocaba alejarse del centro y coger el metro. Viajando con un apasionado del motor no podía faltar la visita al Museo BMW y al BMW Welt.

Para consultar los horarios y precios de las entradas (no es gratuito) os dejo el enlace a su página web.

Desde aquí ya se puede ver la Torre Olímpica de Múnich (Olympiaturm) con un mirador (no gratuito) desde donde divisar todo Múnich con el telón de fondo de los Alpes y un restaurante Restaurant 181 con bastante nivel.

El museo BMW he de confesar que me encantó, me esperaba aburrir si os soy sincera, pero no.

La colección de coches y motos antiguas me encantó, os dejo algunas fotos del recorrido.

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El museo va mostrando la evolución de los modelos de la marca y es un auténtico viaje en el tiempo.

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Las oficinas centrales de BMW (que no son de acceso público) y la sala de exposiciones de BMW Welt están conectadas con el edificio del museo.

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Terminada la visita y viendo que ya era la hora de comer, decidimos acercarnos a la cervecería al aire libre Olympiaalm.

Repetimos hamburguesas con patatas (ni punto de comparación con las que comimos la noche anterior pero bueno, no estaban mal) y descansamos allí un rato.

Con las pilas cargadas decidimos dar un paseo por la zona del Olympiapark. Os dejo un mapa para que veáis las diferentes zonas que hay.

El Olympiapark fue construido para los Juegos Olímpicos de verano de 1972.
Nosotros optamos por subir directamente a un mirador desde donde poder observar toda la zona ya que tampoco teníamos tanto tiempo. Mirad que bonita la panorámica.

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Dimos por finalizadas las visitas y nos dirigimos al metro para ir a otro punto fotográfico alejado del centro pero que no quería perderme: Endless Staircase. Una escalera que no lleva a ningún lugar, curioso ¿verdad?

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Esta escultura de Olafur Eliasson es una visita obligada para los amantes de la arquitectura o de la fotografía. Fijaros que formas más curiosas hace.

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Ya no se puede subir por las escaleras (hay un cartel que lo indica expresamente), está abierta las 24 horas y es gratuita ya que se encuentra en el patio de un edificio de oficinas. Si tenéis el tiempo justo es una visita prescindible ya que no hay nada turístico por los alrededores.

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Volvimos al centro y nos acercamos a ver otra de las antiguas puertas de la ciudad de Múnich: Karlstor.
Originalmente, junto a la puerta había tres torres, lo que se ve ahora es una recostrucción que poco tiene que ver con las originales medievales.

Había una gran manifestación en la plaza Karlsplatz con mucha policía por lo que optamos por darnos la vuelta y hacer una breve parada para visitar la Iglesia de San Miguel (Michaelskirche).

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En esta zona hay un restaurante que llevaba apuntado como recomendado: Weinhaus Neuner pero estaba completo para cenar ese día.

Y ¿Dónde habéis visto también esta estatua?
Se llama Sitzender Keiler y es un jabalí que tiene muchos primos por Europa. A nosotros nos recordó de inmediato a nuestra querida Florencia, con su famoso Porcellino en la Piazza del Mercato.

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Decidimos ir al hotel a descansar un rato, cambiarnos y ya ir a cenar a uno de los lugares más famosos y turísticos (todo hay que decirlo) de Múnich: Hofbräuhaus am Platzl.

Esta cervecería del siglo XVI tiene música en directo, una decoración muy chula y comida tradicional.

En la puerta de la cervecería nos dijeron que por tema de aforo tenían que apuntarnos en la lista de espera y debíamos volver en media hora. Vale, nos marchamos e hicimos tiempo.

Volvimos, nos sentamos en una mesa y esperamos.
Y esperamos, esperamos y esperamos haciendo señas a los camareros sin que nos hicieran el más mínimo caso. Y no es porque hubiera mucha gente, que como veis en la foto no era así.
Aburridos y bastante cabreados porque llevábamos más de media hora allí decidimos marcharnos y buscar otro sitio para cenar. Por esto mi opinión del lugar no es muy buena, pero no quiero condicionar a nadie porque todas las opiniones que había leído eran muy buenas.

Nuestro restaurante de última hora (era ya tardísimo) fue el Hard Rock Café Munich. Con esta pequeña decepción terminaba el segundo día en Múnich.

Día 3: Múnich-Oberammergau- Iglesia de Wies- Füssen

El despertador sonó muy temprano. Hoy dejábamos Múnich pero ese no era el motivo.
Queríamos acercarnos hasta Marienplatz a primera hora para poder disfrutarla sin el ajetreo de gente que la habíamos visto los días anteriores y al estar alojados a un paso de la famosa plaza, este «antojo» fue fácil.

La plaza, desierta, nos recibía con los brazos abiertos. Solamente la compartíamos con una pareja de novios y su fotógrafo.

Baviera
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Que diferentes se ven los lugares así y cuanto los disfruto. Da mucha pereza madrugar y más cuando no te has acostado temprano, pero cuando tienes una recompensa así se te pasa el sueño y el cansancio de golpe.

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Los globos de la pareja de novios también nos dio juego para alguna fotografía, pero intentamos no meternos en medio y que tuvieran una bonita sesión de fotos.

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Decíamos, ahora sí, adiós a esta plaza que nos había conquistado desde el minuto uno.

Volvimos al hotel, descansamos un poco y nos zampamos el desayuno que habíamos comprado en una panadería de la plaza (hoy la cafetería de los bollos riquísimos estaba cerrada por descanso).
Hicimos las maletas, el check out y con todos los trastos cogimos el metro que nos llevaría de nuevo al aeropuerto. Esta vez sería para recoger el coche de alquiler y no un avión.

Al chico que nos atendió le indicamos expresamente los países que recorreríamos con el coche (esto es MUY IMPORTANTE por si pasa algo en otro país con el coche). Este viaje era un combinado con Suiza y Alsacia por lo que pagamos el sobrecoste y fuimos en busca de nuestro coche de aventuras.

Estuvimos valorando si visitar el Palacio de Nymphenburg, a las afueras de Múnich, pero finalmente lo descartamos por falta de tiempo. El complejo enorme de edificios de estilo barroco rodeados de preciosos jardines fue la residencia de verano de la familia real y si hubiéramos tenido un día más en Múnich sin duda lo habríamos visitado.
Os dejo el enlace a su web donde podéis ver además de fotos del palacio, los horarios y precios que tiene.

Nuestra primera parada del road trip: Iglesia de Wies (Wieskirche).

Esta joya del rococó situada en medio del campo es una de las iglesias barrocas más conocidas de Baviera y es Patrimonio Mundial de la Unesco.

En 1730 un granjero fue testigo de un milagro. Vio que la estatua de Cristo estaba llorando, lo que provocó una avalancha de peregrinos a la zona. Por ello, el abad local encargó la construcción de una nueva iglesia para albergar la estatua.

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En su interior hay ocho columnas coronadas por capiteles dorados y decoraciones en forma de volutas. Su cúpula, sin apoyos, adornada con un fresco de la resurrección de Cristo es una verdadera maravilla.

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Tuvimos que hacer un poco de tiempo ya que en la iglesia había misa y no se admitían visitas. Esto no fue un problema porque amenizamos la espera con un riquísimo bretzel. Además, un grupo de música que estaba tocando en el restaurante puso la guinda a la espera. Por cierto, el aparcamiento es de pago, que no os lo había dicho.

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Después de esta parada nos dirigimos a uno de los pueblos que más ganas tenía de conocer en este viaje: Oberammergau.

En este pueblo hay varios aparcamientos de pago. Nosotros vimos un sitio libre en una de sus calles y aparcamos gratis.
En temporada alta y sobre todo fin de semana ya es otro cantar.

Este pueblo destaca por sus casas tradicionales pintadas, es un pueblo de cuento como leímos y ahora veréis porqué.

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Os presento la casa de Caperucita Roja. Y es que esta casa tiene en su fachada pintado este popular cuento. Alucinados nos quedamos con lo bien que estaba conservado y el detalle de las pinturas.

Y al otro lado de la calle otro famoso cuento relatado en la fachada de una casa: Hansel y Gretel.

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Lo mismo, preciosa.

Esta es la fachada principal pero la «casita» es todo lo que veis en la siguiente fotografía.

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Ambas casas se encuentran en la calle Ettaler Str, a las afueras del pueblo, pero se puede ir andando perfectamente.

Nos dirigimos ahora hacia el centro del pueblo, sacando fotos a casas no tan nombradas como las anteriores pero con detalles muy chulos.

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Baviera

La iglesia de San Pedro y San Pablo es otro de los puntos a visitar en Oberammergau, con su torre terminada en una bonita cúpula.

Como estaba cerrada no pudimos ver su interior, por lo que continuamos el recorrido hasta llegar a otro de los puntos fuertes: Pilatushaus.

La particularidad de esta casa no es solo la decoración que tiene en su fachada (como habéis visto en las anteriores) sino que añade un efecto 3D en sus pinturas llamado Lüftmalerei (murales con ilusiones ópticas).

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Sus columnas pintadas se aprecian en tres dimensiones a medida que te acercas a ellas.

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En su interior tiene una galería de pintura tradicional y talleres con demostraciones de artesanos locales. Y su fachada de acceso es la que os muestro a continuación, con más columnas con efecto 3D.

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El hambre apretaba y vimos un restaurante con unas pizzas muy apetecibles: La Montanara. Nos sentamos en su terraza al hacer tan buen tiempo y pedimos dos super pizzas que nos supieron a gloria.

Después de esta parada continuamos con las visitas del pueblo, acercándonos a ver la casa donde está representada La Pasión de Cristo.

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Esta es otra pintura, pero La Pasión se representa «de verdad» cada año terminado en cero (y algunos otros años si sucede algo) desde el s.XVII como agradecimiento colectivo del pueblo por haber evitado una plaga. El pueblo participa en la obra, con trajes de la época para interpretar sus papeles.

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Os enseño algunas otras casa que nos encontramos callejeando por el pueblo. Así es como os recomiendo visitarlo, no es enorme y caminando descubriréis muchos rincones y tiendas muy interesantes.

El pueblo también es famoso por sus tallas de madera, por lo que si os gustan los recuerdos de este tipo podéis aprovechar y comprarlos aquí.

Y con estos últimos detalles nos despedíamos de un pueblo de cuento.

Continuamos el viaje ya que nuestro siguiente destino era el Lago Eib (Eibsee) donde además de ver el lago queríamos subir a la montaña más alta de Alemania: Zugspitze.

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Pero al llegar allí vimos que las nubes cubrían las cimas de la montaña por lo que era ridículo pagar por subirnos en el teleférico Eibsee-Seilbahn ya que no íbamos a ver absolutamente nada (y las previsiones no eran buenas).
En días despejados, desde lo alto se pueden ver cuatro países y se puede llegar con el teleférico Gletscherbahn al glaciar Zugspitze. En otra ocasión será.

El lago es una preciosidad, de un color turquesa, aguas claras y un montón de pinos rodeándolo.
Buscamos un rincón tranquilo y sin gente para sentarnos y disfrutar de este paisaje como se merecía, con nuestra mantita y nuestro picoteo. Estos momentos de relax y desconexión en los viajes nos encantan.

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Tenía pensado hacer una ruta por él en función del tiempo del que dispusiéramos. Si hacíamos la ruta completa eran 7 kilómetros y si preferíamos acortarlo hasta uno de los puntos fotográficos que había elegido eran 2 kilómetros.
De esta forma podíamos admirar el lago desde diferentes ángulos, sus reflejos, sus «islitas» tan chulas (hay un fondo de pantalla que es precisamente este lago a vista de pájaro, espectacular) incluso un atardecer con enrosadira incluida o alquilar una canoa.

Pero cuando en un espacio natural te «pisas» con la gente por los senderos marcados (es totalmente accesible, con pasarelas, sin pendiente y donde tienes que seguir la ruta marcada) a mí me desmotiva y pierde todo el encanto.
Este lugar ha quedado pendiente para una segunda visita a Baviera, prefiero que sea así a recorrerlo agobiada en un día festivo donde está a tope (cosa que no sabíamos, si no ni nos habríamos acercado).

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Una visita que se puede hacer en los alrededores es el Castillo de Linderhof. Es el más pequeño de los tres palacios construidos por Luis II de Baviera y el único que vio terminado. Su interior es de estilo rococó y sus jardines se merecen un buen paseo. Os dejo el enlace a su web donde podéis ver los horarios, precios de las entradas y fotos del castillo.

Nosotros ya no llegábamos para poder verlo con tiempo antes de que cerraran. Si hubiéramos sabido que el lago iba a estar así de lleno y que las nubes no nos dejarían subir en el teleférico, habríamos eliminado esta parada e ido al castillo directamente. Pero preferimos naturaleza y nos salió mal la jugada.

Otra visita chulísima y que tuve que eliminar del recorrido porque no lo íbamos a ver a las horas que queríamos, era Wagenbrüchsee. Un lago con preciosas montañas de fondo y casitas de madera, el escenario ideal para sacar unas fotazas al amanecer. Apuntadlo si tenéis más días por la zona.

Con este pequeño mal sabor de boca de Zugspitze y el Lago Eib continuamos el viaje poniendo rumbo a Füssen. Eso si, sin poder resistirnos a fotografiar los paisajes que íbamos viendo por el camino que eran una preciosidad y nos hacían olvidarnos del «chasco» anterior.

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Hoy dormiríamos en Füssen y para esta noche había elegido un hotel muy especial.
Y es que esta era la visita estrella del viaje por Baviera y quería que fuera algo que no olvidáramos. ¿Cuál es esa visita? Ya os la imaginareis: El impresionante y mundialmente conocido Castillo de Neuschwanstein.

El hotel Ameron Neuschwanstein Alpsee Resort & Spa, ubicado desde donde salen los recorridos y los autobuses para ver el famosos castillo, es un precioso hotel con piscina cubierta y unas impresionantes vistas a los dos castillos y al lago (Alpsee).

La habitación (al igual que todo el hotel) decorada con muy buen gusto y muy acogedora.

No es un hotel económico pero era nuestro capricho del viaje.
Pensamos que si el tiempo no acompañaba para hacer y ver lo que queríamos, al menos estaríamos en un hotelazo descansando y dándonos un relajante baño y un masaje.

Dejamos el equipaje y decidimos ir a dar una vuelta por los alrededores del hotel.

Lo primero que fotografiamos (desde abajo) fue el Castillo de Hohenschwangau. Este castillo fue la residencia de infancia del rey Luis II de Baviera y fue construido por su padre, el rey Maximiliano II de Baviera.

Lo segundo fue el famoso Castillo de Neuschwanstein, también desde abajo y desde la distancia, con la perspectiva que teníamos desde el hotel.

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Esta fue nuestra primera imagen pero me reservo para después todo el relato de este castillo.

Nos acercamos hasta el lago admirando el precioso edificio que tiene el hotel a modo de terraza y restaurante.

Y ya en la orilla del lago alucinamos con lo que teníamos ante nuestros ojos: un atardecer espectacular.

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Y lo mejor: con una tranquilidad absoluta.

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Allí estuvimos hasta que el sol se escondió. Vaya momentazo inesperado que habíamos tenido. No podíamos estar más contentos.

Nos fuimos a la habitación y cenamos los bocadillos que teníamos preparados. Al día siguiente tocaba madrugar muchísimo y no queríamos estar cansados para el gran día.

Teníamos apuntado el restaurante Il Pescatore y el restaurante La Perla en Füssen para cenar allí y dar una vuelta pero optamos por descasar. Tocaba soñar con lo que nos esperaba porque las previsiones eran muy pero que muy buenas.

Día 4: Füssen-Ruta por Suiza y Alsacia (en otro post)-GengenbachTriberg-Fin del viaje

Suena el despertador a horas intempestivas. Fuera todavía es de noche. Nos ponemos la ropa de treking, cargamos con nuestros equipos y salimos del hotel. No se oye ni un ruido y no hay ni un alma por los alrededores.

Saco el mapa que tengo y las instrucciones de cómo llegar al castillo a pie. Si señores, a pie. Y es que para ver este castillo hay básicamente dos formas:

  • Comprar un ticket en el Ticket Center para subir con el resto de turistas en un autobús (os dejo el enlace a su web donde se indican los horarios, precios y desde donde se pueden comprar los tickets de forma anticipada)
  • Subir andando
  • Contratar un tour desde Múnich a través de Civitatis con muy buenas opiniones y sin preocuparte de nada. También tienen un combinado del Castillo de Neuschwanstein y del palacio de Linderhof en este link de Civitatis. Si lo contratas a través del link, a ti no te costará nada y me ayudaras al mantenimiento del blog agradeciéndotelo mil millones.

También hay carros de caballos pero yo no los recomiendo para nada. Los coches particulares están prohibidos y no se puede llegar con ellos hasta ninguno de los dos castillos.

Os dejo el mapa que aparece en la web del Ticket Center aunque nosotros nos basamos en la ruta que diseñamos desde Google Maps para poder acortar. Es decir, comenzamos por la carretera pero luego nos metimos por pleno monte.

www.hohenschwangau.de

El hecho de subir andando fue por dos motivos: poder ver el amanecer (y a esas horas no había autobús) y disfrutarlo en soledad. Para bajar haríamos lo mismo, andando.

Y ¿Dónde teníamos pensado ver el amanecer? No podía ser de otra forma, en el famoso Puente de Marienbrüke desde donde se tienen unas vistas impresionantes al Castillo de Neuschwanstein (las mejores).

No os voy a mentir, el ascenso por el monte para acortar y llegar antes y encima sin desayunar no fue un camino de rosas. Factible, claro que si, no hay que ser atleta profesional para hacerlo, pero vamos, de cómodo y relajado nada.

Sin embargo todo el esfuerzo tuvo su recompensa cuando llegamos al inicio del puente y vimos que estábamos SOLOS, sin colas, sin ruidos, solo los pajarillos cantando y….. ALLÍ ESTABA EL CASTILLO MÁS BONITO QUE HABÍA VISTO EN MI VIDA, con un amanecer precioso y con mi marido a mi lado para compartirlo. Qué mas podía pedir. NADA, era perfecto, tan perfecto que me eché a llorar de la emoción, como una niña pequeña.

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Después de tantos años viajando, tantos lugares visitados, que llegues a un lugar que haga aflorar estas emociones es increíble y Neuschwanstein lo consiguió.

No sé si me habría sorprendido tanto si lo hubiera visto a medio día y con 30 personas a mi lado poniendo poses imposibles con modelitos sacados de contexto. Probablemente, el momento habría quedado «empañado» y no habría sentido lo mismo. El esfuerzo del madrugón y la suerte con el tiempo, hizo que no lo viviera así y que este lugar y ese momento se fuera de forma directa a la lista de los mejores momentos de mi vida viajera.

Dejamos las maravillosas vistas del castillo desde el puente y caminamos por el sendero que sale desde el otro lado.

Otra vez a subir. Y yo entre la subida inicial, la emoción y no haber comido nada estaba que me iba a dar un jamacuco jajaja. Pero el amanecer es muy corto y no se puede desperdiciar, por lo que había que hacer un último esfuerzo para llegar a otro mirador aprovechando la luz bonita. Ya después comeríamos lo que llevábamos en la mochila.

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Los tonos naranjas tan característicos del amanecer se iban suavizando y el sol poco a poco iba iluminando los campos. La vista seguía siendo impresionante, de cuento, de postal total.

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Y lo mejor, continuábamos estando solos. Y es que eran las seis y media de la mañana y a esas horas no hay muchos locos que no solo madruguen, sino que se «coman» un treking para estar allí al amanecer jajaja.

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El castillo de Neuschwanstein lo mandó construir el rey Luis II de Baviera en 1869. En esta época los castillos ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico.
Su nombre original era Nuevo Castillo de Hohenschwangau en honor al castillo donde el rey pasó gran parte de su infancia.

Desde este mirador también podíamos ver dicho castillo, rodeado de montañas y lagos, un paisaje precioso sin duda.

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Este impresionante castillo nació en la imaginación de Luis II como una pura fantasía romántica de un castillo medieval idealizado que combinara con las montañas y los lagos de los alrededores.

Luis II sufragó la construcción del castillo con sus propios recursos monetarios y con la asignación del Estado. Al Contrario de lo que comúnmente se piensa, sus construcciones no fueron una carga insostenible para los recursos del reino.

Pero los medios privados del rey no alcanzaban para pagar todos sus proyectos, por lo que tuvo que depender de préstamos para continuar y en 1885 se vio amenazado con un posible embargo. Las disputas sobre las deudas del gobernante llevaron a que un año después el gobierno bávaro incapacitara al rey y le forzaron a abandonar un castillo al que nunca jamás regresaría. Un final muy triste para un romántico incomprendido, que a mi parecer de «Rey Loco» tenía poco.

Dejamos este mirador para seguir subiendo y llegar hasta otro punto desde donde podíamos ver el frontal del castillo. Pero antes tocaba comer el «pre desayuno» que llevábamos en la mochila compuesto por una manzana y un zumo.

La luz ya no era tan increíble como la del amanecer pero no queríamos perdernos esta panorámica.

¿Qué os parece este nuevo punto de vista? Precioso ¿verdad? Y con el teleobjetivo de la cámara pudimos ver los detalles del castillo.

Podíamos seguir subiendo por el sendero, de hecho hay una panorámica del castillo con los lagos de fondo espectacular, pero no sabía exactamente si la veríamos desde el sendero (muchas fotos de internet están hechas con dron). Además, aunque no andábamos justos de tiempo, tampoco nos sobraba, y como teníamos todas las perspectivas que queríamos del castillo decidimos comenzar a bajar por el mismo camino que habíamos subido.

No pudimos resistirnos a sacar nuevamente unas fotos en el primer mirador. La luz no era la misma que al amanecer y el castillo estaba en sombra (se iluminaba exclusivamente la punta de su torre más alta) pero ya de estar allí no nos costaba nada y somos un horror para pasar por un punto impresionante y no pararnos, es superior a nosotros jajaja.

Poco a poco el sol fue iluminando también otra de las torres. Parecía que fuera a salir una princesa por ellas a saludarnos jejeje. Una preciosidad.

Y a medida que pasaban los minutos el sol seguía iluminando más partes del castillo y podíamos ir admirando este cambio, y sí, seguíamos solos porque no habían comenzado a subir los autobuses ¡bien! jajaja.

Continuamos nuestro camino de regreso llegando al puente donde empezó todo y esta vez ya tuvimos que compartirlo con unas cuantas personas, nada agobiante porque eran cuatro contadas, pero ya no era lo mismo.

Con el castillo prácticamente iluminado dábamos por finalizada esta aventura, una de las más épicas y bonitas de mi vida viajera.

Como todavía teníamos tiempo hasta la hora a la que habíamos reservado el turno de desayuno, decidimos que en vez de bajar directos caminaríamos un poquito más para poder ver el castillo de cerca.

Este corto camino desde Marienbrücke también es muy bonito. No es del nivel del anterior pero merece la pena.

En un primer mirador se puede ver el castillo de Hohenschwangau rodeado de las bellas montañas y los lagos Alpsee y Schwansee.

Y a medida que avanzas aparece el imponente castillo de Nesuschwanstein para poder fotografiarlo desde otros ángulos.

Ya en la puerta de entrada del castillo nos encontramos con el primer grupo de turistas que estaban esperando a que comenzara su visita.

La entrada es muy recomendable reservarla con anticipación a través de la web (es la misma que os indiqué anteriormente), ya que tiene aforo limitado y en épocas de mucho turismo se agotan rápidamente o contratar un tour a través de Civitatis.

En el interior no se permiten ni fotos ni vídeos, pero si queréis ver algunas de sus estancias, podéis mirar en internet para saber si es una visita que os gustaría hacer o no.

Y ahora sí, comenzaba nuestro camino de regreso al hotel, bajando todo lo que habíamos subido. Que gran mañana, que recuerdos más bonitos nos llevábamos en nuestras retinas y en nuestros corazones (y en nuestras cámaras, claro). Como nos has conquistado.

Ya en la habitación nos pegamos una reconfortante ducha, nos cambiamos y nos fuimos a desayunar. Y que pedazo desayuno, no solo por la variedad y la calidad sino por la elegancia de la sala y las vistas que teníamos desde nuestra mesa.

Reservar el desayuno es caro, pero os recomiendo no perdéroslo (cuando hay salmón ahumado a mí ya me han conquistado jejeje). Además, había cocina en directo, un lujazo y una gran recompensa a nuestro esfuerzo mañanero jejeje.

De haber tenido más tiempo hubiera estado genial pasar otra noche aquí, no solo por disfrutar del hotel, sino por hacer lo mismo pero al atardecer ya sabiendo el camino y todo. Además, habríamos aprovechado a visitar el castillo de Hohenschwangau, que estaba cerrado, y el Museo de Reyes Bávaros. Por lo que, cachis, vamos a tener que volver jajaja.

Hicimos el check out del hotel y pusimos rumbo a lo que sería nuestra segunda parte del road trip: Suiza. En el enlace podéis ver todo lo que vimos en esta parte del viaje.
La tercera parada fueron los preciosos pueblos de Alsacia, en Francia, que tendréis en breve en el blog.

Pero como esta entrada es de Alemania, doy un salto para la última zona que visitamos del país: la Selva Negra.

Nuestro paso por la Selva Negra se limitó a visitar algunos puntos de regreso a Múnich desde la zona de Estrasburgo, y nos dejamos en el tintero para otra ocasión lugares como el Lago Constanza, Stuttgart, Baden-Baden, Schiltach o Ulm.

Gengenbach fue nuestra primera parada. Un pueblecito encantador con calles empedradas, casitas con entramados de madera, su torre del reloj y su plaza que está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Alemania. No me extraña que Tim Burton lo eligiera como escenografía de su película Charlie y la fábrica de chocolate.

Dejamos el coche en un parking del pueblo y nos adentramos caminando al centro.

En la Plaza del Mercado (Marktplatz) se encuentra el ayuntamiento (Rathaus) del siglo XVIII, decorado muy «cuqui» con flores en cada una de sus ventanas.
Estas ventanas (24 para ser exactos) se convierten en un calendario de adviento que se ilumina de noche en Navidad. Es el calendario de adviento más grande del mundo y tiene que ser una maravilla ver como cada tarde noche desde el 30 de noviembre al 23 de diciembre se ilumina cada una de sus ventanas. Además, podréis disfrutar de su mercado de navidad, uno de los más famosos de Alemania.

En su fachada se encuentran en lo alto las figuras de la justicia y la prudencia y, entre ellas, un águila con el escudo de armas de la ciudad.

En esta plaza también se encuentra la característica fuente con la estatua de un caballero del siglo XVI que descansa sobre un escudo y porta el mapa de la ciudad. Esta estatua es un símbolo del estatus medieval de Gengenbach como Ciudad Imperial Libre.

Y sin salir de esta plaza podemos ver al fondo la Torre de la Puerta Superior (Obertorturm) con un reloj y un águila dibujada en ella.

Para los amantes de los museos, en la plaza se encuentra la Casa Museo Löwenberg donde se puede ver cómo era una casa patricia del siglo XVIII.

En el otro extremo de la plaza se encuentra la Torre Kinzigtor (Kinzigtorturm) mucho más esbelta y alta que la anterior, ya que tenía como función principal la defensa de la villa.

Cruzamos la puerta para verla desde el otro lado, donde pudimos apreciar nuevamente un águila dibujada en ella. En esta torre se encuentra el Museo de Historia Militar de la Guardia Ciudadana por si os gustan este tipo de museos. Nosotros no entramos.

Nuestra siguiente visita fue la Iglesia de Santa María (Stadtkirche Sankt Marien) con su característica torre barroca del campanario.

Su interior es una maravilla y os recomiendo no perdéroslo. Está llena de frescos y su colorido la hace muy especial, nos impresionó muchísimo y además nos sirvió de refugio del calorazo que teníamos.

Adosada a la iglesia se encuentra el antiguo monasterio benedictino de Kloster Gengenbach. En la muralla de esta abadía hay una puerta por la que se puede pasar a ver su huerto de hierbas aromáticas y medicinales (kräutergarten).

Después de esta visita decidimos callejear por Gengenchach, la mejor forma para descubrir el centro histórico.
Sus calles más famosas son Engelgasse y Höllengasse, llenas de rincones fotogénicos, con casas con entramados de madera, colores y flores como si de un decorado se tratase. Una preciosidad.

Otra de las visitas que se puede realizar es el Museo de los tontos (Narren Museum) donde se expone el curioso carnaval de Gengenbach (nosotros no entramos).
Está situado en la Torre Niggel (Niggelturm) fuera de las murallas de la ciudad, ya que era una torre de guardia y prisión.

Dábamos por finalizada nuestra visita a este precioso pueblo, nos habría encantado estar un poco más de tiempo, pero nos esperaban otras visitas muy interesantes. Próxima parada: Triberg.

Nos adentrábamos en la Selva Negra para ver algo que me producía mucha curiosidad: los cucos más grandes del mundo.

Nuestra primera experiencia con estas «peculiares casas» fue muy cerca de Schonach, Weltgrösste Kuckucksuhr.
El primer reloj de cuco más grande del mundo entró en funcionamiento en 1980 y en su construcción Joseph Dold tardo tres años. Podéis ver los horarios y precios en su web.

La casa del cuco es una monada, diría que una cucada pero queda muy repetitivo jajaja. De estilo a las que hay en esta zona de Alemania pero con un «huésped especial».

Cada hora completa y cada media hora la puerta se abre y el cuco sale y lo podéis grabar y fotografiar.

Es curioso pero os he de confesar que me decepcionó. Al cuco parecía que le faltaban pilas jajaja, cantaba super despacio, el pajarito no era nada adorable y además como fuimos a una hora que cantaba pocas veces pues fue «un visto y no visto». Pero bueno, ya que habíamos pagado la entrada quisimos amortizarla y ver el mecanismo del reloj.

Dentro de la casa del cuco una amable señora nos explicó el funcionamiento y las dimensiones del mecanismo y pudimos ver más relojes fabricados de forma artesanal.

Visita finalizada, por lo que nuevamente nos montamos en el coche y continuamos la ruta hasta llegar al pueblo de Triberg donde el Café Schäfer nos esperaba con su famosísima Tarta de la Selva Negra.
Era un pecado no probar esta tarta estando en la Selva Negra ¿no creéis?

Aparcamos en un parking y nos acercamos a la cafetería. Con una decoración vintage y más de 150 años a sus espaldas sirviendo esta tarta y usando la receta original de 1915 para prepararla.

Las expectativas eran altas y vaya si se cumplieron. Además, por la hora que era estaba casi vacía por lo que pudimos comernos nuestra pedazo tarta con un café con total tranquilidad.
¿Estaba rica? Muy muy rica, a mí me gusta con menos alcohol, pero no dejamos ni las migas jajaja. Para quién no conozca esta tarta os lo resumo: varias capas de bizcocho de chocolate empapadas con brandy de cereza, nata y cerezas amargas y cubierto de nata y virutas de chocolate.

Actualización: es una pena, pero ahora esta cafetería está cerrada ya que sus dueños se han jubilado. Pero si os acercáis por Triberg buscad alguna otra alternativa o mirad si por un casual les han relevado y siguen ofreciendo su receta secreta para poder probar la mejor tarta de la Selva Negra en la propia Selva Negra.

Con nuestro café y nuestra tarta estuvimos valorando si acercarnos hasta la catarata más alta de Alemania: Cascada de Triberg (Triberger Wasserfälle) con siete niveles, una caída total de 163 metros y un acceso con un sendero asfaltado muy sencillo.

Viendo la hora que era decidimos sacrificar esta visita. Si íbamos sería con trípodes para sacar la cascada con «efecto» y esto lleva su tiempo y no lo teníamos. Por eso nos dirigimos a Eble Uhren-Park, a ver el reloj de cuco más grande del mundo inscrito en el Libro Guinnes de los récords.

Este enorme cuco de cuatro metros y medio se puede ver sin necesidad de pagar entrada y está situado en una gran tienda de relojes (si se quiere ver el mecanismo sí que hay que pagar pero nosotros al verlo en el otro cuco no repetimos).

Misma sensación de que los cucos aquí no desayunan jajaja porque vaya ritmo.

Si estas cosas no os hacen gracia (yo tenía un reloj de cuco en casa de mi abuelo y me traía muy buenos recuerdos) y no queréis pagar entrada, con este último cuco sería suficiente. Pero lo que si que es cierto es que es más bonito el de Schonachbach, como habéis visto en las fotos.

Después de esta visita paramos en un área de servicio a comer unos bocadillos antes de reanudar nuestro viaje.

Nos despedíamos de Alemania, una visita corta pero que nos había encantado. Además nos animaba a planear otras escapadas para seguir conociendo este bonito país. Colonia y alrededores o Berlín están ya en lista.

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¡Salud viajeros!